El filósofo Spinoza explica que ese odio generalizado en las naciones que circundan a Israel y que contemplan su desarrollo histórico sorprendente, ayuda, según él, a la integración política del pueblo de Israel y ha servido de garantía a su conservación, aun en la dispersión en la que han caído cuando han relajado las costumbres en que tradicionalmente se han desarrollado.

Existen todavía naciones que no han sabido amarse internamente como para integrarse y presentar el tejido social compacto que produce la potencia para buscar buenos legisladores, que puedan confeccionar constituciones operativas en las que se genere la seguridad y la fe en el trabajo honesto y en la potencia liberadora de la educación.

Sinembargo, desde el siglo XVII Spinoza previene un futuro Estado de Israel en el que se vuelva a obtener la potencia social necesaria para constituciones justas en las que se alcance la racionalidad en una plena democracia. [3]

Spinoza comienza el capítulo III del TTP con la afirmación de que la felicidad no es mayor por ser exclusiva y en este sentido está coincidiendo con el milagro de la multiplicación de los panes, que pone en escena el aumento de los volúmenes, cuando son compartidos.[4]

Baruch de Spinoza

Así, tanto el amor como el conocimiento aumentan cuando se comparten y hasta el dinero se revaloriza cuando rueda en el marco del Estado por toda la población.

Spinoza destaca que la sabiduría del rey Salomón (990-931 a.C.) no se vería opacada por la presencia de otros reyes sabios y explica que si hubiera sido igual de favorable a todos los pueblos, no fuera menos favorable al pueblo hebreo que se desarrolló bajo la legislación de Moisés.

Las leyes que este legislador les dio no fueran menos justas en el caso de haber dotado a todas las naciones con legislaciones funcionales y capaces de solucionar los problemas específicos de cada una de las naciones del mundo.

Sin embargo, vemos que algunos pueblos viven mejor que otros y que, mientras algunos desarrollan sus actividades al calor de la justicia, otros pueblos sobreviven en el marco de la esclavitud, la traición, la injusticia, la miseria y la opresión.

La respuesta está en la asistencia externa de Dios, que dota a algunos pueblos de legisladores solidarios y sensibles; capaces de sentir la presencia de los problemas básicos que afectan a sus conciudadanos y se concentran en combatir, a través de las leyes, las raíces de esos problemas.

Hay que destacar que para alcanzar al legislador ideal debemos tener, a nivel de la población, la energía de una imaginación positiva y una profética optimista que previsualice las soluciones de los problemas que afectan a una población determinada.

Hay que contar con una fe positiva en la energía propia de cada pueblo, que permitirá alcanzar la salud política, y enfocar la esperanza en la justicia.

           En lo que se refiere al auxilio interno de Dios que se expresa en cada una de las individualidades, Spinoza piensa en una cantidad de potencia cualificada que se expresa de una manera determinada.

Esa potencia interna impulsa a cada una de las individualidades humanas y políticas y por ella los individuos buscan sobrevivir y mantenerse en la existencia a pesar de las condiciones externas.

Llama gobierno de Dios al conjunto de las leyes de la naturaleza en su constancia inquebrantable y es el poder de Dios el que actúa en cada una de las individualidades buscando la propia conservación.

Asimismo, habla de elección divina como todo aquello que hace cada uno por determinación de las leyes naturales y según el orden de la naturaleza y considera que el  orden natural es la cadena de causas productivas que se desarrollan bajo las leyes naturales.

Pero, además, Dios ofrece a los hombres un auxilio externo que consiste en todo aquello que es útil al hombre y que se produce por causas exteriores al individuo humano obligándonos a reaccionar a los estímulos externos.

Según Spinoza Dios dirige las cosas por causas fortuitas que nada tienen que ver con la realización del hombre y, a partir de aquí, quedamos expuestos a la fortuna, en una situación de alta peligrosidad.

[3]-Spinoza, B. TTP.,  opus cit., p. 62.

[4]-Spinoza. B. TTP., opus cit.,  p.53.

Elsa Saint-Amand Vallejo

Dra. Elsa Saint-Amand Vallejo, filósofa e investigadora.

Ver más