Del 3 al 5 de julio pasados se ha llevado a cabo el evento de eventos Sanando las Raíces, dentro del marco de una interesante iniciativa de la bailarina y promotora cultural Soraya Franco, presidenta de la Fundación Caribewak, cuyo objetivo principal es el rescate y la visibilización de los aportes culturales ancestrales de las comunidades aborígenes que habitaron la isla Quisqueya, Haití, o de Santo Domingo, como prefieran llamarla, según la intrincada historia que ha tenido. Un evento de mucha importancia, relevancia y trascendencia, que ha contado con la participación activa de instituciones públicas vinculadas al sector cultural, artistas de diferentes manifestaciones culturales, académicos, profesionales y científicos, así como también, personalidades internacionales vinculadas a las luchas por la defensa, la valoración y la difusión de los acervos culturales de las culturas ancestrales de Abya Yala, como la representante de la comunidad garífuna de Honduras Wanayran Alvarez Angerer, y los representantes de la etnia Tupí, región de Tupinambá, del Brasil ancestral.

Para el inicio de las actividades, se llevó a cabo una hermosa ceremonia de apertura simbólica, en la Plaza Ceremonial Arqueológica Batey de Yuboa del Museo del Hombre Dominicano, donde alrededor de ofrendas a los cuatro puntos cardinales, al cielo y la Tierra, se ofrecen rezos, cantos y música de tambores en un llamado ancestral y apertura al diálogo sagrado, dirigidos por los líderes indígenas Tupinambá de Brasil y garífuna afrodescendiente de Honduras, junto a portadores de tradiciones culturales afrodescendientes dominicanas.

Entre estos participantes al evento cultural convocados se encontraron el académico, historiador, economista e investigador Bernardo Vega, quien expuso su trabajo y esfuerzos en la búsqueda y rescate del Cemí de Algodón, obra de los indígenas de la isla de Santo Domingo, que se encuentra en el Museo de Antropología de Turín, en Italia, al igual que otras tantas obras culturales y de alto significado simbólico para los habitantes ancestrales de nuestra Abya Yala, objetos que fueron sustraídos como artículos de curiosidad por parte de los colonizadores, que los sustrajeron, para no usar la verdadera fea palabra de lo que realmente hicieron, y llevárselos a Europa con el fin de mostrarlos como trofeo de guerra en los palacetes de la realeza y nobleza europea. El profesor universitario, sociólogo y Director de la Dirección Nacional de Museos Carlos Andújar, expuso sobre los vestigios y manifestaciones culturales indígenas que se han mantenido a través del tiempo en nuestra isla, por medio de prácticas culturales culinarias, como la preparación del casabe, y las denominaciones de lugares y espacios geográficos, entre ellos los nombres de nuestros ríos, que se mantuvieron porque sirvieron a los colonizadores que se guiaron dentro del territorio de la isla con la ayuda de los indígenas habitantes de la isla, como forma de ubicarse en el lugar, y que todos provienen de la lengua arahuaca, o arawaka, como prefieran.

Genaro Reyes, mejor conocido como Cayuco, escultor y gestor cultural de Miches, que trabaja artesanía en madera a partir de restos de ese material encontrados en ríos o como desperdicios, relataba sobre la vinculación cultural a la creación y producción de canoas y lanchas para el uso de los pescadores de la provincia, la cual constituye su principal fuente de trabajo e ingresos, debido a la riqueza pesquera de esa provincia costera. Soraya Aracena comparte sus profundos y amplios conocimientos sobre la herencia cultural afrodescendiente a nuestra sociedad, que se refleja en diferentes manifestaciones culturales como la música tradicional, las manifestaciones culturales de los cocolos de San Pedro de Macorís y diversas formas de religiosidad popular. Edwin Espinal, abogado y director de la Escuela de Derecho de la PUCMM, campus Santiago, miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia, abordó la legislación dominicana en relación a la presencia y la herencia del patrimonio y manifestaciones culturales de los diferentes grupos étnicos y culturales que conviven en la sociedad dominicana. Dejó atónitos a muchos presentes en la conferencia poniéndolos en conocimiento de que, según las leyes dominicanas, no existen diferencias étnicas ni culturales en nuestra sociedad, o, mejor dicho, no son reconocidas por la ley referente al caso. Esto, según explicó, con el objetivo de que no existan diferenciaciones ni discriminaciones en cuanto a esos grupos diferenciados. Nada más lejos de la realidad, puesto que es evidente que esta ley pretende invisibilizar, ocultar y esconder una realidad completamente palpable y visible en la cotidianidad, como lo es la diferenciación y discriminación de clases originadas en las diferencias étnicas y culturales de la población dominicana. Un ejemplo de ello muy claro y evidente lo fue la prohibición de los cantos de salve que se hicieron en el Día de la Mujer en una actividad cultural, por parte de la policía, con la excusa de que estaban cantando canciones haitianas, así como también la prohibición de las festividades del Gagá, en las manifestaciones religiosas de la Semana Santa, las cuales fueron subsanadas, estas últimas, como se explicó. Independientemente de los procedimientos legales, denominados “amparo” que se deben realizar para el reconocimiento y la puesta en práctica de las manifestaciones culturales afrodescendientes, considero que es una violación a los derechos humanos, ciudadanos y culturales el hecho de ocultar nuestras diferencias, con el pretexto de “reconocer derechos” que en la realidad no existen ni se respetan.

