Las redes sociales facilitan elogios e insultos a políticos y funcionarios de gobiernos, pero localmente parecería que la gobernadora, Jennifer González Colón, anda a la cabeza de ellos aquí frente a un atrevido arrojo de expresión voluntaria con intención de provocar o irritarla con palabras que realmente ofenden su dignidad. Para ello se vuelcan en injurias, ofensas, agravios o improperios con el obvio objetivo de humillar o herir su amor propio.
De paso, al parecer los insultos no creo que se limiten al ámbito isleño; puede que se repliquen en otros confines lejanos o inmediatos.
Pero al procurar algún histórico origen, en intento de compararlos con la actualidad, al alcance de las redes sociales contemporáneas, recordé mi clase de español en escuela superior. En lo particular, la lectura e interpretación de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, y cuya humilde vivienda visité en Alcalá de Henares.
Al revisitar algunos capítulos de la obra maestra de la literatura española, logro ahora comparar aquellos insultos que expresa Quijote contra Sancho. Algunos los incluye como la respuesta del caballero a los intentos de su escudero por hacerle notar su locura y su irracionalidad.
De seguro, locura e irracionalidad excluyen a algunos políticos locales, incluyendo a la gobernadora anexionista. Además, de escuderos, parecerían ausentes actualmente en respaldo a su gobernación camino al primer año. Y claro, su anexionismo no la exime de insultos; hasta los agrega.
Pero aun cuando no lo apuesto, es posible que algo de la irracionalidad tenga algún tipo de paralelismo contra los pródigos insultos que se multiplican en las modernas redes sociales contra la gobernadora, nacida en Puerto Rico de padres cubanos.
Sin duda, la incontinencia verbal que expresa el Quijote, si bien más elaborada que la de hoy día, es igual de ruda y pesada que la que pródigamente manifiestan en YouTube, Facebook, X y muchas otras, sobre desempeño, viajes, promesas incumplidas y despidos realizados por la gobernadora.
Pero veamos algunos de esta “incontinencia” verbal de Quijote, en especial en su abultada gama de insultos cuando llama a Sancho: “traidor, bergante, descompuesto, villano, infacundo, deslenguado, atrevido, desdichado, murmurador, maldiciente, canalla, rústico, patán, malmirado, bellaco, tonto, socarrón, mentecato y hediondo”.
Y sigue con: “monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, publicador de sandeces, enemigo del decoro, ladrón hereje, desalmada y cobarde criatura, animal descorazonado, maldito de Dios y de todos los santos, don villano, truhán moderno y majadero antiguo, pecador, grosero villano, mentecato gracioso, echa cuervos, caballero de mohapatra, corazón de mantequillas, ánimo de ratón casero, alma endurecida, pan mal empleado” y, por si faltara algo más que decir, prevaricador del buen lenguaje.
Pero igual agrega: “Alma de cántaro, corazón de alcornoque, de entrañas guijeñas y apedernaladas, desuellacaras, machuelo espantadizo, socarrón, malintencionado monstruo y bestión indómito”.
En un momento, Quijote le grita a Sancho: “¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas! ¡Vete, no parezcas delante de mí, so pena de mi ira! Algo parecido a ello se le dice a los políticos que traicionan la democracia.
Y así, con poco que extraigo de la relectura de Don Quijote de la Mancha, una sátira brillante de los libros de caballerías y una profunda reflexión sobre la realidad, la locura y el idealismo humano que explora la condición humana a través de personajes complejos de situaciones cómicas y trágicas como la lucha contra los molinos de viento que cree gigantes, siendo una de las obras más traducidas e impresas después de la Biblia.
Pues con ella traigo esta semejanza con la actualidad de “vaga, irresponsable, mentirosa, tirana, dictadora, arrogante, prepotente, desordenada, traidora, desconcentrada”, entre algunos.
Y claro, ambos, los quijotescos y los contemporáneos que se ocupan en las redes sociales, de seguro suman poca temperancia. De seguro aquí como fuera.
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