Estoy de acuerdo con quienes afirman que madre solo hay una, y como la mía, la tuya, la suya y cada una de las conocidas y por conocer, ninguna. Y en el legado que nos hacen nos enseñan a apreciar un trabajo bien hecho: “Si se van a matar, háganlo afuera, porque ¡acabo de terminar de limpiar!”. Porque nos enseñan religión: “Mejor reza para que esta mancha salga de la alfombra”. Porque nos enseñan a aceptar la lógica: “Haces lo que yo te diga porque yo lo digo, ¡y punto!”. Porque nos enseñan el valor de la ironía: “Sigue llorando y yo te voy a dar una razón verdadera para llorar”. Porque nos enseñan a ahorrar: “¡Guarda las lágrimas para cuando yo muera!”.

Ramón Colombo

Periodista

Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.

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