Este es el tercer artículo de esta serie dedicada a los grandes movimientos planetarios que están marcando estos nuevos tiempos.
En las últimas semanas hemos explorado cómo el cambio de elementos dominantes —del agua y la tierra al fuego y el aire— está reformulando tanto el clima social como nuestras búsquedas personales.
Hoy nos adentramos en el tránsito de mayor alcance —el que envuelve y condiciona a todos los demás por su duración de dos décadas— la entrada de Plutón a Acuario, un tránsito que nos da pistas sobre cómo se están redefiniendo el poder, la tecnología y la manera en que nos vinculamos como humanidad.
Antes de meternos de lleno, quiero responder a una pregunta que me hacen mucho como astróloga. Aunque la astronomía ya no considera a Plutón un planeta, para la astrología sigue teniendo plena vigencia. Trabajamos con los cuerpos celestes como símbolos que reflejan movimientos psíquicos y colectivos. Y Plutón, sin duda, sigue siendo un espejo poderoso de los procesos de transformación que vivimos colectivamente.
Plutón: Guardián del inframundo
Plutón es el arquetipo de la transformación radical. Su energía actúa en los niveles más profundos del inconsciente, desenterrando miedos, deseos y dinámicas de poder ocultas. Remueve lo que ha quedado estancado en la sombra, para que pueda ser purgado o regenerado.
Donde actúa, lo que ha perdido vitalidad se desintegra. Nos obliga a soltar viejas formas y despejar lo que impide el florecimiento de una nueva vida. Aunque su tránsito puede sentirse como crisis, pérdida o colapso, su propósito no es el castigo, sino la metamorfosis.
Ubicado en el límite del sistema solar, Plutón hace de puente entre lo visible y lo invisible, lo conocido y lo oculto. En la tradición occidental se le ha considerado como un planeta maléfico, reflejo de nuestra asociación de la luz con lo bueno. Pero Plutón nos recuerda que la oscuridad también es fértil, que es donde se gesta, se transforma, se renace.
Es conocido por su función de muerte y destrucción, pero dentro de ese proceso actúa como fuerza regeneradora. Es muerte, sí, pero no como final, sino como puente hacia otras realidades más vitales.
Plutón en Capricornio (2008–2024)
Capricornio representa las estructuras que sostienen el mundo tal como lo conocemos: gobiernos, corporaciones, jerarquías, instituciones patriarcales, modelos de autoridad y de éxito. Es el signo del orden social, del tiempo lineal, de la ambición por construir algo duradero que brinde estabilidad y reconocimiento. Su energía se apoya en lo concreto, lo predecible, lo que ha sido probado por el tiempo.
Cuando Plutón, con su fuerza regeneradora, ingresó en Capricornio en 2008, no lo hizo de forma sutil. Su llegada coincidió con el colapso financiero global, dejando al descubierto la fragilidad de un modelo basado en la especulación, la acumulación y la desigualdad. Fue el primer golpe a la ilusión de estabilidad y el desmoronamiento de lo que parecía inquebrantable.
Durante este tránsito, vimos cómo se fueron agrietando las instituciones que parecían intocables: bancos, gobiernos, sistemas de salud y educación, medios, iglesias. Entre escándalos de corrupción, abuso de poder, violencia policial, colapsos ecológicos, manipulación mediática– Plutón en Capricornio expuso lo que estaba oculto y podrido en el centro mismo del sistema.
Pero no solo reveló las fallas institucionales, también nos confrontó con nuestras propias complicidades. Nos enfrentó a las preguntas, ¿qué estructuras seguimos sosteniendo aunque nos opriman?, ¿qué entendemos por éxito, autoridad y estabilidad?, ¿qué estamos dispuestos a sacrificar para ser aceptados por un sistema que excluye a quienes no se ajustan a su lógica?
Plutón en Capricornio también dejó claro que el cambio no vendrá desde el poder institucionalizado, que los de arriba trabajan para preservar estructuras que solo benefician al 1%. Se hizo evidente que la transformación real nace desde los márgenes, desde lo que no se ve, desde quienes han sido silenciados. Y es desde ahí, que Plutón se abre paso hacia Acuario, el signo de la colectividad.
Qué implica Acuario
Acuario es el signo que mira hacia el futuro. Representa la innovación, las redes, la disrupción, y el lugar que ocupa cada persona dentro del entramado colectivo. A diferencia de Capricornio, que encuentra seguridad en lo establecido, Acuario rompe moldes. Quiere actualizar las formas en que nos organizamos, nos comunicamos y compartimos el poder.
Es el signo de la tecnología, la ciencia, la inteligencia artificial, pero también de la comunidad y las alianzas en torno a causas comunes. No idealiza la humanidad desde la nostalgia, sino desde una urgencia evolutiva. Su impulso no es volver, sino avanzar.
