La bibliografía de Basilio Belliard es vasta, diversa, multicolor y, como reflejo de su propia actitud frente a la lectura, la investigación y la reflexión, de complejidad omnívora y apetito voraz. En sus decenas de títulos podemos encontrar volúmenes de poesía, antologías, microrrelatos, aforismos, fragmentos, ensayos, artículos académicos y de periodismo cultural. Es, en una palabra, un polígrafo. Hoy día nos convoca para conocer su más reciente vástago, bajo el sugerente título de El huevo roto y la razón (2025), publicado por la prestigiosa Huerga & Fierro Editores, de Madrid, en el marco de su cincuentenario. Aprovecho para felicitar a Antonio Huerga y Charo Fierro, fundadores y directivos de esta firma editorial que, para suerte nuestra, ha apostado, con la sola condición de la calidad del talento, a la literatura dominicana contemporánea y a su proyección en el ámbito de Iberoamérica. Gracias, queridos amigos, en nombre de nuestra literatura y de los lectores de habla hispana.
Si diera riendas sueltas a la especulación, que según el filósofo Hegel no es solo el mayor de los placeres del espíritu, sino, además, el mejor, diría que Belliard reúne esta enjundiosa sarta de ensayos breves o artículos extensos bajo ese título para representar la oposición entre la fragilidad del huevo, sobre todo, de su cáscara, que aquí ya se ha roto, frente a la reciedumbre de la razón, en tanto que legado imperecedero de la única especie capaz de articular lengua y pensamiento, hasta evolucionar a la condición de sapiens, que para Yuval Harari ya se debilita, porque en su afán de llegar a ser deus, en su propia deriva inventiva, ha dado pie a la amenaza de tener que arrodillarse y esclavizarse ante la autonomía desafiante y peligrosa de la inteligencia artificial (IA), para devenir acelerado, angustiado, hiperexplotado, narcisista, soliario y deprimido homo digitalis. Pero, también el huevo es principio, origen, estadio germinal y su fractura podría ser la causa de algo nuevo, una eclosión un arké o principio constitutivo de todo lo existente, para los griegos presocráticos o naturalistas antiguos.
La razón, por su lado, que es para Platón la más elevada virtud del alma y único camino para acceder al plano de las ideas, es decir, la realidad misma, trascendiendo y desvinculándose de ese modo del ámbito o mundo de las sombras, al que podemos llegar por los sentidos; esa razón que siendo parte del alma, junto al deseo y al thymós, último donde se alojan la ira y el odio, procurará dar sentido y organizar al individuo y sus facultades físicas y mentales, para poder acceder al mundo de las ideas y permitirle impartir justicia y orden en la sociedad. La razón, que para Descartes será una facultad fundamental para que, por medio del conocimiento alcanzable a través de la duda metódica, el individuo pueda distinguir entre verdad universal y falsedad, cruzando racionalmente el puente que va de la intuición a la deducción; o bien, de la res cogitans (mente o espíritu) a la res extensa (materia o cuerpo), como fundamento de su dualismo. La razón, sí, esa que para Heidegger es inseparable del ser (Sein) y del ente (Seiendes) y única vía para pensar el ser en sí mismo, en tanto que este no posee el lenguaje como una herramienta, sino más bien como morada, como lugar donde habitan el humano y su ser. Y esta última acepción del principio de razón es la que conduce a Basilio Belliard, en tanto que humanista y no solo escritor, por la senda del encuentro con la obra escrita de una pléyade de creadores de distintos tiempos, a los que analiza, pondera, desmadeja y disecciona, para beneficio de los lectores de sus ensayos.
