Roberto Ángel Salcedo, ministro de Cultura, ha visitado el viernes 18 de julio, por segunda vez en este año, el municipio cabecera Pedernales, se ha reunido de nuevo en la gobernación y ha vuelto a hablar sobre de plan frontera y su interés por crear las escuelas de arte.
Plausible que el actor humorista, productor de televisión y cine e hijo del exacalde de la capital, con la misma profesión, Roberto Salcedo, haya ido dos veces en tan poco tiempo a nuestro pueblo (la primera el15 de marzo), como parte de su agenda en el Cabo Rojo modo crucero y turismo. Sus antecesores ni para allá miraban.
Pero algo le falta si su intención trasciende la demagogia y la pose para dejar una impronta y hacerse memorable: debería rehuir de la retórica hueca, el vitrineo y el engreimiento en que se encapsulan muchos funcionarios tan pronto son designados, bajo la premisa de que esa táctica basta para visibilizarse mediáticamente, “estar fríos” con el presidente y correr hacia puestos electivos futuros.
Si formar parte quiere de la camada de los autodenominados ejercitantes de la “nueva política”, si desea marcar distancia de la demagogia y de la tan común subestimación de la inteligencia de los demás, para dejar huellas perecederas en el imaginario colectivo, urge que vaya a lo concreto mientras teoriza y logra algún objetivo en el marco de la planificación.
La coyuntura de la demarcación lo manda a aterrizar, y mientras más temprano, mejor.
Pedernales, provincia estratégica de la frontera suroeste, reclama a los funcionarios soluciones concretas y rápidas, hechos que ayuden a amortizar deuda social acumulada, en lo que se diseña y ejecuta planes, programas y proyectos a corto, mediano y largo plazos. Ese pueblo ha visto el naufragio de incontables iniciativas interesantes a causa de la politiquería, la desidia colectiva y la pesadez de la burocracia en el Estado.
Una señal sombría y temprana es que -de acuerdo a la información recibida de un corresponsal- la comisión local para el desarrollo del plan, instalada por el nuevo ministro durante su primer viaje, en marzo, quedó en el aire desde el mismo día. Como si el tiempo esperara, ni se había reunido hasta el momento de su segunda gira.
Nada fortuito tiene, por tanto, nuestro permanente reclamo a funcionarios para que aterricen y vayan al grano en cuanto a reclamos de soluciones sociales, viables a pesar de la burocracia.
Ahí entra nuestra recurrente exigencia de dotar de todos los instrumentos necesarios a la academia y la banda de música, y designar más profesores expertos.
Igual nuestro reclamo sobre construcción de un centro cultural y un auditorio como lo merecemos los pedernalenses, porque implicaría muy poca inversión en comparación con la mucha la riqueza que han sacado y seguirán sacando de nuestras minas de bauxita, caliza, mármol y, en camino, quizá, tierras raras, y son muchos los atractivos turísticos nuestros que ofertarán a visitantes y turistas dominicanos y extranjeros.
Con un mínimo esfuerzo (relaciones tiene), el ministro en cuestión puede diligenciar en el Gobierno y en el sector privado, incluidos Consorcio Cabo Rojo (Grupo Puntacana), filántropos y peloteros magnánimos de Grandes Ligas: cinco trompetas, cinco saxofones (tenor, bajo, barítono), cinco clarinetes, tres trombones, dos oboes, cinco flautas, tres pianos, tres baterías, dos guitarras eléctricas, dos acústicas, dos contrabajos, tamboras, atriles.
Sería maravilloso que en un pronto tercer viaje al pueblo, el titular de Cultura llegue empático, como una especie de “Santicló”, con un camión cargado de instrumentos que servirán al fortalecimiento del arte y la cultura.
Sería memorable. Porque no se trata, como se estila, de ir a donar un par de libras de arroz con una lata de sardinas, o dádivas humillantes de unos cuantos pesos a personas enajenadas por la exclusión para ahondar su desgracia. Es un reclamo razonable, factible si prima la buena intención y la voluntad de acciones puntuales productivas.
El 16 de agosto próximo, el presidente Abinader cumple el primer año de su último cuatrienio. Si es por la tradición política y presupuestaria dominicana, ninguna obra de gran calado se haría en el resto del camino hacia diciembre; luego llegarán la resaca de Navidad y año nuevo, que tomaría parte de febrero.
En 2026 arreciará el tráfago político de cara a las elecciones del 28. Y es archisabido que la planificación, las licitaciones y contrataciones públicas de obras suelen ser procesos tortuosos que no se resuelven de la noche a la mañana, cuando se resuelven.
Así que los pedernalenses, víctimas de continuos engaños de los políticos demagogos, nos ponemos “chivos” y nos abruma la incertidumbre cuando nos hablan de planificación a corto, mediano y largo plazos. Sobre todo, si sentimos que el tiempo pasa sin ver los hechos.
El centro cultural, el auditorio y las escuelas de arte hace muchos años están entre los reclamos en nuestros artículos periodísticos; por tanto, celebramos si nos toman la palabra aunque remarquen con alguna razón que “eso toma tiempo”.
En lo que el hacha va y viene, sin embargo, el ministro de Cultura Roberto Ángel Salcedo debería resolver el equipamiento completo de la academia y la banda de música municipal.
No choca con la planificación de lo otro, ni es un gasto, sino una inversión cultural que redituará beneficios al destino turístico y al colectivo en tanto fortalecería la tradición de buenos músicos y serviría de contrapeso a las ominosas señales de mafias internacionales que nublan de malas maneras la atmósfera local con la juventud en la mira. Se agotó el tiempo para la distracción.
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