Mientras "encontramos" la razón de la existencia y nos volvemos locos en el empeño, deberíamos aprender a sobrellevar "esta vida" de la mejor manera posible.
Independientemente de la ingratitud y de los HP que por ahí nos rondan, sugiero que incentivemos el amor y la compasión como armas que nos servirán para "esquivar" un poco los desalientos y el estrés.
Sugiero "tocar" insistentemente e ininterrumpidamente los corazones de todo el que nos pase por el lado. El acto de "dar", antes de recibir, denota un desapego que bien podría tocar, a una que otra alma desalmada.
Aunque "la estrategia" la utilizan muchas empresas para atraer a más clientes, en este caso, "el juego" terminará siendo un acto sincero dado que, al descubrir la magia del mismo, uno termina convencido de que es el mejor camino.
Cuando uno toca el alma de los otros, se produce una cadena de acontecimientos que va desencadenando sentimientos encontrados y aligerando hasta al mismísimo aire que respiramos.
La gente no se da cuenta de que las vibraciones andan desatadas y tropezando por todas partes, causando "un caos almático" que nos afecta independientemente de si estamos en armonía.
Todas esas "titilaciones" se nos pegan y nos turban sin percatarnos ni entender, ¿el porqué? De los mismos. Sentimos una ansiedad inexplicable, que surge, simple y llanamente, "de la nada".
El menjurje y las pócimas que producen nuestros pensamientos neuróticos, ¡sí, porque aquí estamos locos todos! Saltan como ametralladoras, contagiando a todos los que se nos pongan de frente.
Cuando uno anda en el bien y promueve lo mismo para los otros, esas dañinas oscilaciones tienden a mermar un tanto y terminan apagadas ante la indiferencia que las recibe nuestra aura en eufonía.
Por esto es que recomiendo tocar. ¡Tocar y tocar! Hasta que duela, como se dice, sí, porque muchas veces tenemos que vaciar el bolsillo y quedarnos hasta sin comer, pero esto solo cuando "ese dar" ya está insertado en nosotros.
Cuando ya hemos cultivado la certeza de que el vivir en promoción del otro es quizás el mayor sentido que podemos encontrarle a la vida, habremos alcanzado el camino de un mundo mejor.
Les vuelvo a repetir, independientemente de todos los "jueputas" que nos encontraremos. Y me refiero a "esos" que reciben bienestar de uno, pero ellos solo miran "razones" que su ego les anuncia.
La simpleza de un alma es tan hermosa que es una lástima que este cuerpo necesitado y cargado de absurdos no tenga intenciones de percibir.
Yo seguiré tocando hasta donde "el ritmo" me anuncie la partida. Hasta donde "esta máquina" que sostiene mi alma sea capaz de funcionar en sus "cinco sentidos" y termine con las fuerzas otorgadas.
No podré tocar a todos, ya que, volviendo a los HP, estos minarán mi consciencia y "transitoriamente" sacarán al animal que llevamos y que nos sirve pa' manda' pal carajo a estas "fanáticas criaturas" de los egos y la "perfección".
Recuerde que tocar, hasta las nalgas, nos brindará un placer similar a "esas cosas" que solo se perciben fuera de este mundo, cuando uno ya está fuera de juego y retornando a la casa donde "tocar" es algo que está insertado en uno, como en todos. ¡Salud! Mínimo Tocarero.
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