Ahora bien, la razón que destaca en esta escritura ensayística de Belliard es la que comulga con la filósofa española María Zambrano y su razón poética. En la visión de la relación filosofía y poesía como una gigantomaquia, Belliard sustenta lo siguiente: “la poesía, en su universo intelectual, tiene un sentido creador, producto de dos llamas: el delirio del ser y la razón poética. De la insuficiencia de la razón surge la necesidad de la poesía. La filosofía lucha contra el silencio por vencer al logos, en cambio, la poesía se alimenta del silencio y crea imágenes y metáforas desde el abismo del silencio. Palabra y silencio multiplican las contradicciones y estimulan el enigma entre la poesía y la filosofía. Mientras el filósofo pregunta el poeta encuentra. Es decir, que la filosofía es búsqueda y la poesía, hallazgo” (p.137). Pese a que en algunos pasajes, tanto Zambrano como Belliard parecen colocar la filosofía y la poesía en planos antípodas, lo cierto es que, por mor de la razón poética, la cuestión se cierra en tono armónico. En ese sentido, nuestro ensayista y poeta deja claro que el nudo gordiano del pensamiento de María Zambrano estriba en asumir que, siendo fiel a la palabra y a la idea, la razón creadora es capaz de articular razón y pasión, como también de abrazar mente y corazón, para establecer una conclusión silogística de “razón soñada y pasión razonada” (p.139), como síntesis del conflicto.
Más aún, y volviendo a la suspicacia que, quiérase o no, genera el título de este libro, lo ovular más cercano al homo sapiens son, por un lado, sus ojos, órganos responsables de la visión, y por el otro, los testículos, en el caso masculino, que amén de su valoración sexual, almacenan un todavía insustituible líquido responsable, al encontrarse con un óvulo, de originar vida animal y racional. De manera que, con la metáfora del huevo roto tiene lugar la desembocadura de la sensibilidad frente al lenguaje estético, mientras que la razón dota al artífice de la palabra escrita de las herramientas con las que ha de desentrañar, con apropiado aire sapiencial, la luz oculta en artilugios estéticos como un poema, una novela, una película, un concierto sinfónico, un lienzo pictórico o un ensayo crítico literario, filosófico o sociopolítico.
Quise, de todos modos, y para apaciguar mis afluentes especulativos, consultar al propio autor acerca de lo curioso que me resultaba el título de esta nueva obra. Belliard me contestó: “El huevo roto es un símbolo de lo que no se puede recuperar, corregir o remediar. Es el reto de la razón tratar de hacerlo o volver a la idea del origen y de la creación de lo existente”. “Es -añade el poeta y ensayista- la imagen de lo inexpugnable y perfecto del huevo que, al romperse, representa la idea de la destrucción de lo creado”.
Basilio Belliard, galardonado en 2022 con el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña con su libro Sueño escrito, es doctor en Filosofía por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, reconocido profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), profesor invitado en 2015 por la Universidad de Orleans de Francia y destacado funcionario del Ministerio de Cultura, en diferentes etapas gubernamentales, donde se destacó como director de Gestión Literaria y director general del Libro y la Lectura, además, creador y director de la revista País Cultural, tiene en su haber una extensa lista de publicaciones de diversos géneros que, deteniéndonos solo en materia ensayística habríamos de mencionar El imperio de la intuición (2013), Ritual de las ideas (artículos, 2018), Octavio Paz o la búsqueda del presente (Amargord, Madrid, 2019), El ojo de Ion: poesía y filosofía (Premio de Ensayo de FUNGLODE, 2020), Círculo abierto (Amargord, Madrid, 2020) y Octavio Paz: temporalidad y soledad (2021), entre otros. Con Huerga & Fierro Editores ha publicado antes las obras El lince y el arco iris (microrrelatos, Madrid, 2019) y Todo es aire. Antología poética personal (Madrid, 2023).
El contenido de este nuevo volumen ensayístico reafirma en Belliard su excelsa condición de lector sensible y sin fronteras, analista agudo, de afilado escalpelo crítico, además de exquisito expositor de sus interpretaciones, deducciones e ideas acerca de una diversidad de fuentes creativas, coyunturas históricas de la estética y autores entre los que destacan los movimientos de La poesía sorprendida, en nuestro país, el Surrealismo y su impacto en Europa y Latinoamérica, el Realismo mágico, la relevancia y sentido de los clásicos en la literatura, la relación entre historiografía y literatura, y las obras de autores como María Zambrano, Luis García Montero, Franz Kafka, Jorge Luis Borges, Marcel Proust, Arthur Rimbaud, Sidonie-Gabrielle Colette, Fernando Pessoa, Vargas Llosa, Roland Barthes, Mircea Cărtărescu, Harold Bloom, Walt Whitman, Maurice Maeterlinck, Augusto Monterroso, William Ospina y el poeta de origen haitiano fallecido en febrero último Frankétienne, entre otros autores y temas de interés humanístico, más allá de lo académico.
