No es Nicolàs Maduro y su gabinete. El problema fundamental del imperialismo yanqui con Venezuela es: cómo apropiarse de las riquezas naturales (petróleo, gas, agua, uranio, tierras raras, y otros). Y en segundo lugar, cómo controlar la ubicación geográfica de la patria de Bolívar.

Sabemos que ese es el problema, y para apoderarse de esas riquezas que ya tuvieron y perdieron, han aplicado (con malos resultados) sus clásicas estrategias: dirigir la oposición políticas (incluida la conspiracion interna, sabotaje al sistema elèctrico, plataformas petroleras y otros actos de terrorismo) bloqueos polìticos, diplomàticos y económicos; manipulaciòn mediàtica… y hasta recurrieron a la comedia de proclamar presidente, a un tal Guaidò.

Ahora es el turno de la amenaza de ocupación militar. La intimidación. El despliegue de tropas y poderío militar, bajo el triste discurso de su lucha contra el narcotráfico.

Desde la fatídica Doctrina Monroe (1823), de América para los americanos, con la que EE.UU. pretendió convertir a América Latina y el Caribe en su patio trasero, también los pueblos de la región hemos aprendido mucho. Ya lo hemos demostrado desde la literatura y las artes; desde las aulas, las urnas, en la lucha legal y cívica, en las huelgas y la resistencia armada. Conocemos bien el imperialismo yanki.

Se sabe que atraviesan por una crisis económica cada vez mayor; de todos los problemas sociales internos, y como imperialismo al fin, pretenden encontrar solucion por la vía de nuevas guerras, aunque para ello tengan que derrocar gobiernos legal y legítimamente constituidos, violar la soberanìa de otras naciones, imponer dictaduras, etc… ¡Tienen una sobrada experiencia!

Es deber y de dignidad para toda persona democrática y revolucionaria, rechazar la militarización yanqui en el Caribe, así como sus provocaciones en las costas venezolanas.

La presencia de dichas tropas nos recuerda la atroz devastación de la guerra en Irak, en la que Washington argumentó la búsqueda de unas armas de destrucción masiva que no existían. Y lo sabían.

Estas amenazas de intervención militar a Venezuela y de derrocar sus gobierno legalmente y legítimamente constituido, es el discursito de la lucha contra el narcotráfico, y no se le debe hacer el juego, repitiendo su relato.

Ya sabemos de la guerra que desangró a Colombia, durante más de cuatro décadas; EE.UU. tiene allí siete bases militares, y la producción, procesamiento y tráfico de drogas hacia suelo estadounidense nunca ha parado. Su consumo interno cada día crece más. ¡El libreto para Venezuela, no encaja!

Hay que repetir, tanto como se puede, que EE. UU está en serios problemas económicos y en declive político mundial y necesitan abordar su crisis, otra vez por la vía de la guerra. Como siempre.

Nicolás Maduro y su gabinete son un problema para EE. UU, en tanto representan un Estado, un gobierno y un liderazgo político, militar y popular con el que tendrán que pelear cuerpo a cuerpo si dan un paso al frente ocupando a Venezuela.

Pero el problema en y con Venezuela, el dolor de cabeza y del cuerpo entero del imperialismo yanki, además del saqueo de las riquezas naturales venezolanas, es geopolítico: es como instalarse allí, para cerrar el paso a los intereses chinos y rusos en El Caribe y el resto de América Latina.

Es un relato muy simplista, alegar que para EE.UU el problema es, el modelo de gobierno de la revolución bolivariana.

Si las bravuconadas y anuncios de ocupación militar a Venezuela fuera por lo que EE.UU. dice, por el tema de las drogas, su propia Unión tendría que auto disolverse.

El problema de fondo son los otros dos: el cómo se apropian de los recursos naturales venezolanos y el cómo impiden que en todo el continente continúen pasando una bandeja llena de ensalada rusa, con salsa china.

Virtudes Álvarez

Dirigente político

Mujer, política, activista social, dirigente del MIUCA y del Frente Amplio.

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