Entre la larga como interesante serie de libros del historiador Bernardo Vega sobre la era de Trujillo, fue publicado en el año 1986 el que lleva el sugerente título de“ Unos desafectos y otros en desgracia: sufrimientos bajo la dictadura de Trujillo”.

Viene a cuento esta referencia, pues una lista larga de sacerdotes nacionales y extranjeros podría levantarse sobre la base de aquellos que el régimen tipificó como “desafectos”, “Conspiradores subversivos”o “propagandistas”, lista que se fue engrosando considerablemente tras desatarse la crisis entre Trujillo y la Iglesia con motivo de  la publicación de la Carta Pastoral de enero de 1960.

La vigilancia de la policía política del régimen (el temible SIM), se tornó por entonces más intensa e insidiosa contra los miembros del clero. Sus actitudes y pronunciamientos eran registrados con precisión milimétrica a fines de rendir los informes correspondientes, tarea que era completada por los oficios y reportes remitidos por los gobernadores de provincias y los dirigentes del partido dominicano en cada demarcación, por remota que esta fuera.

Por supuesto, tampoco pasaba desapercibida cualquier palabra elogiosa que a favor del régimen pronunciara un sacerdote ya fuese en la celebración de una misa o en cualquier conservación ordinaria así como se informaba con precisos detalles de la invitación que un sacerdote dirigiera a Trujillo para que visitara su parroquia a fines de ofrecer una salve en su honor, invitación que la propaganda del régimen se encargaba de resaltar siempre con trazos rimbombantes  a través de los medios de prensa que controlaba totalmente.

En lo que respecta a la interesante segmentación entre “desafectos” y “en desgracia”, preciso es recordar que para ser tipificado como “ desafecto” bastaba, por ejemplo, con no pronunciar elogios al tirano o no asistir a los actos que convocara el partido dominicano en cada demarcación.

En cambio, ser considerado “enemigo” o  “en desgracia” significaba ya una categoría superior en el marco de la arbitraria categorización con que el régimen enlistaba a quienes no comulgaban con su causa. Esta podía abarcar a una familia completa en caso de que un pariente cercano o lejano se viera implicado en alguna actividad conspirativa, hubiera emprendido el camino del exilio o por el simple hecho de un pronunciamiento o escrito que el régimen considerara divorciado de sus inviolables preceptos.

Entre la lista de sacerdotes dominicanos que hacia finales del mes de abril de 1960, estaban incluidos por el régimen en la categorización referida, se encontraban los siguientes, a saber:

1.-  Reverendo Padre OSCAR ROBLES TOLEDANO. El SIM lo consideraba “Copartícipe de la Carta Pastoral dirigida por la Iglesia Católica al pueblo dominicano, de carácter tendencioso y lesivo para los intereses del Estado Dominicano”. En reciente entrega de esta columna  fueron consignadas las revelaciones hechas por el  Padre Robles al periodista Rafael Herrera, según las cuáles, por entonces, sólo colaboró con Monseñor Zanini en la preparación de documentos en los cuáles le fue requerida su opinión como experto en derecho canónico pero que no participó en la redacción de la Carta Pastoral. No obstante, el SIM lo consideraba “Copartícipe” de la Carta Pastoral.

2.- Reverendo Padre JUAN BAUTISTA DE LA CRUZ BATISTA. De él afirmaba el SIM que se trataba de un  “Conspirador y propagandista contra las instituciones del Estado”.

3.- Reverendo Padre DANIEL CRUZ INOA.  También considerado “Conspirador y propagandista contra las instituciones del Estado”.

4.-Reverendo Padre ANTONIO ALCIDES DUVERGÉ. Al igual que los sacerdotes anteriores, catalogado como  “Conspirador y propagandista contra las instituciones del Estado”.

5.- Reverendo Padre EVANGELISTA ESCAÑO. “De tendencias totalmente contrarias a las instituciones estatales”.

6.- Reverendo Padre JUAN ANTONIO FLORES SANTANA. De este afirmaba que era “Partidario de producir críticas de tipo anti-gubernamental desde su sacerdocio”.

7.- Reverendo Padre GILBERTO JIMENEZ. Considerado “Cooperador de los planes subversivos anti-constitucionales llevados a efecto en la jurisdicción de Santiago, en el transcurso del mes de enero de 1960. No es simpatizador del régimen dominicano”.

