EL DESPERTAR DE UNA CONCIENCIA NACIONAL

República Dominicana atraviesa un momento de catarsis institucional. Durante décadas, el país asistió con una mezcla de impotencia y resignación al espectáculo del enriquecimiento ilícito. El erario, ese fondo común destinado a la salud, la educación y la seguridad, era visto por una élite burocrática como un botín de guerra. Sin embargo, el panorama del 2025 ha dado un giro de 180 grados.

No basta con el castigo penal; la sociedad dominicana demanda una reparación que trascienda las celdas y los expedientes. Es en este contexto donde surge la propuesta de "La Placa de la Deshonra". Esta iniciativa, que el Colegio de Arquitectos Dominicanos (CAD) ha socializado con diversos sectores, no es un acto de venganza, sino una herramienta de pedagogía social. Se trata de identificar, con nombres y apellidos, a quienes traicionaron el juramento de servicio público, grabando su falta en la misma infraestructura que se levantó con el dinero recuperado de sus manos.

LA RADIOGRAFÍA DEL SAQUEO Y LA EFICACIA DEL RESCATE

Para que una propuesta de esta magnitud tenga sentido, debe sostenerse sobre la realidad de los hechos. Los avances reportados por el Ministerio Público en este 2025 son, por decir lo menos, contundentes. La maquinaria judicial ha logrado desarticular esquemas de malversación que parecían intocables.

El flujo del capital recobrado: Hasta la fecha, se han integrado al presupuesto nacional aproximadamente RD$ 6,500 millones de pesos. Estos fondos no son solo números; son el asfalto de nuestras carreteras, los insumos de nuestros hospitales y las becas de nuestros jóvenes.

El patrimonio en espera: Existen más de RD$ 130,000 millones bajo procesos de investigación, una cifra que podría transformar la realidad socioeconómica del país si se logra su recuperación total.

La devolución de bienes: El inventario de lo recuperado es un catálogo de la opulencia mal habida: 58 apartamentos, 18 residencias de lujo, un hotel, 26 locales comerciales y una flota que incluye 238 vehículos y 4 aeronaves.

Esta masa de recursos es la base material de nuestra propuesta. Cada escuela o centro comunal construido con estos activos debe portar el estigma de su origen y la gloria de su recuperación.

DE LA IMPUNIDAD A LA SANCIÓN REPUTACIONAL

El sistema de justicia dominicano ha dado pasos gigantes con la Ley 60-23 sobre Administración de Bienes Incautados y la Ley de Extinción de Dominio. Pero la ley es fría. La "Placa de la Deshonra" introduce un elemento que el derecho penal a veces olvida: la sanción moral.

Nos hacemos eco de planteamientos similares hechos por figuras como Guido Gómez Mazara, pero desde el CAD le damos un matiz apartidista y ciudadano. La propuesta consiste en instalar placas monumentales de bronce en las entradas de cada obra civil financiada con estos fondos. El texto sugerido es un ejercicio de verdad histórica:

"ESTA INSTALACIÓN SE CONSTRUYÓ CON EL DINERO RECUPERADO DE LA CORRUPCIÓN ADMINISTRATIVA, SUSTRAÍDO POR LOS INDIVIDUOS (NOMBRES), SEGÚN SENTENCIA DEL JUICIO (NÚMERO) DEL AÑO (FECHA)".

Este recordatorio permanente sirve como un antídoto contra el olvido. El corrupto suele apostar a que, tras cumplir su condena o negociar un acuerdo, la sociedad olvidará su nombre y podrá reintegrarse a la vida social disfrutando de lo que no pudo ser recuperado. La placa impide este borrón y cuenta nueva.

El objetivo central es erradicar la cultura de impunidad mediante la exposición pública de quienes traicionaron la confianza del pueblo, convirtiendo su reputación en un ejemplo de "crimen y castigo". Al vincular el nombre del corrupto con la infraestructura rescatada, se envía un mensaje de excelencia y advertencia a los futuros servidores públicos: el manejo del dinero estatal es sagrado. La sociedad dominicana, agotada de la corrupción administrativa, encuentra en estas placas un registro histórico de justicia y transparencia que garantiza que el patrimonio nacional nunca vuelva a ser visto como un botín personal, elevando el costo del robo al nivel de la vergüenza pública perpetua.

EL IMPACTO EN LA ÉTICA DEL SERVIDOR PÚBLICO

La excelencia en el manejo de los fondos públicos no se logra solo con auditorías; se logra creando una cultura donde el costo de ser deshonesto sea infinitamente superior al beneficio del robo. La exposición de la reputación es, para muchos, un castigo más temido que la propia cárcel.

La sociedad dominicana está cansada de la "limpieza de imagen" que el dinero puede comprar. Al erigir estas placas en gimnasios, canchas de fútbol, bibliotecas y hospitales, estamos educando a la próxima generación de políticos. El mensaje es claro: si robas, tu nombre quedará ligado para siempre a la vergüenza, y tus hijos y nietos verán ese registro en las paredes de las obras que debieron ser un orgullo para la nación.

UN COMPROMISO CON EL FUTURO

Sin afán de protagonismo, el CAD presenta esta propuesta como un eje fundamental para la creación de valores. La recuperación de bienes en 2025 ha sido un éxito operativo, pero "La Placa de la Deshonra" será el éxito moral. Es la garantía de que el sacrificio de los contribuyentes no fue en vano y de que el Estado dominicano ha dejado de ser cómplice silencioso del saqueo.

La sanción moral debe quedar inscrita en el registro histórico. Invitamos a las organizaciones de la sociedad civil, a las juntas de vecinos y a los legisladores a convertir esta iniciativa en una norma de cumplimiento obligatorio. Que el bronce de estas placas brille tanto como la honestidad que pretendemos rescatar para nuestra amada República Dominicana.

Richard Moreta Castillo

Prof. Richard Moreta, Arquitecto, Urbanista del Mundo del Diseño. Seleccionado en ARCH 20 / NEXT 7 ARQUITECTOS MÁS INFLUENCIALES DEL MUNDO. El Prof. Moreta fundó RA+D (Richard's Architecture+Design) para desarrollar diseños que sean programática y técnicamente innovadores, ya que son conscientes de los costos y los recursos. Recientemente nombrado por ARCH20 en su concurso Design Award Next_7 como uno de los arquitectos globales más influyentes. Richard fue nombrado por la revista Bloomberg de Nueva York, uno de los protegidos más exitosos de Jacques Fresco, y reconocido por los ganadores de los premios Hospitality en el concurso Radical Innovation como ganadores de "¿Cuál es la gran idea?", se encuentra entre las 100 personas más creativas de Fast Company en Diseño, y ha recibido una serie de medallas y premios en varios concursos internacionales (por ejemplo, American Institute of Architecs), así como en servicios civiles. Además de supervisar su práctica en Moscú, tiene oficinas de campo en América del Norte, América del Sur, el Caribe, Europa, Medio Oriente y Asia. Ha enseñado en BAUHAUS University, University of South Florida, NABA, FUTURARIUM y otras universidades internacionales en el Caribe y México, así como profesor honorario en varias otras universidades. Es un orador público frecuente en el Congreso Internacional de Arquitectura y su trabajo ha sido publicado en todo el mundo.

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