Porque: “La ignorancia se viste de orgullo; la sabiduría, de humildad”
“Hoy en día, la gente no defiende
lo que es correcto, defiende a
quien quiere y de quién se beneficia”.
Desde hace un largo tiempo he estado planteando la necesidad urgente sobre el reordenamiento de los objetivos dentro de nuestros servicios de inteligencia, sin resultado alguno. Y no es raro que no se me haya hecho caso, ya que los mismos intereses que pesan sobre ellos son los mismos que lo han impedido, iniciando por los intereses políticos partidarios y la actitud obtusa de no querer distinguir entre las diferentes amenazas internas, considerando dentro de estas, las del lado oeste de la isla.
En las últimas décadas, se ha producido un desgaste progresivo con relación a la producción de inteligencia, la cual, por desconocimiento o mala fe, se ha estado interpretando la información cual si fuesen iguales, sin establecer que esta última es solo la base de la primera.
Las amenazas han evolucionado silenciosamente, de manera tal que hoy la gran inseguridad ciudadana no es más que la falta de inteligencia para actuar en contra de esta y la carencia de formación institucional para fortalecerla, dando por sentado que la tecnología es la madre de obtención de la información.
Este craso error, ha llevado a que el chisme telefónico y la manipulación de este se haya convertido en un sucio negocio extorsionador, olvidando que el ente humano para la obtención de la misma información sea la fuente más creíble y eficaz para la creación de la inteligencia. Esto, ha conllevado que, dentro de la comunidad de inteligencia, se haya perdido el rumbo en cuanto a las reales amenazas contra las cuales se debe de proteger al Estado.
La lucha de la inteligencia contra las nuevas amenazas y el estudio profundo de las antiguas ha quedado rezagada para hacerles frente, donde la inestabilidad del sistema se ve diariamente cual, si estuviese caminando en una cuerda floja sobre un gran abismo que todos vemos, pero que, por igual, pocos admiten y hasta evaden hablar del tema.
Nuestro país se ha convertido en un conducto útil para todo tipo de indelicadezas internacionales, lo cual, nos degrada como Nación al no poder actuar con eficacia en contra de eso, mientras algunos se entretienen con la intervención de llamadas sobre chismes y farandulearías, aunque las dirigidas al blanqueo de dinero y transacciones de negocios sucios, esas, jamás las escuchan ni la reproducen. Y es que, la necesidad de qué y cuanto saber sobre estas amenazas, son imprescindibles para bien ejecutar la gobernanza de este país.
La obsolescencia del sistema de inteligencia nacional es evidente en cada hecho o situación que se produce, donde nadie admite que el lado más débil que padece está dentro de ellos mismos, debido al poco control sobre sus miembros y la innegable desaparición de la contrainteligencia, razón por la cual, les ha sido fácil a los indeseables, penetrar hasta sus entrañas, ya sea implantando o explotando indelicadezas o caer bajo el sopor del soborno para no ver hacia donde deberían hacerlo.
Y, sobre la ineficiencia o carencia de inteligencia con relación a lo que siempre ha sido nuestra peor amenaza, lo mejor es ni hablar. Las redes clandestinas y su manejo es algo inexistente debido a la carencia del adiestramiento y capacitación sobre este tema, es nulo, razón por la cual, sus miembros -en demasía- a lo más que llegan es a establecer puestos de chequeos inoperantes para la inteligencia, aunque si efectivos como medios de indisciplinas y corrupción. Aún y duela, es así. ¡Sí señor!
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