Al despertar el alba del martes 8 de abril, los dominicanos descubrimos que de repente estábamos enlutados a nivel general, tras el aciago accidente ocurrido en la Discoteca Jet set, que ha conmovido a todo el país. Mientras casi un millar de ciudadanos disfrutaban de una actividad recreativa (el cuerpo humano no está diseñado exclusivamente para las cotidianidades de la vida) ocurrió el desafortunado suceso, arrojando un saldo que alcanza más de dos centenares de fallecidos. Estamos de duelo nacional. En este infausto momento pretendemos comentar el manejo moderno de la sangre como elemento terapéutico, que obviamente ha sido utilizado de manera muy correcta en este caso.

El Hemocentro Nacional entre sus funciones tiene fines estratégicos; principalmente para situaciones de grandes emergencias como la actual, pasó su prueba de fuego. De inmediato observamos como fueron instaladas dos unidades móviles para la donación de sangre en lugares públicos.

He escuchado comentarios de profanos, señalar que en medio del problema fue que  sacaron sus unidades móviles para recolectar sangre. El Hemocentro, dignamente dirigido por un experto profesional del área, el hematólogo internista Pedro Sing, ha seguido todos los protocolos de lugar. Ante la grave emergencia de inmediato colocaron sus reservas de sangre a disposición de los hospitales que eran trasladados las personas que requerían transfusiones, al igual que la muy importante sangre fresca obtenida en la unidades móviles.

Lo que pretendemos destacar es que la sangre (nuestro inolvidable profesor de pediatría Teo Gautier nos exclamaba a los residentes “la sangre es vida”)  en sus fines terapéuticos es muy compleja, el paquete completo se puede almacenar y aplicar en múltiples enfermedades. No obstante, en algunas patología se requiere elementos frescos de la sangre como en las hemorragias por traumas. Las plaquetas su efectividad solo se garantiza por cuatro o cinco días y los factores de coagulación tienen cerca de uno o dos días como máximo de efectividad. De ahí la necesidad de sangre fresca o plasma para casos de restaurar el volumen sanguíneo en hemorragias como las producidas por traumas, como en el caso de referencia.

Por eso, en las emergencias con heridos por traumas que provocan hemorragias, se requiere sangre fresca.

Ese tratamiento tan especial que es la sangre aunque este almacenada nos da la oportunidad de iniciar un tratamiento rápido. En ocasiones aunque no aparezca el tipo de sangre que se requiere para el paciente que lo necesita, se puede usar sangre O Rh negativa o donador universal, para estabilizar el paciente. Luego se debe proceder con los elementos necesarios como las plaquetas, que poseen una acción anticoagulante o los factores de la coagulación que están en el plasma, pero ambos tienen sus límites de acción después que son extraídos del cuerpo de los donantes para su uso terapéutico.

De ahí la necesidad de dotar al Hemocentro de otras unidades móviles, para en casos de catástrofes mayores pueda disponer de más unidades móviles para recolectar sangre en el momento de los hechos.

De igual modo, se debe reconocer la buena voluntad de muchos ciudadanos aptos para donar que acudieron a las unidades móviles a ofrecer el medicamento humano que el maestro Teo Gautier nos insistía que “era vida” y lo veíamos a diario, cuando muchos niños que requerían sangre en nuestro hospital Robert Reid Cabral, salvaban sus vidas con las transfusiones, obviamente controladas como debe ser toda transfusión.

(La humanidad desde el siglo XVII con Francesco Folli y R. Lower entendió la importancia de las transfusiones sanguíneas, pero las limitaciones de la medicina impidieron su uso terapéutico, hasta que en 1901 el médico austríaco Karl Landsteiner logró establecer que existían diferentes tipos de sangre que clasificaba en A, B, C y en 1940 ubicó los factores Rh negativo y Rh positivo)

El donante de sangre en poco tiempo recobra esa sangre, porque es una persona en buen estado de salud, previamente se le realizan los exámenes correspondientes para verificar si puede donar.

Es pertinente la ocasión para exhortar a todas aquellas personas que por su edad cronológica favorable y su buena salud puedan donar sangre, que se inscriban como donantes tanto en el Hemocentro como en la Cruz Roja, para aumentar el listado de donadores voluntarios y tenerlos presentes para casos de emergencias. Usted contribuir con su sangre a salvar vidas tiene un alto valor humano.

Quiero concluir estas notas con una alegre, pero hoy triste anécdota del cantante Rubby Pérez. En el Hospital Infantil Doctor Robert Reid Cabral, por el esfuerzo de su patronato y sus directores, cuando las condiciones lo permitían se organizaba un acto recreativo para los pacientitos con la solidaria participación gratuita de importantes artistas nacionales.

Recuerdo que en mis tiempos de médico residente se hizo uno de esos actos en la azotea del hospital repleto de nuestros niños internos, se presentaba la orquesta de Wilfrido Vargas y sobresalía un cantante que causó sensación en los niños enfermos, cardiópatas, falcémicos, diabéticos, anémicos y de otras patologías, se trataba de la voz fuerte y contagiosa de Rubby Pérez. Los médicos y personal paramédico recordábamos esa empatía del joven cantante con los enfermos pediátricos, solo comparable a la presentación de Aramis Camilo en los tiempos que estaba de moda su motor, que vimos un grupo de niños recorriendo el salón de recreación detrás del motor humano de Camilo. Una sensación similar dejó Rubby Pérez en su histórica actuación gratuita en la azotea del Hospital de niños.

En los actuales momentos de duelo nacional, solo nos queda recordar con aflicción a los que desgraciadamente han partido, y confiar en la labor de nuestros hospitales y clínicas en sus notables esfuerzos para recuperar la salud de los heridos, trasladados a esos centros en el operativo que con tanto esmero encabezó el COE.   

Santiago Castro Ventura

Médico e historiador

Médico, historiador.

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