Los centros históricos dominicanos rescatados, embellecidos y dotados de una red de guías de calidad, son la mejor oportunidad para aprovechar económicamente las nuevas tendencias del turismo mundial concentrado en cultura, identidad y patrimonios.
En correspondencia con la definición que se adoptó en la vigésima segunda reunión de la Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo (OMT), turismo cultural es «un tipo de actividad turística en el que la motivación esencial del visitante es aprender, descubrir, experimentar y consumir los atractivos/productos culturales, materiales e inmateriales, de un destino turístico».
Se conoce que estos atractivos y productos están referidos al conjunto de elementos materiales, intelectuales, espirituales y emocionales distintivos de una sociedad que engloba artes y arquitectura. Igualmente, patrimonio histórico y cultural, herencia gastronómica, literatura, música, industrias creativas y culturas vivas con sus formas de vida, sistemas de valores, creencias y tradiciones.
En este contexto, en República Dominicana, hay que tomar decisiones de Estado para aprovechar toda la capacidad que tiene esta isla para demostrar las virtudes atractivas de la región continental por dónde nuestra América comenzó.
Si sabemos la insuficiente capacidad financiera del Ministerio de Cultura que apenas recibe menos del 1% del presupuesto público del Estado, es necesario hacer concurrir el gobierno en materia de protección de centros históricos. Muy en especial, ahora que el turismo aporta más del 9.5% al producto bruto interno (PBI).
Los resultados reflejan que el consumo anual de bienes y servicios culturales se ubicó en RD$ 107,628,500,000.0 millones, representando el 1.6% del PIB al 2024 en correspondencia con la base de datos del Banco Central y la Encuesta Nacional de Consumo Cultural (ENCC) 2024.
Se sabe que este monto incluye estimaciones del gasto realizado tanto por los hogares, así como por las empresas y las instituciones del sector público. Anteriormente, se había estimado en el año 2010 en base a la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), un gasto en bienes y servicios culturales de RD$30,655.4 millones, lo que representó un 1.5 % del PIB del referido año. Asimismo, en el año 2014 se levantó una encuesta cultural que arrojó un porcentaje similar de gasto como proporción del PIB de 1.4%, equivalente a RD$43,477.2.
Especialmente, el gasto anual de los hogares para 2024 asciende a RD$67,103.6 millones, equivalente al 62.3% del consumo total en bienes y servicios culturales. Este monto exhibe un crecimiento del 54.3% en comparación con los RD$43,477.2 millones registrados en 2014, para un aumento absoluto de RD$ 23,626.4 millones en el gasto asignado por las familias a rubros culturales en los últimos 10 años.
Esta encuesta reveló que los hogares efectúan un gasto promedio mensual de RD$1,486.7 en bienes y servicios culturales, distribuidos en diversas categorías que reflejan sus hábitos de consumo.
En este orden, el 62.7% se destina a servicios de cable, internet y suscripciones en periódico; el 19.4% a consumo de películas, series, música y programa variados grabados, asistencia al cine, video juegos y conciertos; el 9.6% a compra de artesanía, pinturas, cuadros, esculturas y grabados, entradas a exposiciones y actividades lúdicas; el 5.5% a la adquisición de libros, periódicos y revistas.
Igualmente, el 1.5% a pagos por cursos o talleres de formación artística no formal; y el restante 1.3% para asistir a los espacios culturales de museos y patrimonios naturales como el zoológico, acuario, jardín botánico.
Gastos culturales a los que hay que sumar el consumo cultural que realizan los 11 millones de turistas que de forma promedio anual ya comienzan a llegar a la República Dominicana. Nuestros visitantes internacionales enfocan en la diversidad cultural dominicana; africana, taina y europea. Buscan en la música, las artes escénicas y visuales y en toda la arquitectura de las edificaciones construidas que, desde la colonia hasta nuestros días, que expresa el Ser, el Estar y el Hacer de los dominicanos.
Los ayuntamientos dominicanos basados en la ley 176-07 tienen la competencia propia de proteger el patrimonio histórico y cultural que impone el artículo 19, literal h) de este mandato. Además de las alcaldías, el Ministerio de Educación tienen capacidades con el patrimonio, así como organismos autónomos como la Liga Municipal Dominicana (LMD).
