Seguimos en el gran coliseo global donde la sangre palestina pinta la arena. Hombres cargando bultos ensangrentados, mujeres llorando desconsoladamente frente a los cadáveres de familiares, rostros de niños y niñas hambrientas, caras de frustración de médicos que no tienen recursos para salvar vidas.
Todo comenzó cuando Hamas, la organización palestina que el mundo occidental llama terrorista, bombardeó bases militares en el sur de Israel, mató a 1,200 personas y capturó 250 rehenes israelíes con la finalidad de negociar la libertad de los palestinos presos en Israel.. La repuesta del gobierno ultra derechista de Benjamin Netanyahu fue el inmediato bombardeo indiscriminado de Gaza, territorio que junto a Cisjordania componen el Estado Palestino.
La franja de Gaza es el blanco de bombardeos no necesariamente dirijidos a los dirigentes de Hamas, pero a residencias de civiles. Alrededor de 61,000 palestinos han perdido la vida a causa de los ataques. El 80 por ciento de los muertos son civiles incluidos 17,492 niños y 20,000 mujeres. Estos datos cambian de acuerdo a la agencia que los reporta. El número de heridos alcanza la cifra de 111, 588. Las cifras siguen aumentando porque los bombardeos se han reiniciado y porque no se han calculados los desaparecidos que aun yacen entre los escombros de los edificios.
El 7 de mayo, Médicos sin Fronteras reportó ataques aéreos que dejaron 33 muertos incluidos varios de sus médicos y decenas de heridos. “Nos estamos quedando sin palabras” dice uno de los médicos y Claire Marera, coordinadora de emergencias dice “los palestinos están siendo asesinados y heridos en masa”. Fueron cuatro bombardeos en menos de 24 horas, reporta Medicos sin Fronteras.
Los escombros de los edificios destruidos por las bombas, no son habitables. Hay un millón y medio de personas viviendo en tiendas de campaña desgastadas y son movidas seis o más veces de un lugar por temor a otro bombardeo.
Especialmente para las mujeres, la situación es escalofriante reporta la Naciones Unidas. Las toallas sanitarias son inexistentes, no hay agua fresca, dentro de un ambiente de hacinamiento produce infecciones que no se pueden curar por falta de medicinas. Cuenta una joven, en un reportaje de UN, que estaba sentada frente a su casa cuando la sacudió una explosion y su cara se llenó de fragmentos humanos.
Médicos sin Fronteras dijo, luego del bombardeo del miércoles, que Israel crea las condiciones para la erradicación de Palestina. Representantes de la ONU y otras organizaciones internacionales afirman que Israel comete genocidio.
Encima de los bombardeos y la crisis humanitaria que provocan, Israel no permite la ayuda humanitaria. Se han reportado varios trabajadores humanitarios asesinados. Israel mantiene un férreo bloqueo de la ayuda humanitaria. Allí no entra comida, ni agua, ni medicinas, ni equipos médicos.
¿Cómo se las arreglan para alimentar a los infantes? ¿Cómo operan los médicos? ¿Qué come la gente?
La otra estrategia “genocida” es la hambruna que domina a la población todavía viva de Gaza. La gente no tiene que comer, no hay agua, bien en tiendas malgastadas. Los médicos no tienen recursos para operar, amputar, curar, detener infecciones.En Gaza se han realizado 4,500 amputaciones varias de ellas sin anestesia la mayoría son niños y niñas. Israel intencionalmente ejerce un bloqueo para que no llegue a Gaza ninguna ayuda humanitaria condenando a miles de personas a morir de hambre y a médicos sin los recursos para curar a heridos.
Se puede decir sin equívoco que Israel dirige sus bombas a civiles y que intencionalmente mata de hambre a la población. Ambas medidas son crímenes de guerra según la Convención de Ginebra y el Estatuto de Roma. Es decir matar a las mujeres para que no paran y a los niños antes que crezcan.
Cientos de miles en todo el mundo protestan en las calles denunciando este genocidio, banderas palestinas las ondulean en las calles de Paris, Estambul, Londres, Tokio, Nueva York y mas ciudades. El pañuelo de la identidad palestina es ahora tendencia. Además el 69 por ciento de israelitas no apoyan las medidas genocidas de su gobierno.
Como dijo Pablo Milanes en su canción “La vida no vale nada si escucho un grito mortal y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga”.
Noticias relacionadas
Compartir esta nota