Cuando pensamos en el 4 de julio, nos remontamos al contexto histórico que ha definido a esta nación como uno de los proyectos democráticos más ambiciosos de Occidente. Después de la firma del Tratado de París, el dominio emergente de la Revolución de las 13 Colonias estimuló el expansionismo hacia California, Nuevo México, Nevada, Utah, Texas y partes de Arizona.
Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma forzaron a México a ceder más de la mitad de su territorio, consolidando así su poderío en el Pacífico y el Caribe, y convirtiendo esas proezas en la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Hoy, en medio de la celebración de la gesta patriótica del 1776, la Cámara de Representantes aprobó el (OBBB) o el One Big Beautiful Bill.
Este es el aclamado mega proyecto de recortes fiscales impulsado por la administración de Trump, y que, 249 años después, puede que tenga un matiz histórico diferente en sus intenciones expansionistas y de control por parte de Estados Unidos; pero la idea sigue siendo la misma: “América para los Americanos”.
Frase célebre del expresidente James Monroe. La pieza legislativa busca crear normativas federales que limitan el acceso a recursos y programas sociales, incluyendo oficinas como el Departamento de Agricultura de EE. UU. y el Programa de Nutrición para Mujeres, Infantes y Niños.
Miles de organizaciones sin fines de lucro y programas como Medicaid, que benefician a familias latinas, afroamericanas y de origen asiático —donde 20 millones de latinos, 13 millones de afroamericanos y 3.5 millones de estadounidenses de origen asiático dependen de Medicaid—, han sido orquestados para que la victoria del GOP se celebre en una fecha tan emblemática como siniestra.
En un entorno político hostil, caracterizado por la persecución a minorías en situación de extrema vulnerabilidad, este proyecto fiscal atacará sistemáticamente entidades de investigación, reforzará las políticas antimigratorias y elevará el clima de odio internacional, además de contar con un presupuesto especial para programas bélicos.
Reducirá casi en su totalidad programas de asistencia alimenticia, investigación, educación, entre otros. Pero hoy, mientras se conmemora, recordamos que la racionalidad con la que se pretende justificar un hecho de esta naturaleza nos sirve como paralelo para quienes vivimos en un mundo donde la cosmovisión dejó de ser un principio de regulación colectiva para convertirse en un modelo individualista, que suprime paradigmas como las libertades civiles y los derechos humanos.
En medio de un nuevo año de vida democrática-republicana, el partido gobernante presume con orgullo, fuegos artificiales y muestra el alcance de esta ola de gobiernos elegidos democráticamente, pero con consecuencias autoritarias.
Mientras tanto, todos los que vivimos aquí escucharemos el Himno Estadounidense, The Star-Spangled Banner, como banda sonora que resignifica el éxito del presidente Trump; y a coro repetiremos: “Ondean la bandera de barras y estrellas, ondeará triunfante sobre la tierra de los libres y el hogar de los valientes”.
Para entender que nos esperan unos años de desafíos tan fuertes como la agonía de un sistema que, desde su estructura, está destinado a controlar todo lo que toca y a no sentir remordimiento. En medio de la celebración del 4 de julio, EE. UU. solidifica sus fuerzas con la firma de la reforma fiscal, la misma que va en contra de quienes intentan dudar del poderío del imperio yanqui.
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