“Para el físico el campo electromagnético es tan real como la silla en la cual se sienta”.
La cita anterior es de Albert Einstein y Leopold Infield de una obra de divulgación conjunta denominada en su estricta traducción del inglés como “La evolución de la física” o como “La física aventura del pensamiento” una muy original e interesante traducción de la editorial Losada de su título al español desde su primera edición ya en 1945.
Por lo que el campo electromagnético objeto de estudio del electromagnetismo como disciplina científica es realidad. Diferente es decir que su efectiva identificación y comprensión fue el resultado de un intrincado proceso que partió desde los griegos en los años 600 a.C. hasta alcanzar su culminación esencial con James Clerk Maxwell en 1865.
La calificación de joya al electromagnetismo a partir de la connotación de “calificar algo como excelente o de gran calidad” es hoy más que evidente; pero más allá de los grandes beneficios tecnológicos que tanto han impactado a la vida humana como la electricidad o las comunicaciones, interesa en lo concreto saber “dónde está” o como se manifiesta esa realidad.
Se ha demostrado fehacientemente que tanto los fenómenos eléctricos como magnéticos son casos particulares del campo electromagnético cual realidad que los abarca. De ahí que en cuanto a “dónde está”, interesante es resaltar el campo magnético terrestre generado por el hierro liquido en el núcleo de la Tierra, campo que se extiende al espacio exterior garantizando la vida cual escudo protector ante la dañina radiación solar y cósmica, lo que provocó que el planeta Marte en el pasado perdiera su atmosfera. Comprende también a la luz solar cual radiación electromagnética. El sistema nervioso y el corazón que generan campos magnéticos biológicos; o la radiación infrarroja (calor) que emiten los objetos.
Ya se ha comentado cual fuentes creadas por el ser humano en lo tecnológico los teléfonos celulares, televisores, microondas; en cuanto a líneas eléctricas con los cables de alta tensión y los electrodomésticos; en las comunicaciones con las antenas de radio, televisión y telefonía; o en tecnología médica tales como la resonancia magnética y los rayos X. O hasta en la aguja de una brújula cuando se alinea con el campo magnético de la terrestre.
Ya no es solo tan real para el físico como la silla en la cual se sienta como dijeran Einstein e Infield. Es una realidad que todos podemos confirmar.
¿Dónde está? En todas partes.
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