El pasado jueves 8 de mayo, en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), se presentó el libro Espejo para corruptos de Marino Zapete. Cinco docentes de distintas escuelas dentro de la Facultad realizamos comentarios críticos sobre la obra. Asumí esta intervención tanto como profesora de filosofía, como también desde mi condición de participante en diversas luchas sociales en el país durante los últimos 22 años.
Espejo para corruptos del periodista Marino Zapete es una compilación de cuatro expedientes de corrupción sometidos por el Ministerio Público a partir del 2020 contra colaboradores cercanos y familiares del expresidente Danilo Medina. Son los muy reconocidos casos de “Operación Antipulpo”, “Operación Calamar”, “Operación Medusa” y “Operación Coral y Coral 5g”.
La labor de Marino Zapete es la de un antologista, que identifica, selecciona, reúne, edita y unifica estilísticamente las transcripciones de los expedientes de la Procuraduría Especializada de Persecución a la Corrupción Administrativa (PEPCA) para estos cuatro casos, junto a interrogatorios y declaraciones de algunos de los involucrados, introduciendo cada expediente con sus propios comentarios. La obra también contiene una introducción y una conclusión general, donde Zapete hace énfasis en el rol que jugaron movimientos sociales como la Coalición por una Educación Digna y, especialmente, la Marcha Verde en crear las condiciones de posibilidad para que estos casos de corrupción fueran perseguidos ante la justicia.
Plantea el autor que la ola de movilizaciones de masa desde el año 2017 que demandaban justicia por diversos escándalos de corrupción como el caso de la constructora brasileña Odebrecht, entre otros, obligó a Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) a asumir las consignas anticorrupción en su campaña presidencial y, al llegar al puesto, a designar a Miriam Germán como Procuradora General de la República. Y que fue esa designación, junto a la de Yeni Berenice Reynoso y Wilson Camacho en sus respectivos puestos, la que posibilitó el armado de los expedientes que el libro presenta.
Estoy de acuerdo con Marino Zapete en que estos cuatro casos representan una concesión del gobierno del PRM encabezado por Abinader al movimiento anticorrupción. De hecho las ideas de un “Ministerio Público independiente” y “el fin de la impunidad” fueron de las banderas principales de su primer mandato. Mucha gente se esperanzó pensando que estábamos ante una ruptura de la cultura del “borrón y cuenta nueva” que se ha implantado en la política dominicana desde el fin de la dictadura trujillista hasta el presente. Esta cultura implica la absoluta falta de consecuencias para las más terribles y evidentes acciones criminales, si estas vienen de los sectores en el poder y las clases dominantes.
Sin embargo, el propio Zapete pone en cuestión cómo hay aún personalidades, tanto del ámbito público como empresarial, que son mencionadas como implicadas en labores ilícitas dentro de estos mismos expedientes y que no han sido perseguidas por el Ministerio Público.
De la lectura surge la inevitable pregunta ¿cómo es posible que el expresidente Danilo Medina no haya sido investigado? Y ni mencionar el hecho de que no se haya perseguido ninguno de los escándalos de corrupción de los gobiernos de Leonel Fernández e Hipólito Mejía. ¿Se llevaba el Ministerio Público de lo que el hoy perremeísta Hipólito Mejía planteó en su momento de que los presidentes y expresidentes no se tocan? ¿Y esos otros personajes del sector empresarial que aparecen sobornando funcionarios y que no han sido tocados? ¿Los empresarios no se tocan?
Leer es leer entre líneas, leer lo que no está dicho y aquí hay ausencias que nos toca como lectores y sociedad completar con preguntas y demandas colectivas de respuestas. ¿Es posible transformar un sistema corrupto hasta la médula con simples cambios de funcionarios y de procedimientos?
No puedo dejar de pensar que este espejo para corruptos le puede servir a aquellos que están haciendo sus fechorías hoy mismo, que entiendo es el propósito del título. ¿Pero serán perseguidos? ¿Habrá cero impunidad para escándalos como el del MINERD bajo la gestión de Roberto Fulcar? ¿Conoceremos expedientes de miembros del gobierno del PRM o con sus renuncias o separación de sus puestos basta? Siguen las preguntas: ¿Dónde ha estado el “Ministerio Público independiente” ante la evidente corrupción policial que hubo durante el toque de queda en el año 2020; o ante la violación de las propias leyes dominicanas por parte de la Dirección General de Migración, con múltiples denuncias de allanamientos sin orden judicial, de extorsión, detención de menores, embarazadas, envejecientes; asesinatos contra inmigrantes; dónde ha estado ante las amenazas y agresiones a defensores de derechos humanos, por parte de sectores ultranacionalistas?
Considero que Marino Zapete tiene una lectura optimista de lo que fue del Movimiento Marcha Verde y sus logros. El estudio profundo de este como movimiento social reciente es una tarea que tendremos que asumir y que no está dentro de los propósitos de la obra comentada. Pero, si convenimos que lo poco que se ha hecho en este mandato de persecución a la corrupción del gobierno anterior fue arrancado por el pueblo que se movilizó en Marcha Verde, ¿acaso fue lo único progresivo que se le pudo arrancar al PRM (además de la ley contra el matrimonio infantil)? ¿Es que aún dentro del limitado marco de la lucha anticorrupción no podría haberse articulado un movimiento independiente que demandara la profundización de las políticas anticorrupción en el gobierno de Abinader?
¿Podemos hablar de Marcha Verde como un movimiento exitoso o más bien de otra historia de cooptación de la dirigencia de un movimiento social, que al cambiar el color y las siglas en el poder, una parte importante de sus representantes se acomodó, buscó lo suyo y abandonó su función crítica?
Recomiendo mucho a estudiantes y profesionales de todas las áreas a leer los expedientes recopilados en Espejo para corruptos. Tal vez les pase como a mí que, por momentos, sentía que estaba leyendo una obra de ficción, tal vez se pregunten cómo es posible tanta desfachatez y desparpajo. Y tal vez se pregunten qué pasa más profundo en una sociedad donde esto es posible y donde todavía no hay ninguna condena por ninguno de estos casos.
En esa última pregunta entra el rol de las humanidades y nuestro esfuerzo por comprendernos y mirarnos crítica y profundamente, aunque ello resulte incómodo.
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