Con la Revolución Francesa es que surgieron las diadas entre izquierdas y derechas, cuando en la asamblea constituyente se debatió sobre si se debía seguir la monarquía o si se debía abolir, siendo este acontecimiento caracterizado por un debate muy acalorado. Los que se encontraban a la derecha del rey eran los que querían que se mantuviera la monarquía, mientras que los que se encontraban a la izquierda eran los revolucionarios que querían abolir la monarquía. El hecho de agruparse en la izquierda o en la derecha fue lo que causó estos términos o jergas políticas que siguen influyendo hasta hoy día, causando un cierto polemismo entre esas ideologías, pero ¿en qué consisten estos términos en la política? ¿Cómo es el espectro político hoy día?
En un aspecto general, la izquierda posee una doctrina del igualitarismo, con la creencia de que todos los humanos somos iguales en todos los ámbitos, asociándose con el igualitarismo y que se deben combatir las inequidades sociales, haciendo énfasis en la sociedad, es decir, con el socialismo y el comunismo, que es lo más extremo. Desde el punto de vista económico,los izquierdistas entienden que se debe redistribuir la riqueza para erradicar la inequidad y para que haya igualdad de clases. Mientras que la derecha se asocia con el conservadurismo, que entiende que se debe continuar con las instituciones tradicionales y se centra más en el individualismo, es decir, apoyando el emprendimiento privado sin intervención del Estado.
Por otra parte, a través de la historia hemos tenido disputas por ideologías políticas. Por ejemplo, se vivió la Guerra Fría en el siglo XX con una lucha incesante entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, en la que hubo una rivalidad entre el comunismo y el capitalismo, pero a partir de la caída de la Unión Soviética en 1991, la lucha ideológica es entre liberales y conservadores, que se basa más en lo moral y no tanto en lo económico, como en gran parte del siglo XX. Esta polémica ha perdurado hasta la actualidad, siglo XXI.
En la actualidad, hemos tenido un giro hacia los extremismos tanto de la izquierda como de la derecha, algo preocupante para nuestras democracias, ya que estos extremos ideológicos en muchas ocasiones tienden a tener ciertos rasgos autoritarios.
Lo peor de todo es que estamos viviendo en una época donde, en especial, las nuevas generaciones se dejan influenciar por las redes sociales, en vez de irnos a fuentes veraces y a lo razonable.
Por ejemplo, en cuanto a la extrema derecha, esta Jair Bolsonaro de Brazil, quien está siendo juzgado por haber tomado medidas autoritarias de querer perpetuarse en el poder, y uno de los personajes más en tendencia últimamente, el dos veces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien retornó a la casa blanca, después de cuatro años y ha dado mucho de que hablar en apenas dos meses en el cargo, ya que ha dado ciertos rasgos de autoritario y de autocracia, queriendo expandir su poder erosionando las instituciones democráticas, en especial con el poder judicial, en donde no quiere acatar las ordenes de los jueces, algo que va en contra de los siglos de historia de los Estados Unidos; también, cuando perdió las elecciones del 2020 instó el asalto al capitolio, y ahora al retornar al poder los está indultando y despidiendo a los fiscales que investigaban este caso; es decir, que él ha demostrado que estos vándalos eran sus seguidores.
Mientras que, en la extrema izquierda, uno de sus personajes, Nicolás Maduro, “presidente de Venezuela”, quien mediante una manera autocrática se ha perpetuado en el poder mediante una dictadura socialista, la cual no le permite mucha libertad a los sectores privados en aspectos económicos.
Lo cierto es que existen personas que fanatizan a estos fenómenos políticos, dejándose lavar sus cabezas por puros fanatismos ideológicos, en vez de investigar; es decir, que actualmente, en pleno siglo XXI, podemos visualizar que tenemos un panorama político bastante contrariado, en el que muchas veces centramos los aspectos sociales de derecha o de izquierdas, o peor aún, de extrema derecha e izquierda.
Lo más preocupante de todo es la pérdida de uno de los elementos fundamentales de las democracias, que son las tolerancias mutuas. Este elemento consiste en respetar los pensamientos ideológicos de cada quien y que, independientemente de que una persona tenga un cierto pensamiento político y otra persona otro, estos deben de ser respetados por ambas partes, siempre y cuando no atenten contra los regímenes democráticos.
De la manera en que se han ido decayendo las tolerancias mutuas en el panorama político, es que muchas veces, por tener una ideología, tildan a esa persona de retrógrado. Entonces, ¿están retrocediendo nuestras democracias en estos aspectos? ¿Qué podemos hacer al respecto? Lo cierto es que, para evitar que nuestras democracias retrocedan, lo que se puede hacer es involucrarnos más en la política con una mentalidad de las cosas justas y razonables, además de saber a lo que votamos.
En conclusión, no es que seamos apolíticos y que seamos centristas, es simplemente que, más allá de encasillar las discusiones o debates en esas respectivas ideologías, vamos a una reflexión política y a las cosas razonables y justas, y no a los fanatismos ideológicos.
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