¡Ay, qué rico debe ser dormir en una blanca nube, de las que flotan del Atlántico al Pacífico y nunca se devuelven!¡Ay, qué sensación de paz ha de dar dormir en el regazo de una de las once mil vírgenes!¡Uy, qué felicidad ha de ser vivir sin necesidad de rezar, si ya estás a donde querías llegar! ¡Oh, qué grande ha de ser la vida en la Gloria, a la que habré de llegar en cuanto cometa (y me perdonen, por supuesto) el último de los 362,521 pecados que me faltan! ¡Ay, qué sensacional ha de ser vivir eternamente sin elecciones, sin candidatos, porque hace tiempo Dios decretó que en el más allá solo puede hacerse campaña en el infierno!
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.