La entrada de nuevos elementos léxicos procedentes del inglés, o de cualquier lengua, no implica ningún peligro de alteración del español. El sistema tiene la capacidad de asimilarlos e integrarlos de acuerdo con su propia estructura. Por ejemplo, la palabra inglesa scanner llegó al español con la forma escáner. La estructura inglesa ha sido objeto de un ajuste fonológico mediante la prótesis de una /e/ para resolver el problema de la prohibición en español de la combinación de una /s/ más consonante al inicio de palabra. Es lo mismo que ha sucedido en muchas ocasiones a lo largo de la historia, no solo con los préstamos (espagueti, del italiano spaghetti; eslogan, del inglés slogan), sino también con las formas etimológicas latinas que tienen un grupo consonántico iniciado con /s/ al principio de palabra: escribir, de scribĕre; escuela, de schola. Pero no solamente eso. El nombre escáner, ya adaptado fonéticamente a la lengua receptora, se ha convertido en el punto de partida o la base para la formación del verbo escanear, del adjetivo escaneado y del sustantivo escaneo, utilizando los recursos pertinentes de derivación morfológica con los que cuenta la lengua. Igualmente ha sucedido con líder, de donde han salido liderar y liderazgo, y con la mayor parte de los anglicismos.

¿Es verdad que los anglicismos ponen en peligro la integridad del español?

En este sentido, la adopción de los préstamos puede verse como un fenómeno natural por medio del cual la lengua amplía y enriquece su caudal léxico, sin que al hacerlo se modifiquen o se trastornen sus estructuras fonológica y morfológica. Quienes se escandalizan e intentan defender al español de la amenaza extranjera, están subestimando la fortaleza del sistema. El proceso de integración morfológica constituye una demostración de que el préstamo ha dejado de ser y de sentirse como un elemento ajeno y ha logrado naturalizarse, asimilándose por completo a la estructura de la lengua receptora. Los ejemplos son muy cuantiosos: basquetbol, chequear, clip, clóset, fólder, fútbol, jonrón, lonchera, máster, suéter, surfear.

Lo dicho no implica que se deba adoptar una actitud complaciente frente al uso de cualquier préstamo o calco del inglés. En algunos casos, es completamente innecesario e inaceptable recurrir a la forma extranjera porque el español posee las palabras precisas para expresar lo mismo. A veces, por descuido o por ignorancia, se emplean oraciones como estas: ‘¿Ya mandaste la aplicación?’; ‘Él tiene que enfocarse más en sus estudios’.  En el primer caso, se está usando la palabra aplicación en el sentido de solicitud, totalmente distinto a lo que significa esa forma en español. Y en cuanto al uso de enfocarse, conviene saber que en ese contexto se dice concentrarse. En español existe el verbo enfocar, transitivo, con el sentido de ‘hacer que la imagen de un objeto producida en el foco de una lente se recoja con nitidez sobre un plano u objeto determinado’. Pero enfocarse, pronominal, no existe como equivalente de concentrarse. Donde sí cabría ser utilizado de forma apropiada sería al momento de hacerse un selfi. Una persona que se hace la foto a sí misma puede decir: ‘Tengo que enfocarme mejor para que la foto no salga borrosa’.

¿Es verdad que los anglicismos ponen en peligro la integridad del español?

¿La Real Academia Española acepta los anglicismos?

La Real Academia Española ha abandonado su posición original de carácter prescriptivo que rechazaba los extranjerismos por creer que dañaban y ponían en peligro la integridad o la ‘limpieza’ de la lengua. Desde hace décadas, la situación ha cambiado y se ha dado entrada en el diccionario a muchos anglicismos: airbag, bluyín, clip, copyright, espray, hobby, jipi, party, etc.

Es chocante, sin embargo, la incoherencia con que se ha hecho la adopción en ciertos casos. En la mayoría se reproduce por escrito la pronunciación y la forma amoldada morfológicamente: baipás, bloguero, bluyín, chequear, clicar, escanear, espray, estrés, estresante, flipar, órsay, panti, tuit, tuitear.

Pero en otras ocasiones se mantiene la grafía inglesa: copyright, gay, hobby, jeep, short, software. A propósito del anglicismo jeep, registrado oficialmente en el diccionario académico, llama la atención que todavía no se haya hecho lo mismo con su variante yipeta, usual en el vocabulario de los dominicanos. Diferentes trabajos de investigación confirman la vigencia de esta palabra, con un elevadísimo índice de disponibilidad en la República Dominicana, por lo que es acreedora del derecho a tener una entrada en el Diccionario de la Academia, al igual que escanear, espray, flipar o jeep.

Orlando Alba

Linguista

Orlando Alba es un lingüista dominicano, socio de Honor de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina, ALFAL, miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y académico correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua. Fue condecorado por el Estado dominicano con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Comendador. Ha sido catedrático de la PUCMM y de Brigham Young University. Su bibliografía incluye numerosos artículos en revistas especializadas y más de una docena de libros que analizan, principalmente, temas relativos al español dominicano. Con motivo de su jubilación, un grupo de colegas reconoció su carrera académica de más de 40 años con la publicación del libro ‘Estudios de lengua y lingüística españolas – Homenaje a Orlando Alba’ (Ed. Peter Lang SA).

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