Si, como lector, tuviera que superponer un tema o cuestión característicos por excelencia de esta obra ensayística de Belliard, que recoge artículos que fueron apareciendo periódicamente en medios nacionales, especialmente, en el diario digital Acento, desde mi óptica sería, sin duda, su afán por entender y hacer entender qué es una obra clásica, qué es un autor clásico, cómo se llega y por qué a esa condición que sellaría la vida y la obra de un autor. Así lo evidencia en trabajos como “El sentido clásico de las obras maestras de la literatura” (pp.9-15), “¿Qué es una obra clásica? Los libros, la lectura y el hábito lector” (pp.30-34), “Los clásicos y la sabiduría” (pp.59-67) y “Los libros y los clásicos” (pp.101-106).
Y este afán persigue un fin didáctico, porque, como educador, nuestro autor aspira a que la lectura sea un acto de auténtico amor, de inquebrantable pasión en cada ser humano. En un tono a todas luces testimonial, nuestro ensayista confiesa: “De todos los aprendizajes, nada ha sido más importante para mí, que aprender a leer, ya que todo lo que soy es una herencia de ese proceso, que dejó la huella más profunda en mi vida espiritual e intelectual. Leer me hizo una persona letrada y creó en mí una conciencia de las cosas del mundo, de las palabras, de la naturaleza y de la sociedad. Nada dejó un signo más indeleble en mi personalidad, en mi memoria, en mi imaginación y en mi sensibilidad, que el momento en que aprendí a leer y a escribir mi nombre”. Esta condición de ser como individuo y de ser en el mundo que exhibe Belliard no hubiera sido posible sin el ambiente familiar que, tanto por su hermano mayor, su padre como su tío, entre otros fueron creando. De ahí la importancia del hogar en la educación ciudadana.
De igual forma, y luego de una extensa labor investiga en torno a la obra de un poeta y ensayista latinoamericano y universal de primer orden como Octavio Paz, a quien dedica dos densos estudios previamente citados, Basilio Belliard se detiene y profundiza a lo largo y ancho de estas páginas, para develar ángulos de miras inherentes a su propio concepto de la obra literaria, en las producciones de autores de culto, para él y para buena parte de los lectores del mundo, como Franz Kafka, a propósito del centenario de su muerte conmemorado en 2024, Marcel Proust, Arthur Rimbaud y Fernando Pessoa, para solo citar algunos.
En cada caso, el artífice de El huevo roto y la razón se zambulle en las obras analizadas y gozadas, porque es evidente su sentido del placer barthesiano del texto, armado de un preclaro criterio para ejercer la crítica. La primera condición o regla es la del amor que el crítico debe sentir y profesar hacia la literatura, porque solo de esa forma puede ser creativa y orientadora la labor del crítico. Señala otros requisitos indispensables en el ejercicio del criterio como son “solvencia histórica, competencia teórica y versación intelectual en el oficio; amén de que la practicaron con voluntad de estilo, claridad, elegancia, persuasión y vocación informativa”; y lo más importante, todo ello al margen de un “afán doctrinario” (p.50). Concluye nuestro autor, con sobrada razón, que el predominio de la crítica académica ha hundido el oficio en una suerte de tierra movediza, cuando no, en una aridez ajena al interés y la pasión de los lectores.
Hago, pues, un gentil llamado a nuestros lectores, a los profesores universitarios, a los amantes de la literatura a que lean con entusiasmo este nuevo volumen ensayístico de Basilio Belliard, uno de nuestros escritores más prolífico y lúcido, delicada y lujosamente editado por Huerga & Fierro, en su prestigiosa colección La Rama Dorada.
(Presentación en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2025, el día 2 de octubre, en la Sala Ravelo del Teatro Nacional).
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