
Luego de la sucesión del papa Francisco, se destapa otra sucesión espiritual en estos tiempos convulsos. Durante el natalicio nonagésimo del Dalai Lama, líder espiritual del Budismo tibetano y quien tras la invasión china a su país en 1950, y organizar una fallida rebelión en 1959, vive como gobernante en el exilio en la vrcina India, reveló el inicio de su propia sucesión. Para comprenderlo, apelo al resumen hecho con IA por el buscador Google para este artículo:
El proceso de sucesión:
- Identificación:
Tras la muerte del Dalai Lama, se inicia una búsqueda de su reencarnación. Monjes de alto rango y lamas buscan indicios como visiones, sueños y señales del lugar donde nació la nueva reencarnación.
- Pruebas:
Una vez identificados los candidatos potenciales, se les someten a pruebas para confirmar su identidad, como reconocer objetos pertenecientes al Dalai Lama anterior.
- Educación:
El niño elegido recibe una rigurosa educación en filosofía budista y las responsabilidades del liderazgo, preparándolo para asumir el papel.
- Autoridad:
El Dalai Lama actual ha establecido que solo la Fundación Gaden Phodrang, bajo su dirección, tendrá autoridad para reconocer la reencarnación.
La postura del Dalai Lama actual:
- El Dalai Lama ha dejado claro que no permitirá injerencias de China en la sucesión y que su sucesor nacerá fuera de China. Ha expresado que la continuidad de la institución del Dalai Lama es crucial para el pueblo tibetano y su cultura. Ha indicado que la reencarnación continuará siguiendo las tradiciones budistas tibetanas.
La postura de China:
- China considera al Dalai Lama como un separatista y afirma que tiene el derecho de nombrar a su propio sucesor. Esta posición ha generado preocupación entre los tibetanos y la comunidad internacional, que temen que China intente politizar la sucesión y ejercer control sobre el liderazgo espiritual tibetano.
En resumen, la sucesión del Dalai Lama es un proceso complejo y profundamente arraigado en la tradición tibetana, y el actual Dalai Lama ha dejado claro que la institución continuará, pero que la elección de su sucesor dependerá de las tradiciones budistas tibetanas y no de la intervención de China.
La sucesión del Dalai Lama se basa en la creencia de la reencarnación.
Tradicionalmente, el Dalai Lama reencarna en un nuevo niño, quien es identificado a través de un proceso complejo, guiado por tradiciones y oráculos. El actual Dalai Lama ha declarado que la institución continuará y que su sucesor será reconocido por la Fundación Gaden Phodrang, que él mismo fundó, y que no aceptará ninguna interferencia de China en este proceso.
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El Dalai Lama ha reiterado a los 90 años de edad, que piensa vivir 30 o 40 años más, hasta que esté resuelto este asunto. En el marco de la aparente crisis interna del régimen de Xi Jin-Ping, parece ser más un divertimento que algo por lo cual se mantendrá en suspenso en el corto plazo o ¿será cuestión de perder la cabeza y resolverlo ya?
El régimen chino tiene de su lado al Panchen Lama, segunda autoridad en el budismo tibetano, por lo que podría utilizarse para la búsqueda tibetana (y hasta en China continental) del sucesor del Dalai. La BBC presenta un porqué esta sucesión le importa a China en su enlace: https://www.bbc.com/mundo/articles/cqx2g078323o
El autor señala que China hará lo mismo que los reyes medievales: imponer un Papa. «Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino afirmó que la reencarnación del Dalai Lama debe cumplir con las leyes y regulaciones chinas, así como con los "rituales religiosos y convenciones históricas", y tendría que ser aprobada por Pekín.» La historia del poder sigue el mismo patrón aquí y acullá. Subordinar las cosas del Espíritu a realidades materiales…
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