“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.

El conocimiento logrado sobre el mundo subatómico y sus aplicaciones tuvo como inicio una catástrofe conceptual.

Se le llamó catástrofe ultravioleta. La solución de esa catástrofe cuyos pioneros fueron los físicos alemanes Max Planck y Albert Einstein inicia un nuevo campo del conocimiento científico.

Para comprender la catástrofe ultravioleta tener en cuenta que, por ejemplo, la comunicación con nuestros teléfonos celulares se debe a las ondas electromagnéticas. En general, cada onda tiene una distancia, longitud de onda, entre sus dos puntos más altos; siendo la frecuencia la cantidad de ondas que pasa por un punto en determinado tiempo. A menor longitud de onda mayor frecuencia y viceversa

Se llama espectro electromagnético al rango de todas las longitudes de onda entre las cuales se encuentran precisamente las ondas de radio – de grandes longitudes de onda- que accionan a nuestro teléfono celular; se encuentra también la luz visible con sus variados colores, así como los rayos X.

Entre la luz visible y los rayos X se encuentra el rango ultravioleta de muy cortas longitudes de onda y por lo tanto de muy altas frecuencias.

Se entendía que la energía de las ondas electromagnéticas era continua. De ahí que, para el caso de un cuerpo idealizado, denominado como cuerpo negro, que absorbiera toda la radiación electromagnética que incide sobre él y emite radiación según su temperatura, la energía que emitiera desde el rango ultravioleta debido a las tan altas frecuencias, podría producir hasta energías infinitas, contrario a lo que se verificaba experimentalmente.

La solución dada por Planck en el 1900 y luego ratificada por Einstein en el 1905 explicando el llamado Efecto Fotoeléctrico mediante el cual la luz podía desprender electrones en la superficie de un metal, fue que las ondas electromagnéticas no se transmitían de forma continua sino en cantidades discretas llamadas cuantos de energía.

Se inicia así la llamada Revolución Cuántica con leyes radicalmente diferentes donde predomina la probabilidad y no el determinismo; una partícula puede ser al mismo tiempo una onda; una partícula puede existir en distintos estados; que dos partículas pueden estar entrelazadas de forma tal que el estado de una puede afectar el estado de la otra sin importar la distancia que las separa. O que una partícula pueda atravesar una barrera de potencial, aunque no tenga suficiente energía para hacerlo.

¿Es el descubrimiento de otro mundo u otra expresión del mismo mundo que la ciencia aún no ha podido integrar?

Ramón Morrison

Consultor en Desarrollo Organizacional

Profesor de ciencias de primaria, secundaria y universitario ya jubilado, con la misma pasión de entonces.

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