Desde hace meses, estamos sometidos a una vorágine de informaciones sobre la crisis desgarradora que sufre nuestro vecino país y acerca de los problemas suscitados por la migración haitiana. Ahora oímos a diario las voces de las organizaciones neofascistas que han ido tomando cuerpo entre nosotros.
El torbellino de opiniones, noticias verdaderas y falsas, memes de todo tipo ha culminado con las nuevas medidas anunciadas por el presidente de la República para dar salida a la situación.
El nuevo corpus de directrices resumido en 15 puntos no es ajeno a muchas de las opiniones de quienes llevan la voz cantante en la opinión pública gracias al discurso de odio que caracteriza la discursiva anti haitiana.
Sin embargo, es bueno tener claro que los proclamados (o seudo) nacionalistas se han venido pronunciando de manera cada vez más irrespetuosa hacia el presidente de la República. Las acusaciones y los insultos abundan. Pero no creo que estas personas se vayan a satisfacer nunca, por más medidas que tome el presidente, porque la agenda de estos grupos no es democrática y va más mucho más allá de lo anunciado el pasado domingo.
En este tenor, entiendo que las nuevas disposiciones deberían enriquecerse con los últimos pronunciamientos realizados por el sector empresarial y las iglesias y por aportes de sectores que pueden ayudar para que los procesos se hagan dentro de un marco de total respeto de los derechos humanos.
Según la líder empresarial y portavoz de la Asociación Dominicana de Productores de Ron Circe Almánzar hay que poner la ley de trabajo del 80/20 sobre el tapete y sentarse con el empresariado a discutir porque todo no es repatriación, hay que hablar también de regularización.
Añade Circe que es el empresariado que ha provocado los problemas con los haitianos y que fue por las propias necesidades del sector empresarial que se crearon comunidades que hoy se pretende destruir.
Esta opinión es compartida por el expresidente Hipólito Mejía que se pronunció en el sentido de que "debe regularizarse, no hay razón para que no se haga; la agricultura y la construcción no funcionan si no hay haitianos".
Debe haber un periodo transitorio para adoptar y adaptar las nuevas medidas a la situación real de todos los sectores interesados. Como bien lo señala el periódico Hoy el lunes 2 de abril: “No debemos mostrarnos ante el mundo como un país cruel. Aunque caiga mal, el progreso de República Dominicana no se entiende sin Haití.”.
Lo que corresponde es hacer las cosas bien para no entrar en conflicto con el derecho internacional y analizar detenidamente las medidas que tocan al derecho universal a la salud para que estas medidas no acaben en un deterioro en la condición de salud de la población en general y evitar desastres sanitarios.
Agrego que hay ahora mismo una emergencia nacional y esta es la formación de todos los agentes migratorios en Derechos Humanos.
“Más que levantar muros -como lo ha dicho el papa Francisco y reiterado el arzobispo de Santiago-, necesitamos levantar puentes de entendimiento a través de la diplomacia, las políticas claras, firmes, y humanas, el cumplimiento eficaz de las leyes migratorias“.
Compartir esta nota