En estos momentos, observamos con atención, la difícil situación que se le presenta a una de las universidades más influyentes, de Estados Unidos y del mundo, Harvard. El presidente actual, conmina a esta institución académica, a que renuncie a diversos aspectos relacionados con su filosofía institucional. La universidad indicada es defensora de la diversidad y de la libre expresión de los actores de la comunidad académica. Por el contrario, la administración actual del país, rechaza esta posición institucional. Es una situación difícil que pone en evidencia la fortaleza de su compromiso con los principios y valores institucionales. Aunque es un período complejo, se convierte en oportunidad, no sólo para la institución afectada, también, para las demás instituciones de educación superior.
Es una ocasión oportuna para las demás instituciones de educación superior del país y, de la esfera mundial, porque las urge a tomar posturas sobre sí mismas. Las fuerza a definir su identificación con la institución, su sentido de pertenencia. La postura de Harvard, es digna de tenerse en cuenta. Esto se produce cuando las instituciones de educación superior cuidan y respetan su dignidad. Se produce, también, cuando se tiene un proyecto definido y asumido institucionalmente. Las instituciones de educación superior que tienen claro el sentido de la misión y de su rol en la sociedad, no se doblegan ante ninguna instancia, por más poderosa que sea.
En este marco, las instituciones de educación superior han de prepararse. En tiempos cambiantes, se debe mirar más allá de lo inmediato, más allá del ámbito local. Lo que está pasando con Harvard y con la universidad de Columbia, puede ocurrir en otros contextos de la geografía mundial y hasta en nuestro territorio. Por ello la necesidad de que las instituciones de educación superior, desarrollen una alta capacidad de prevención y de alianzas estratégicas, que las fortalezcan institucionalmente. Los principios y valores de una institución no se negocian como si fueran mercancías al por mayor y al detalle. La filosofía y la cultura institucionales, son dimensiones que requieren cuidado permanente, por ser expresiones genuinas de la institución.
Asimismo, las presiones políticas y económicas, requieren atención, también, pues, los tiempos actuales demandan, cada vez más, un pragmatismo constante. Pero, tampoco lo pragmático debe ahogar la identidad institucional. Por el contrario, si el sentido pragmático desvanece la identidad de las instituciones de la educación superior, éstas se convierten en un objeto mercantil; pierden su dignidad y recuperarla es más difícil, que encontrar ayudas económicas en otros espacios. Es tiempo de prevención y de organización para encarar con firmeza todo sometimiento que violente la libertad de los actores y de las instituciones. El presente y los futuros de las instituciones de educación superior están amenazados.
La respuesta a las amenazas debe ser congruente con los principios y valores que norman la vida de estas instituciones. Por tal motivo, los diferentes actores de la institución han de conocer, estudiar y apropiarse de la filosofía institucional. Han de participar de manera consciente en los procesos de construcción de la cultura de la institución. Este proceso de apropiación ha de relacionarse con una participación activa. De igual modo, han de acompañarse de procesos de formación del pensamiento y de un ejercicio dinámico del pensamiento crítico y propositivo. Trabajar en esta dirección, libera a las instituciones de educación superior, del miedo y de la sumisión irracional.
Toda amenaza requiere una respuesta prudente, pero, al mismo tiempo, valiente. Parece que las instituciones de educación superior tienen que despertar; tienen que interrumpir la siesta y, darse cuenta, que viven tiempos marcados por disrupciones que atentan contra su naturaleza, contra su esencia. Quizás, es el tiempo de repensar qué tan fuerte es la filosofía y la cultura institucionales de las instituciones de educación superior de la República Dominicana. Hacer este ejercicio podría actualizar y fortalecer una tríada nodal en las instituciones de educación superior: principios, valores y sentido de pertenencia integral de la comunidad académica.
Noticias relacionadas
Compartir esta nota