La alta dirigencia del Partido Demócrata, lo mismo que los multimillonarios capitalistas que financiaron la campaña de Zohran Mamdani, no han parado de reír a partir del triunfo electoral del socialista-musulmán, quien será a partir de enero el alcalde de la ciudad de Nueva York.

La burla no es por la derrota política que le dieron al presidente Donald Trump y a los candidatos del Partido Republicano en las pasadas elecciones municipales y estatales.

Las razones para hacerlo es que han visto con sorpresa cómo votantes newyorkinos, en su mayoría de clase media y baja, creyeron en las promesas demagógicas de su novedoso líder político, de 34 años.

Mamdani, nacido en Kampala, Uganda, llegó a Nueva York a los siete años procedente de Sudáfrica, acompañado de sus padres Mira Nair, de la India, y Mahmood Mamdani, ugandés.

Creció disfrutando las facilidades que otorga Estados Unidos a los inmigrantes. Se nacionalizó estadounidense a los 27.

Fue favorecido para vivir en un costoso apartamento en Astoria, Queens, que tiene renta controlada.

Nunca le faltó nada para estudiar en la prestigiosa escuela de Bowdoin College, en Maine, algo que no disfrutan muchos estadounidenses.

Antes de incursionar en la política, Mamdani fue escritor de música rapera. Como activista político dentro del Partido Demócrata logró ocupar un asiento en la Asamblea Estatal de Nueva York, como representante del Distrito 36.

Buscando la alcaldía de Nueva York derrotó al veterano exgobernador Andrew Cuomo y al candidato republicano Curtis Sliwa, entre otros.

La agenda progresista que pretende aplicar como nuevo alcalde de esta ciudad a partir de enero de 2026 contempla modificar el actual sistema económico capitalista de Nueva York por el sistema económico socialista, que defiende con vehemencia.

Sus promesas de campaña, de aumentar el sueldo mínimo a $30 dólares la hora no lo aceptarán los empresarios, industriales, ni los grandes y pequeños comerciantes.

Representantes de las asociaciones de bodegueros de NY ya iniciaron sus protestas y aún Mamdani no se ha juramentado como alcalde.

La congelación del costo de la renta de apartamentos podría ser posible, pero encontrará mucha resistencia por parte de los judíos estadounidenses, dueños de la mayoría de los edificios de apartamentos de NYC, así como de los dueños de empresas administradoras de bienes raíces.

El incremento de impuestos anunciados a los ricos propietarios de fábricas, empresas, tiendas, supermercados y bodegas implicará el aumento del alto costo de la vida en todos los renglones.

Los multimillonarios de NY son quienes más aportan con sus impuestos, fortaleciendo la economía capitalista de la ciudad más grande de EE.UU.

Si ellos deciden abandonar Nueva York por esa causa, para emigrar hacia otros estados, ¿de dónde saldrán los fondos para cubrir los gastos que genera el costosísimo servicio de transporte público (autobuses y trenes), más la creación de miles de guarderías si todo ello será gratis?

No es verdad que los multimillonarios capitalistas estadounidenses permitirán que un inmigrante con ideología izquierdista apoyado por el Partido Demócrata intente reproducir el virus “comunista” en el corazón de “La Gran Manzana”.

La comunidad judía-estadounidense en NY, de 2,2 millones, tampoco se quedará de brazos cruzados viendo cómo un joven musulmán intenta arrancarles de las manos el poder económico y político que tienen por décadas en este y otros estados.

La guerra religiosa que se avecina en la Gran Manzana será intensa y peligrosa.

De alguna forma, Mamdani intentará imponerse como alcalde y que la fe religiosa a la que pertenece, el Islam, se imponga sobre la creencia católica que prevalece en la mayoría de los estadounidenses.

Con Mamdani se incrementarán en Nueva York las mezquitas donde los musulmanes realizan sus actividades religiosas, en franca competencia con las miles de iglesias católicas y evangélicas existentes.

El alcalde electo es un defensor de los derechos LGBTIQ+, algo que rechaza con radicalismo la religión musulmana que practica.

El gobierno federal está parcialmente cerrado por culpa de los demócratas. Más de 42 millones de personas no están recibiendo los cupones de alimentos gubernamentales (Snap/EBT) por culpa de los congresistas demócratas.

980 mil empleados públicos despedidos por el gobierno federal están solicitando subsidio por cesantía. No hay fondos suficientes para pagar sus salarios.

Las aerolíneas se preparan para suspender vuelos por falta de personal en las áreas de control y seguridad en los aeropuertos del país.

Al parecer, con el cierre del gobierno federal, los demócratas prefieren “que entre el mar” y destruya la ciudad más grande e importante de EE.UU, antes que aceptar los recortes presupuestarios del presidente Trump, que afectan las agencias benéficas despilfarradoras de millones de dólares que ellos controlan, su agenda Woke y la globalista 2030.

El futuro de la ciudad de Nueva York es sombrío, peligroso e incierto.

El caos, el vandalismo callejero, los asaltos con violencia y el robo delincuencial reinarán en toda la ciudad con las nuevas medidas policiales que pretende aplicar el nuevo alcalde Zohran Mamdani a partir de enero 2026.

Rafael Gómez

Periodista

Rafael Gómez, periodista dominicano. Residente en los Estados Unidos.

Ver más