Un video de una renombrada chef se convirtió en viral al lanzar contra el piso un plato de la cocina en colérica protesta por la pérdida de enseres en dos de sus restaurantes por los frecuentes apagones del servicio eléctrico.
El incidente se produjo justo al tiempo que conversaba sobre el tema con un colega escritor dominicano al respecto de los problemas energéticos en las tres Antillas Mayores. Estipulamos que con matices particulares compartimos similares crisis energéticas en República Dominicana, Cuba y Puerto Rico que padece su propia crisis.
Acordamos que nuestros principales problemas energéticos caribeños son: la alta dependencia de combustibles fósiles, lo que eleva los costos, vulnerabilidad a las fluctuaciones del mercado internacional, inestabilidad financiera de las empresas generadoras-distribuidoras, falta de inversión necesaria en la modernización de la infraestructura y ausencias en estrategias de energías renovables, a pesar de su gran potencial con su vulnerabilidad climática.
Aquellos factores generan un ciclo de altos costos, cortes de luz frecuentes y una crisis que afecta el desarrollo socioeconómico de la región.
Tanto Cuba, República Dominicana Puerto Rico e igual Haití importan sus combustibles con su flanco de precios volátiles y aumentos en los costos de la energía.
Las generadoras-distribuidoras enfrentan dificultades financieras por bajas tasas de recaudo y deudas, lo que limita la inversión necesaria para modernizar y mantener la infraestructura. Los altos índices de pérdidas de energía debido a fallas técnicas, robos y mal uso que incrementan los costos para los usuarios.
No obviamos que la falta de inversión en redes y en infraestructura eléctrica aportan a la inestabilidad del suministro. Igual que a pesar del enorme potencial de la región en energía solar y eólica, la inversión para aprovecharlo ha sido insuficiente, debido a problemas de financiación y falta de políticas públicas adecuadas.
Se repiten las deudas acumuladas por entidades públicas. Igual el cobro por alumbrado público en zonas sin servicio que agravan la situación financiera del sistema. Todo ello produce altos costos y pobreza energética ya que los precios elevados afectan el presupuesto de los hogares, limitando el acceso a servicios básicos y de refrigeración de alimentos y medicamentos.
La inestabilidad de la red y la falta de inversión provocan cortes de luz frecuentes, afectando la calidad de vida. Igualmente la dependencia de fósiles contribuye a la contaminación del aire y a las emisiones de gases de efecto invernadero, amenazando el medio ambiente y la salud.
Sin obviar falta de energía que genera inseguridad en las comunidades, especialmente por la noche. Y provoca la desaceleración económica y dificulta la competitividad de la región y afecta su desarrollo económico.
Los principales problemas energéticos en República Dominicana son los apagones frecuentes, causados por la combinación de una infraestructura obsoleta y una demanda creciente, que afectan gravemente a los ciudadanos y al sector comercial y que agregan pérdidas económicas significativas. Además, persisten desafíos para integrar fuentes de energía renovable, como la falta de líneas de transmisión y de sistemas de almacenamiento, a pesar de los esfuerzos del gobierno por aumentar su uso.
Los principales problemas energéticos de Cuba son las averías frecuentes en centrales termoeléctricas obsoletas y la falta de combustible importado, lo que provoca apagones generalizados y prolongados en casos hasta de 20 horas consecutivas. La debilidad de la infraestructura de la red eléctrica, que depende en gran medida de importaciones de petróleo, agrava la situación, generando un déficit eléctrico que afecta la economía, la vida cotidiana y el bienestar de los ciudadanos.
Los problemas energéticos de Puerto Rico incluyen una red eléctrica obsoleta y frágil que sufre apagones crónicos tras desastres naturales como los huracanes María y Fiona, una dependencia del combustible fósil con un progreso lento hacia la meta de energía renovable del 100% para 2050, la contaminación ambiental por el uso de combustibles fósiles y la acumulación de cenizas de carbón, y desafíos financieros que afectan la inversión necesaria para modernizar la infraestructura. Se agrega los problemas con la privatizadora Luma Energy que el gobierno quiere dar por terminado su contrato.
Los principales problemas energéticos de Haití incluyen el acceso muy limitado a la electricidad, la frecuencia de apagones, el mal estado de la infraestructura, la dependencia de combustibles fósiles importados, y la infraestructura dañada o controlada por pandillas, lo que hace que el suministro sea inestable y afecte gravemente el desarrollo económico y la vida cotidiana.
Al preguntar sobre el plan estratégico de que República Dominicana venda energía, vía cable submarino, a Puerto Rico, el colega me contestó con un escueto: “ni lo sueñen”.
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