Es conocido como “excéntrico”, pero eso es porque ve más allá. Lo que hoy parece raro o imposible para la mayoría, Acuario lo reconoce como posibilidad. Su energía está al servicio de la libertad interior, y para eso necesita liberar también las estructuras externas que la limitan.
Con Plutón aquí, se abre una época que nos empuja a transformar las bases mismas de la sociedad. El reto no será solo imaginar otros mundos posibles, sino comenzar a encarnarlos.
La última vez que Plutón estuvo en Acuario (1777–1798)
La última vez que Plutón transitó Acuario, estallaron procesos revolucionarios que redefinieron el poder a nivel global: la Revolución Haitiana, la resistencia de Túpac Amaru, la Revolución Americana, la Revolución Francesa. Fue un ciclo de colapso de monarquías, reorganización del orden político y cuestionamientos radicales a las jerarquías impuestas.
Estas revoluciones, aunque distintas en sus matices, propusieron nuevos paradigmas sobre la libertad, la soberanía, la justicia social y la organización colectiva. Surgió el sujeto moderno, el contrato social, la noción de ciudadanía y la idea de derechos universales. Por primera vez, el poder dejó de sostenerse en el linaje divino y comenzó (al menos en teoría) a fundamentarse en el consentimiento de los gobernados.
Fue un momento clave en el tránsito del feudalismo al capitalismo, del absolutismo a los Estados modernos.
En paralelo, los avances científicos y tecnológicos —como la invención del globo aerostático y el telescopio moderno— expandieron los límites de lo imaginable, abriendo nuevas preguntas sobre el cielo, la tierra y el futuro.
Plutón en Acuario (2024–2044)
Casi 250 años después de su último paso por Acuario, Plutón regresa en plena revolución digital. La inteligencia artificial está reconfigurando el mundo, y una de las preguntas más urgentes es, ¿nuestras herramientas tecnológicas nos empoderan o son los algoritmos quienes nos están utilizando?
Este tránsito plantea dilemas éticos profundos, pero también nos recuerda el poder colectivo de organizarnos, movilizarnos y encontrarnos. Si en Capricornio expuso las estructuras que sostienen al 1%, en Acuario pregunta, ¿y el 99%?
El internet, como tejido social y archivo de memorias, también está mutando. Hoy contamos con herramientas para registrar la violencia, narrar lo silenciado y tejer comunidad. Pero también proliferan mecanismos de control disfrazadas de eficiencia, como la hiperproductividad, las recompensas algorítmicas, las notificaciones constantes. Plutón nos empuja a identificar qué formas de vigilancia hemos normalizado por comodidad o miedo a no pertenecer, y a movernos hacia formas de cuidado y poder (personal y colectivo) más sanas.
Este tránsito nos urge a revisar, ¿quién tiene el poder sobre los datos?, ¿quién regula el algoritmo?, ¿a qué cuerpos se les exige qué cosas?, ¿y qué significará ser humano en un mundo que busca fusionar la tecnología con el cuerpo?
Una de las funciones de Plutón es detectar dónde y cómo la energía no fluye de forma equitativa. Cuando una parte concentra demasiado poder y otras quedan marginadas, interpreta ese desbalance como un síntoma de enfermedad. Entonces activa procesos de purga, eliminando lo estancado, lo que ya no sostiene vida. Como un volcán, trabaja en silencio hasta que erupciona.
También nos impulsa a abandonar las narrativas espirituales que niegan el conflicto, el dolor o la pérdida. Su medicina no endulza la vida, sino que la atraviesa. Quizá el foco central de este tránsito no esté en la tecnología, sino en nuestra capacidad de resistir la deshumanización y regenerar juntos otras formas de vida.
Van a seguir surgiendo, fortaleciéndose y ganando presencia las comunidades orientadas al bien colectivo más que al beneficio individual, redes de apoyo global, alianzas descentralizadas, tecnologías al servicio de lo común. Pero al mismo tiempo, crecerán estrategias más sofisticadas de vigilancia y exclusión para quienes no se adapten al ritmo de lo “innovador”.
Más allá de lo tecnológico, Plutón en Acuario nos confronta con cómo usamos la tecnología, cómo se produce el conocimiento, quién lo distribuye y con qué fines. El reto es navegarlo con consciencia, e imaginar futuros donde la innovación en lugar de ser privilegio, funcione como herramienta colectiva.
Acuario es rápido, pero Plutón no. Este planeta se resiste al ritmo de las redes. Su poder habita en la lentitud. En este mundo que exige inmediatez, este tránsito nos obligará a sostener procesos más largos, habitar lo incómodo y permitir que el cambio madure antes de manifestarse.
Acuario habla del futuro, y Plutón de transformación. Este tránsito, más que prometer un futuro brillante, nos entrega la posibilidad de construir uno más justo. Es un momento de soltar certezas, sostenernos en las incomodidades y mantenernos disponibles para lo que aún no existe.
En el próximo artículo, vamos a seguir profundizando en estos nuevos tiempos con la energía que traen los 14 años del tránsito de Neptuno por Aries.
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