Esto aclara el escenario institucional para la formación del Gabinete de Protección de los Patrimonios Históricos de la República Dominicana, órgano que debiera presidir el presidente o la vicepresidente de la República Dominicana.
Decisión en materia de gestión estratégica, que se suma a decisiones pendientes que sólo necesitan voluntad política. Que debieran ser consumadas, para fortalecer la institucionalidad y la sostenibilidad del rescate de centros históricos del Cibao y la Nación.
La primera decisión es presidencial, ya la explicamos. Declarar o institucionalizar por decreto del Poder Ejecutivo, a Raquel Peña coordinadora del Gabinete de Protección de los Patrimonios Históricos de la República Dominicana.
Que integre el ministerio de cultura, ministerio de educación, alcaldes y la Liga Municipal en ese gabinete, mientras dure el programa de intervenciones de impacto que desarrolla la presidencia de la República en diversos centros históricos de la Nación. Luego de ahí en su momento, el ministerio de cultura y los ayuntamientos de las ciudades con importantes patrimonios, debieran pactar un programa común.
Hay regiones genuinamente productoras de cultura y agricultura que generan «economía naranja», término como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), etiqueta la producción de bienes y servicios culturales. Incluyo la agricultura, dado que esta práctica milenaria acumula formas «del Ser, el Estar y el Hacer», de los dominicanos en el cultivo y procesamiento del tabaco, café, cacao, productos menores y la caña de azúcar que atesoran mucha historia que contar, referir y hacer la museografía de su historia y cultivo natural.
Esta decisión de política es clave para la sostenibilidad de las inversiones públicas efectuadas por el Estado dominicano en materia cultural; exactamente como la reciente realizada en Santiago de más de 1,500 millones. Se rescató Casa de Arte, Centro de la Cultura «Ercilia Pepín», Casa de Patrimonio-Consejo Histórico y calle cultural Benito Monción.
La segunda decisión es local para Santiago, en el orden de relanzar, vía la modificación de la Resolución 2560-06 del Ayuntamiento, el Consejo del Centro Historio de esta ciudad. Para hacer participar organizaciones que surgieron en los pasados 25 años. También, incluir nuevas funciones y competencias de este organismo. El alcalde Ulises Rodríguez tiene en sus manos la propuesta.
Diversos centros históricos nacionales y cibaeños generan atractividad a millones de turistas, visitantes y clientes. Asimismo, hacen circular más de 107 mil millones de pesos cada año por sus territorios, áreas y edificaciones patrimoniales.
Según estimaciones efectuadas por el Colectivo de Investigadores y Consultores, Strategius, en el Cibao, San Felipe de Puerto Plata, Moca, La Vega, Salcedo, San Francisco de Macorís y Santiago de los Caballeros, acumulan el más auténtico patrimonio cultural, desde la Colonia, Independencia y Restauración de la República hasta conquista de la democracia en el pasado siglo XX.
Es un patrimonio material e inmaterial, que hoy es la más grande empresa cultural de la República Dominicana. Hacerlo por decreto para que se organicen consejos en diversos centros históricos de las diversas provincias.
La tercera decisión es formular con herramientas participativas, el Plan Estratégico para Centros Históricos (Patrimonio Sostenible). En la ciudad de San Felipe Puerto Plata, el honorable médico antitrujillista José Augusto Puig, dejó compendios y manuales sobre cómo cuidar el patrimonio de la ciudad novia del Atlántico, documentos que su hijo Fernando Puig Miller, atesora con mucho esmero.
Las familias Cáceres, Guzmán y Espaillat en Moca. La Iglesia Católica de La Vega y las familias Fernández, Atallah, Aguayo y Ortega en San Francisco de Macorís. En Salcedo, los Mirabal y Fernández, entre otras, también acumulan genuinas joyas de la corona de nuestra cultura.
En Santiago, dos núcleos culturales, el Centro León y el Centro de Convenciones UTESA trabajaron con el CDES, la Agenda Cultura. También, la ciudad novia del Yaque posee edificios emblemáticos como la Fortaleza San Luis, el Monumento a los Héroes, Correo y Hotel Mercedes. Equipamientos culturales que es fundamental incluir en el plan estratégico de centros históricos nacionales.
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