La productividad es la relación entre la cantidad de bienes o servicios producidos y los recursos utilizados para producirlos. Un país altamente productivo tiene más capacidad de generar riqueza que uno con baja productividad y las posibilidades de mejor bienestar material dominan en el primero.
Con la finalidad de abordar aspectos originarios del concepto productividad, veremos el tema desde el punto de vista aristotélico, acerca de la función propia o tarea esencial comúnmente conocida como “ergón”.
Aristósteles nos dirige a la función propia del ser humano, como “actividad propia del ente que tiene razón”; es decir, “es una cierta vida”. Esta es una actividad del alma, acompañada de acciones razonables, en la que perdura el fin y la consecuencia desde el criterio del bien común, la justicia o la virtud.”Cuando la productividad está al servicio del bien, se constituye en una virtud humana.
La productividad es la piedra angular que determina si un país puede generar más valor con los recursos que posee, reducir la pobreza de manera sostenida y asegurar prosperidad intergeneracional. Sin productividad, no hay progreso duradero.
Para Smith (1776) la clave del aumento de la productividad reside en la división del trabajo, en tanto que en Ricardo introduce el término productividad relativa desde el punto de vista de su teoría de la ventaja comparativa.
América Latina: atrapada en una trampa de baja productividad
La CEPAL en su publicación “Repensar el desarrollo en América Latina y el Caribe” explica que en la región se presenta una paradoja de la convergencia en la acumulación de factores, y su equivalente en la productividad y a su vez el cierre de las brechas de ingreso. Establece un vinculo que incluye al desarrollo productivo, la productividad y empleo como uno de los once grandes transformaciones en el modelo de desarrollo. En su enfoque, reconoce las debilidades existentes en los gobiernos para mejorar la capacidad de suministrar los bienes públicos que se necesitan. En este sentido “parece ser el motivo por el que, a pesar de los logros alcanzados en los indicadores de educación, empoderamiento de las mujeres, salud y urbanización, no se ha logrado convergencia en lo referido a los ingresos o la productividad.”
Según la CEPAL (2023), la región presenta una productividad promedio por trabajador que equivale apenas al 40% de la de los países de la OCDE. En algunos países, como Haití, Nicaragua o Bolivia, esa proporción es aún más baja.
Afirma, que esto se traduce en un fenómeno peligroso: crecer sin transformarse. Es decir, más personas trabajando, pero en sectores de baja tecnología, escaso valor agregado e informalidad persistente.
Santiago Levy, afirma que la “combinación de alta desigualdad y pobreza con nulo crecimiento de la productividad presenta grandes retos para el diseño de políticas públicas.”Lamentablemente, nuestra región se presenta grandes disparidades en las productividades entre empresas grandes y pequeñas con empresas informales, y más preocupante se se considera que se tratan de economías donde la informalidad representa alrededor del 50%.
La publicación que elabora Trading Económics publicado en el 2025, señala que el top 3 de los países de mayor productividad están Irlanda (economía avanzada), Polonia (economía emergente) y Rumania (economía emergente). Varias economías del grupo de estas últimas resultaron con un ranking de productividad más elevado que los llamados países del G7.
No obstante esto, cuando se compara la productividad de Estados Unidos de América con Canadá, México y Brasil, Estados Unidos tiene la delantera y en el último lugar resultó Brasil.
Al preguntarnos que si la productividad es un motor de desarrollo, la respuesta es positiva. Mientras más elevada es esta más productivo es el país, y ella se constituye en un parámetro estructural del crecimiento sostenido, sin la necesidad de depender solo de la inversión, por eso hablamos que la inversión necesita ser productiva. Una mayor productividad genera más ingreso, más consumo, más inversión, más ahorro y más empleo. En consecuencia la mayor productividad crea más potencial para el bienestar de la población, incluyendo su educación, su salud y su esperanza de vida. Lógicamente para que sea sostenible, no basta con el incremento de la productividad; se necesita que los mecanismos de inclusión no sean atados. Estos deben ser promovido mediante un cambio de cultura, la educación, la responsabilidad familiar y de los marcos legales existentes en los países.
República Dominicana: crecimiento sin salto productivo
Datos del Consejo Nacional de Competitividad de la República Dominicana, en su publicación titulada la “Productividad: desde una Perspectiva Internacional” reconoce a la productividad laboral como un indicador importante en beneficio del crecimiento económico, la competitividad y el nivel de vida de la economía.
Además, señala que aunque “la República Dominicana ha logrado acercarse al promedio de la OCDE en este aspecto, aún se sitúa entre los países con una productividad laboral por persona empleada menor, ubicándose 52,446.5 dólares por debajo del promedio de la OCDE en 2023”
En este sentido, la alta informalidad (en torno al 50% del empleo), asi como las debilidades en el sistema educativo, la baja inversión en innovación y la escasa articulación entre sectores productivos explican por qué el país aún no ha dado el salto desde una economía de bajo costo hacia una economía de valor agregado.
Un enfoque de incremento de la productividad laboral en favor de la transformación productiva, sugiere entre varios elementos, lo siguiente:
- Desarrollar las competencias básicas, técnicas y digitales de manera integral en todo el sistema educativo.
- Invertir para la innovación y adopción tecnológica, disminuyendo al mismo tiempo las brechas en equidad.
- Modernizar la infraestructura para reducir costos logísticos y tiempos de operación.
- Mejorar la calidad de la gobernanza pública y privada y mejorar la coordinacióon interinstitucional público y rivada.
- Digitalización de todas las instituciones públicas.
- Promover la complejidad económica, diversificación productiva y reducción de la economía informal.
- Apoyar a las Micro, pequeña y mediana empresas para desarrollar programa que contribuyan al crecimiento de la productividad.
- Fomentar el desarrollo de las economías asociativas.
- Continuar fortaleciendo el financiamiento para promover el crecimieto de la productividad.
- Lograr que el Estado disponga de más recursos para poder realizar las inversiones necesarias, mediante el empleo de mecanismos progresivos.
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