(Apuntes para un manual de sociología barata)

Podría ser el título de una película donde su contexto sea el odio y el rechazo, basada en mitos mentirosos y endebles, en ideologías prohispánicas  inventadas y difundidas por historiadores e intelectuales al servicio de caudillos, dictadores y gobiernos populistas baratos.

Perejil, perejil, es la voz de angustia de una multitud de negros(as), perseguidos(as) por una trulla de negros blanqueados con harina “El negrito”, sangre por el río, es el Masacre de Dajabón, que, sin saber, fue testigo de un genocidio cometido por un sátrapa y sus secuaces en 1937, entre ellos, Pío Villalona, el abuelo del Mayimbe.

La trama tendría que narrar y profundizar en los orígenes de la persecución, unos desamparados miserables que sin su abnegado trabajo (casi esclavista) no se podría hablar de prosperidad económica en este lado de la isla, donde se celebra un genocidio como el día de la raza.

Para que la película no esté cargada de un realismo tétrico, propongo insertar imágenes de un pueblo que canta, ríe, que profesa la religión católica y protestante, pero delinque hasta en los sueños, no sabe leer ni escribir, porque su sistema escolar y universitario público fue secuestrado por la mediocridad y el arribismo político.

Sería interesante, montar una escena vudú para asustar a los niños(as), diciéndoles que el que se monta y cree en espíritus es brujo, pero el que adora santos y ángeles es católico.

El reparto estará integrado por la casi totalidad de la población dominicana. El film debe dirigirlo el insustancial “orgullo dominicano” que no transciende el eslogan publicitario de las casas licoreras. Eso sí, es importante insistir que llevamos el negro detrás de la oreja y no en los cabellos crespos y nariz bombolona.

El guion debería tener varias secuencias y escenas superpuestas, propongo estas:

  • Una panorámica larga, que narre en detalle las vicisitudes coloniales de un pueblo que identifica su piel con todos los indios posibles para no decir que es negra.
  • El leitmotiv del film debe estar saturado de escenas pintorescas y cotidianas de un pueblo bailando, jugando dominó, enajenado por el consumo excesivo de alcohol y la música a todo volumen, peloteros con más dinero que materia gris tomando cervezas en un colmadón, un profesor de la UASD (actuado por Carlos Castro) hablando pepla en un aula a zombies que dicen ser estudiantes, motoristas volando por los aires, guagüeros como la jonda del diablo cruzando semáforos en rojo y voceando “tu maldita madre” al que cruza el semáforo en verde.
  • Un plano cenital de una multitud de dominicanos(as) ilegales protestando en el alto Manhattan, porque no quieren negros ilegales en su país.
  • Yo agregaría una escena surrealista de sombras de dominicanos conflictuando su alter ego con el del pueblo haitiano.
  • No se debería quedar una escena en el congreso ambientada en un gallinero, donde un político honesto (cosa extraña) proponga cambiarle el nombre a la Dirección General de Migración, por departamento de persecución haitiana, porque hasta la fecha en “la camiona” nunca se ha montado un blanco extranjero.
  • Se podría incluir una escena de un simbolismo burdo, que exprese la miopía de una intelectualidad de escasa formación holística, que no consume artes, voceando, descalificando, en vez de dialogar, analizar y exponer juicios.
  • El director debería incluir largas secuencias donde se reflexione respecto al desorden del otro lado de la isla, incluyendo la otra cara de ese caos: mano de obra barata, tráfico de mercancías, la prosperidad de pueblos fronterizos, de militares y políticos hipócritas.
  • El conflicto de la película debe ser un panfleto como la realidad migratoria, tétrico y malicioso, sin compasión y sin amor por ese otro que sale como puede de su país, porque no quiere morirse de hambre.
  • Deberían aparecer imágenes de los artífices de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, creada para negarle la nacionalidad a una población haitiana nacida y criada en República Dominicana, sentenciada como apátrida, pero el extranjero blanco no, porque no tiene ni ha tenido problemas para regularizar su situación legal en el país.
  • No debería omitirse, un plano en la oscuridad de muchos ojitos observando, bocas cerradas con cheques tapándole la boca, y un lettering grande en el pecho, que indique, “somos “La marcha verde”, ayer defendíamos la causa, pero nuestro tema no era la migración haitiana, sino hacer oposición demagógica contra el PLD”.

El film tendría que ilustrar de forma caricaturesca  el abuso de poder, fundamentado en un nacionalismo de pacotilla, que si le quitaran el tema haitiano, no fuese más que una población de ignorantes y resentidos sociales, sin formación intelectual ni política, que nunca han sido nacionalistas respecto a las grandes causas que debió y debe defender este país de entreguistas, anexionistas, políticos corruptos, periodistas vendidos, ricos agiotistas, sanguijuelas que se chupan la sangre de un pueblo analfabeto y promiscuo.

El nacionalismo implica una conciencia de clase, de identidad y valores culturales, no una afiliación de pandillas, de valientes abusadores como “La antigua orden”. Qué gran proeza heroica, demostrar valor frente a una población de personas indefensas. Si su tema es el odio racista, ¿por qué  no toman como escenario un barrio de negros de los EUA?

Si esa pandilla de odiosos resentidos y abusadores, tuviese consciencia de lo que implica ser nacionalista, hubiesen elegido  un mejor motivo para  protestar en Friusa, marchar en contra de las playas privadas en la zona de Bávaro. ¿Por qué no convocan una gran marcha para protestar por el  desastre ecológico que la Barrick Gold y otras multinacionales  están provocando en este país?

Yo terminaría el film, con una voz en off haciendo la siguiente pregunta, ¿cuál sería nuestra relación con Haití si fuese un país pobre, pero de población blanca?

Aclaración pertinente, el articulista no es pro nada, una vez fue promiscuo, como ya es impotente sexual, es pro-sociedades que respetan derechos de cualquier ciudadano, sin importar su color y su clase social.

cC

el difícil.

Carlos Castro

Sociólogo, teatrista y cineasta.

El autor estudió sociología. Es profesor universitario. Escribe y dirige teatro. Es cineasta sin título universitario. Fue expulsado del paraíso de la mediocridad criolla.

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