Los aportes de la pedagogía critica a la formación de los ciudadanos ha estado en un proceso de mención teórica en los manuales, y poco en la praxis, así se lee en los principios de la educación, crear ciudadanos críticos y participativos, los enfoques críticos se han asumido como estandartes muchas veces mas para demostrar vanguardia que para crear ese hombre critico en la acción de su vida.

Me voy a centrar en citar a Pablo Freire, pero mencionado por otros dos críticos Michael Appol y Henry Girox.

Mencionamos a Freire, primero porque es un clásico latinoamericano, no solo de la pedagogía, del pensamiento de las humanidades del continente. Segundo porque tiene un pensamiento vigoroso y actualizado para la reflexión en nuestros proyectos de formación del hombre latinoamericano. Su concepción de hombre se ha nutrido desde la realidad de nuestra América. Continuamos con una breve mirada biográfica y matrices de su pensamiento político-pedagógico.

Las dos citas siguientes se refieren a dos importantes intelectuales de la Pedagógica Crítica quienes hablan al respecto de lo que representa Freire para el pensamiento Crítico Educacional. Son ellos, Henry Giroux y Michael Apple, que en recientes artículos publicados asignan a Freire un lugar especial en la teoría educacional en el mundo del práctico. Veamos lo que dicen, Giroux:

En un momento en que la memoria está siendo borrada y la relevancia política de la educación es alejada por el abrazo del lenguaje de la medición y de la cuantificación, es aún más importante recordar el legado y la obra de Paulo Freire. Desde los años 1980, ha habido pocos intelectuales, si es que hubo alguno, en la escena norteamericana educativa, que alcanzaron el rigor teórico, el coraje cívico y el sentido de responsabilidad moral de Paulo Freire. Su ejemplo es más importante ahora que nunca: con las instituciones públicas de educación básica y superior, cada vez más, bajo el cerco de una serie de fuerzas neoliberales y conservadoras, es imperativo que los educadores se apropien del entendimiento de Freire sobre empoderamiento y del potencial democrático de la educación. El lenguaje de la educación crítica, de la esperanza son su legado, que está cada vez más ausente de muchos discursos liberales y conservadores sobre los problemas educativos actuales y las vías de hacer las reformas. Paulo pasó la vida dirijida por la creencia de que valía la pena luchar por los elementos radicales de la democracia, de que la educación crítica es un elemento fundamental para el cambio social progresivo, y de que la forma en que pensamos en política es inseparable de aquella como comprendemos el mundo, el poder y la vida moral a la que aspiramos. Paulo creía firmemente que la democracia no puede durar sin la cultura formativa que la hace posible. En el momento presente en que las instituciones públicas de educación básica y superior están siendo asociadas a la lógica del mercado, y su conformidad a ese modelo económico, a la pérdida de poder, conocer las contribuciones significativas de la obra y el legado de Paulo Freire es ahora, más importante” (2016, p. 297)

La segunda cita es de Michael Apple habla de sus coloquios con Freire sobre la arquitectura teórica como un lugar significativo para la actuación práctica. Anuncia que Freire jamás pensó dicotómicamente la teoría y la práctica. Leamosle:

Paulo Freire y yo, en muchos diálogos, quedábamos horas discutiendo la importancia, no sólo de intervenciones teóricas, sino también de la importancia crucial de la praxis, de intervenir en las vidas diarias de realidades culturales y pedagógicas y de dejar que estas intervenciones contesten (respondan) al trabajo político y teórico que se busca desarrollar. Desafortunadamente, muchos “teóricos críticos” de la educación se han olvidado de la necesidad de tal acción. La teoría “domina”, con rara excepción, proveniente de las realidades institucionales y de comunidades reales, en luchas reales. Las luchas de afro-brasileños contra la subyugación no eran abstracciones para Freire. Él las veía como parte de las luchas necesarias contra la dominación. En este artículo, aunque Freire ya no esté presente, quiero continuar el diálogo con él sobre la cuestión racial. Mi base epistemológica será decididamente freireana. Quiero interrogar la “cultura del silencio” en que vivimos, de modo que pueda transformarse. Aquellos de nosotros que están comprometidos con políticas y prácticas educativas emancipatorias y antirracistas, serían perspicaces al dirigir su crítica no sólo a los efectos raciales sobre los mercados y estándares culturales, sino también para las “formas creativas” utilizadas por movimientos neo-liberales y neo- conservadores para convencer a las masas de que estas políticas son simplemente tecnologías neutras que nos ayudarán a hacer la educación más eficiente y eficaz (APPLE, 2016, p. 279).

Paulo Reglus Neves Freire nació el 19 de septiembre de 1921 en Recife, Pernambuco, una de las regiones más pobres del país, donde pronto pudo experimentar las dificultades de supervivencia de las clases populares. Trabajó inicialmente en el SESI (Servicio Social de la Industria) y en el Servicio de Extensión Cultural de la Universidad de Recife. Su filosofía educativa se expresó primero en 1958 en su tesis de concurso para la Universidad de Recife y, más tarde, como profesor de Historia y Filosofía de la Educación de la Universidad, así como en sus primeras experiencias de alfabetización, como la del nordeste.

Paulo Freire es autor de muchas obras, entre las cuales se destaca: Educación como Práctica de la Libertad (1967), Pedagogía del Oprimido (1968), Acción Cultural para la Libertad (1975)

Fue reconocido mundialmente por su praxis educativa a través de numerosos homenajes. Además de tener su nombre adoptado por muchas instituciones. Es ciudadano honorario de varias ciudades en Brasil y en el exterior. A Paulo Freire se le otorgó el título de doctor honoris causa por veintisiete universidades. Por sus trabajos en el área educativa, recibió, entre otros, los siguientes premios: “Premio Rey Balduino para el Desarrollo” (Bélgica, 1980); “Premio UNESCO de la Educación para la Paz” (1986) y “Premio Andrés Bello”, de la Organización de Estados Americanos, como Educador del Continente (1992). El 10 de abril de 1997, lanzó su último libro, titulado Pedagogía de la Autonomía: saberes necesarios a la práctica educativa.

En los documentos de la educación dominicana se reconocen los aportes de Freire a la educación, y se toma en cuenta dentro de sus principios en relación con la significatividad de los aprendizajes, y en un mundo permeado por la tecnología cobra mayor fuerza la pedagogía fundamentada en principios y valores humanos.

Francisco Ramirez

Educador

Alcancé el doctorado en ciencias pedagógicas en la Universidad pedagógica Enrique José Varona, La Habana, Cuba; Maestría en administración de la Educación concentración administración, Universidad Autónoma de Santo Domingo-Universidad de Montreal. Maestría internacional en gestión universitaria, Universidad de Alcalá, España, Especialista en educación por competencias, Universidad de Guadalajara, México, Licenciado en educación mención desarrollo agrícola y Rural, UCDEP. Me he especializado en gestión educativa. Experiencias: Exdirector del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio, INAFOCAM, Director Regional de Educación, Director distrital, Director de escuelas maestro de primaria y secundaria. Profesor del área de educación en la Universidad Autónoma de Santo Domingo Profesor del postgrado en la UASD, PUCMMA, asesoró 241 tesis de maestría, profesor del doctorado que imparte la UASD con la Universidad Enrique José Varona, coordinador del postgrado UASD-SAN JUAN. Actualmente imparto docencia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en la Facultad de Educación.

Ver más