Las almas pululan en el infinito mientras observan la mezquindad de aquellas personas que en apariencia era humanos.
Cientos de personas llegaron al torbellino de concreto, acero, agua y electricidad. Muchos llegaron por obligación, vocación de servicio, allegados o simple curiosidad.
El agotamiento era tremendo, más aun luego de cubrir por horas jornadas sin descanso ya sus cuerpos no daban más, era tiempo de una pausa mientras sus mentes no cesaban de repetir las escenas de horror.

Las monjas, acostumbradas a estar en los momentos más difíciles de la humanidad estaban estupefactas; la tragedia les superó. Hasta enajenados que viven en otro universo paralelo estaban abatidos ante tanto dolor.

Dentro del nicho cual ataúd, se levantaban restos de las estructuras colapsadas buscando alientos entre los escombros y siguiendo los ecos de auxilio. Fuera del recinto muchos oraban, consolaban, ayudaban de una u otra manera a todos y cada uno de los presentes; entregando agua, comida, apoyando los equipos de trabajo y las victimas que no estuvieron dentro; “los familiares y amigos cercanos”.

Aquella tarde de abril, lunes, recibí una invitación de cumpleaños a celebrarse en dicho lugar, mi pareja solo miró de reojo recordándome que no le gustaba ese lugar que le parecía estar dentro de un féretro enorme.
Observando después con detenimiento, la verdad es que realmente parece un lugar de terror; desde la caseta de la bomba de agua hasta la estructura que asemeja un nicho gigantesco donde los amos recibían a los convidados escondiendo sus afilados colmillos y colas de pica.
Esa noche el pacto con el demonio mantuvo a uno de ellos fuera del país mientras otra salía cobardemente antes que los sueños de cientos de personas se hicieran añicos bajo el peso de la ignominia.
El pacto aún se mantiene y los mantiene libres, libres del peso de la ley, cívica, moral y penal. Pero aquel maldito lugar donde ángeles fueron privados de sus cuerpos físicos, algún día se las cobrará todas, cosa que la justicia (vergüenza nacional) no hizo.

Compartir esta nota