De igual forma se presentó un panel, con la participación del abogado Edwin Espinal, el gestor cultural Roldán Mármol y el sociólogo y especialista estudioso de la afrodescendencia Dagoberto Tejeda, bajo el título “Los derechos culturales originarios y los desafíos del reconocimiento”, donde se dejó de manifiesto, por parte de Roldán, de los esfuerzos legales para el reconocimiento y la participación pública de las manifestaciones y festividades de los grupos afrodescendientes, mientras Dagoberto explicaba la resistencia que enfrentan los grupos hispanófilos de nuestra sociedad para continuar invisibilizando, ocultando y discriminando la afrodescendencia, lo cual se realiza mediante el ocultamiento de los espacios históricos, la sustitución de lugares e historias y especialmente, mediante el relato de una historia y una realidad segregada, que enaltece la cultura eurodescendiente y denigra a la afrodescendiente.

Con una magnífica y detallada exposición cronológica de hechos y descubrimientos ocurridos desde la llegada de los invasores europeos a la “isla Hispaniola”, el espeleólogo Domingo Abreu Collado expone un recuento bibliográfico e histórico de las observaciones y hallazgos que se realizan a las Cuevas del Pommier en diferentes etapas de la historia y en diferentes momentos de observación de lo que se ha encontrado en ellas.  Desde finales del siglo XV, con Fray Ramón Pané y Pedro Mártir de Anglería, muchos especialistas han observado y llamado la atención a la importancia de las manifestaciones rupestres encontradas en las cuevas. Mediante descripciones en el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, y el Chilam Balam, muestra las similitudes de representaciones pictóricas de varias de nuestras culturas caribeñas que coincidieron en estos espacios geográficos. Desde la confluencia de manifestaciones culturales y sus encuentros de diferentes culturas del Caribe, como los arawacos, mayas, incas y nahuas, que se pueden observar en las pictografías, hasta los significados simbólicos y la muestra de la manifestación del solsticio de invierno mediante la luz que penetra en esas fechas de diciembre en orificios de las cuevas, la importancia del arte rupestre encontrado en las diferentes cavidades de las cuevas, justifican los esfuerzos en la defensa y conservación de esta riqueza cultural, la cual ha provocado la solicitud de denominación de las Cuevas del Pommier como Capital Prehistórica de la Antillas, así como su defensa contra la explotación indiscriminada de la minería de caliza que se realiza en la zona y que ha puesto en peligro la subsistencia de esta reliquia de nuestras raíces culturales. Especialistas y científicos de diferentes países y de instituciones internacionales han dado testimonios sobre la importancia y el significado de los vestigios culturales que allí han quedado, como muestra de la magnificencia de culturas que un aciago día de octubre de 1492 vieron el principio del fin de su vida y la libertad de manifestarse, para dar lugar al robo, la expoliación y la destrucción, tanto física como simbólica y cultural de lo que fueron las culturas ancestrales de nuestra Abya Yala.

Todavía falta relatar el recorrido por la Cuevas del Pommier que se realizó como parte del evento, así como una importante conferencia del arqueólogo francés André Delpuech, y también el relato sobre la recuperación del manto sagrado de los Tupinamba, que hace una importante referencia a lo que ya les había comentado la semana pasada sobre el epistemicidio provocado por la colonización y la colonialidad que vivimos hoy en día. Así que continuamos para terminar la semana que viene. Otra cosa entre los objetivos de esta pequeña reseña es resaltar la importancia de la realización de estas actividades de rescate de nuestro bagaje histórico cultural. He tenido la posibilidad y el interés en participar de diferentes iniciativas en el sentido de dar a conocer y valorar nuestra herencia cultural ancestral, tanto de los indígenas que no sobrevivieron a la colonización, como de los descendientes de esclavizados africanos, pero he podido percibir que son iniciativas aisladas, que no tienen una conexión común, a pesar de sus objetivos y actividades similares, contando unas con apoyo institucional y otras sin que esto se vea. Es por esto que hago un llamado a las instituciones públicas, especialmente al Ministerio de Cultura y todas sus dependencias relacionadas, para que apoyen y aporten fortaleza, tanto económica como de personal a estas maravillosas iniciativas tan necesarias para el crecimiento del acervo cultural de nuestra sociedad en su conjunto. Espero que les haya sido de interés.

Fuentes consultadas:

https://www.artisticord.com/2023/02/genaro-reyes-cayuco.html

https://acento.com.do/cultura/cayuco-y-su-sorprendente-estetica-escultorica-en-centro-cultural-banreservas-9201977.html

https://www.youtube.com/watch?v=Ir5j3SH_66s

https://www.youtube.com/watch?v=qVIdg_kat2U

https://es.wikipedia.org/wiki/Tupinamb%C3%A1

https://es.wikipedia.org/wiki/Gar%C3%ADfuna_(etnia)

https://es.wikipedia.org/wiki/Soraya_Aracena

Marina C. Valera Regús

Bióloga y antropóloga

Marina C. Valera Regús. Licenciada en biología y antropología, Magíster en antropología social, Mención gestión socio-ambiental. Ha laborado en calidad de agua, gestión ambiental y como docente universitaria. Actualmente se desempeña como consultora y promotora de la agricultura familiar, orgánica y la agroecología.

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