8.- Reverendo Padre ERNESTO E. MONTAS MELO. Ex capellán de la Policía Nacional. Catalogado como “De marcada inclinación a realizar críticas malsanas, atentatorias contra la dignidad nacional. Además, propagandista”.

9.- Reverendo P. ERCILIO DE JESÚS MOYA. Considerado “Propagandista y colaborador de programas de acción negativa para la sagrada causa nacional”.

10.- Reverendo P. JOSÉ MANUEL PEÑA PÉREZ. Está señalado en igual posición que el anterior.

11.- Reverendo Padre PEDRO M. RAMIREZ FERNÁNDEZ. Considerado de “De postura moral propagandista y marcada vocación de criticar la obra que realizan los Altos Poderes del Estado”.

12.- Reverendo P. FRANCISCO SICARD PÉREZ. Significado como  “Visiblemente empeñado en detractar la proyección de la labor gubernativa nacional. Propagandista y conspirador. Hermano del conspirador ANTONIO SICARD PÉREZ”.

13.- Reverendo P. BENITO TAVERAS. Considerado como “Vinculado ideológicamente y cooperador de programas conspirativos anti-gubernamentales”.

14.- Reverendo Padre LUIS DANIEL TAVERAS. “Hermano del anterior y por ende mantiene igual sentido de animadversión frente a la plataforma de acción del régimen gubernativo nacional”.

15.- Reverendo Padre LUIS F. HENRÍQUEZ.  Calificado como “indiferente y desafecto a la obra política dominicana, habiéndose señalado como sacerdote que en sus prédicas mantiene el más estricto mutismo en relación con los altos merecimientos del Estado y la obra de dinámica proyección dominicanista que vienen realizando”.

16.- Reverendo Padre PEDRO RAMÍREZ PINEDA. “Primo-hermano del enemigo conspirador Ángel Russo. Acorde con los informes confidenciales recibidos, este sacerdote observa una conducta política y moral que deja mucho que desear, llegando al punto de aprovechar el sermón de una misa que se celebraba en la ciudad de La Vega, para expresar que le sería negado el místico acto de la comunión a todo aquel que asista a mítines políticos”.

17.- Reverendo Padre CARLOS TOMÁS BOBADILLA. “Desafecto al Gobierno Dominicano, marcadamente inclinado a manifestar su adhesión respecto a los elementos conspiradores contra el régimen gubernativo nacional, como lo demuesta el hecho de que mientras oficiaba una misa en la iglesia de la ciudad de Moca, por el alma del fenecido CECILIO GUZMÁN, pidió a los fieles que se unieran a él para rezar con los brazos abiertos por la tranquilidad espiritual de los familiares de los reclusos políticos”.

18.- Reverendo Padre ANGEL VINICIO LLAUGEL. “Desafecto e indiferente en el orden político. Ha venido canalizando actividades contrarias a los intereses del Superior Gobierno, sobre todo favoreciendo últimamente la ocultación del estudiante seminarista HIPÓLITO MEDINA LLAUGER, quien desde su condición de interno del Seminario Santo Tomás de Aquino, recibió cátedra de adoctrinamiento conspirativo anti-constitucional de parte de lo religiosos cubanos ANTONIO CÉSAR FABRÉ DE LA GUARDIA y LUIS JUAN COLLADO MENA”.

En una próxima entrega de esta columna, se dará a conocer una lista de sacerdotes extranjeros también categorizados como “desafectos o en desgracia”. Aquellos días sombríos en que hizo eclosión la rivalidad entre la iglesia y la  tiranía decadente, no solo fueron de “sumisión bien pagada” sino también de “insumisión mal pagada”.

Reynaldo R. Espinal

Embajador

Embajador y Ex. Rector del Instituto de Educación Superior en Formación Diplomática y Consular del Ministerio de Relaciones Exteriores. Psicólogo Clínico. Máster de Especialización en Historia del Mundo Hispánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Máster en Derecho y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Máster en Alta Gestión Universitaria de la Universidad Alcalá de Henares, en España. Catedrático de Postgrado en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, La Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, entre otras Instituciones. Miembro Colaborador de la Academia Dominicana de la Historia. Articulista del Semanario Camino, órgano de la Conferencia del Episcopado Dominicano.

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