Estos dos campos del conocimiento, evidentemente diferentes, tienen importantes vínculos que conviene conocer. Algunos consideran que son irreconciliables o totalmente opuestos y a otros les parecen muy similares.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, la psicología es la parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones. Y también ciencia o estudio de la mente y de la conducta en personas o animales. Y la Religión: conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social, y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.
Se suele pensar que son compartimientos estancos, sin ninguna vinculación, lo cual no es cierto. De alguna forma todos los aspectos o niveles de nuestra conciencia están siempre interconectados.
Un psicólogo puede ser ateo, pero cuando atiende a una persona muy religiosa, necesariamente tiene que conocer, comprender y respetar, los conceptos religiosos de su paciente. Porque la religión incide fuertemente en sus valores, esperanzas, autoestima, sentimiento de culpa, relaciones humanas y comprensión de la realidad. Difícilmente podrá ayudar a una persona si no conoce su cultura.
La relación entre Sigmund Freud y Carl Jung, fue muy estrecha, siendo inicialmente de maestro-discípulo, pero cuando Jung comenzó a desarrollar ideas propias, Freud no lo pudo resistir, lo rechazó y se distanciaron. De manera especial, Jung tenía una fuerte inclinación a la espiritualidad, lo esotérico, religioso, filosofía mística, siendo estos conceptos menospreciados por Freud. Sin embargo, el hecho de Jung integrar estos aspectos del pensamiento humano en sus enseñanzas, le permitió extender los límites de la psicología.
Algunos aportes de Jung provienen directamente de filosofías orientales, vendrían a ser una especie de adaptación de estas teorías al lenguaje psicológico. Jung habló del inconsciente colectivo, que son patrones del pensamiento humano que subyacen en el pensamiento de nuestra civilización. Este inconsciente colectivo muestra semejanza con los Registros Akáshicos del pensamiento hindú, que establecen que todos los fenómenos acontecidos en el Mundo permanecen de alguna manera registrados en alguna especie de dimensión o nivel vibratorio. Hoy en día podría compararse con los datos informáticos que se almacenan en la “Nube”. Esta teoría puede fundamentarse desde los conceptos actuales de la física moderna.
Al igual que Freud, reconoció la importancia de los símbolos para favorecer la comunicación entre consciente e inconsciente, por lo que compartían el interés por el estudio de los sueños, pero Jung además veía en la espiritualidad, religión y esoterismo una fuente muy rica de elementos simbólicos que permitían trascender y relacionarse con realidades potenciales que se situaban más allá de nuestros límites cognitivos.
Uno de los aspectos esenciales para la salud mental es el sentido existencial. Es imprescindible que la persona pueda comprender su propia existencia, organizada de acuerdo con un sentido. Obviamente la religión tiene mucho potencial para aportar un sentido existencial a sus seguidores.
Entre el 1924 y 1936 se desarrolló en Austria el prestigioso Círculo de Viena, donde grandes intelectuales de la época participaron desarrollando la Filosofía Analítica y la Filosofía de la Ciencia, abogando por una concepción científica del Mundo. Llegaron a establecer que el único conocimiento válido era el científico y pusieron en dudas que la psicología fuera una ciencia. Los psicólogos asustados buscaron cómo validar sus teorías apoyándose más en estadísticas, en los estudios fenomenológicos de la conducta humana y auxiliándose de otras disciplinas científicas, usualmente, de la Medicina; tendencia que se ha mantenido en la actualidad, por lo que el psicólogo evita analizar el pensamiento religioso, además de que normalmente carece de bases teológicas para hacerlo.
Por otro lado, estamos en la era de la comunicación, lamentablemente no siempre tenemos la capacidad o los criterios para interpretar la cantidad de información que estamos manejando, en ese orden, podríamos ver religiosos que se creen terapeutas matrimoniales, capaces de tratar depresión o tendencias suicidas o de diagnosticar psicopatías. A menudo, los consejos aportados sin la preparación adecuada son contraproducentes.
Los religiosos con niveles culturales aceptables reconocen el valor de la psicología, pero existen religiosos que la consideran innecesaria, entendiendo que su fe es suficiente, a veces también tienen esta actitud ante la medicina.
Alguien con un hijo homosexual si quisiera buscar orientación en la Biblia, podría encontrar que lo manda a apedrearlo hasta morir, lo que ahora reconocemos como una monstruosidad, pero que en el tiempo en que se escribieron esas escrituras era considerado normal. Evidentemente no es el libro específico para orientar a ese padre en la crianza de su hijo, como descubrimos que no era el indicado para reconstruir los conocimientos astronómicos o históricos. Sin embargo, su valor se evidencia en que sigue siendo el libro más leído, con más copias distribuidas, con influencia en la humanidad por más de dos mil años y el traducido a más idiomas.
La psicología puede hacer grandes aportes como también lo hace la Religión y el integrar armónicamente ambos conocimientos puede expandir significativamente la conciencia humana.
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