Cine el Portal

Todas las emociones confluyeron en un abrir y cerrar de ojos por aquella llamada de un amigo que perdía toda esperanza sobre el destino de su querida hermana al saber los detalles del trágico suceso.

Jamás imaginé que aquel lugar de entretenimiento donde la mayoría de muchachos del sector Los Jardines, Rocamar, El Portal, Atala, Honduras, 30 de mayo, Miramar confluían en los matinés de los domingos en los años 70s y 80s.  Películas emblemáticas  de Jackie Chang eran visitas obligadas, otras con cierta restricción de edad los amigos con mayoría de edad luego de vernos dando jipíos porque no nos permitían entrar nos abrían la puerta de fondo y nos colábamos, ya que en ese entonces  las puertas de emergencia  si funcionaban.

Cine el Portal

Sentir tan cerca la crudeza de este evento, el peor desastre no natural conocido en términos de cantidad  de afectados fue igual de traumático que ver en vivo las noticias del 9-11. Estos tiempos en donde la modernidad no da una falsas sensación de seguridad y estando el mundo tan convulsionado, sumido en guerras sin sentido, genocidios, incertidumbres que se creían superadas incluso en la era del “conocimiento” donde muchos consideran estar por encima de Dios y otros creen que tienen a Dios agarrado de un brazo. Nos sentimos algo seguros y  hasta cierto punto bendecidos  de vivir en un país libre en muchos aspectos sobre todo sin amenazas de guerras o invasiones.

Una niñez que transcurría entre los helados helados, dulces y pizzas del Tio Pepe o la panadería Pepin, cerrando con broche de oro luego de disfrutar alguna película de moda en el cine que estaba en la misma plaza..

Poco a poco en la zona se fueron instalado discotecas, Car wash con musicones y otras actividades dirigidas a un público adulto y costumbres diferentes.

Cine el Portal

Esa mañana caminé hacia la zona cero con la esperanza de tener noticias positivas de la hermana de mi amigo al no conocer la magnitud del desastre, llegó un punto en que todo se detuvo, logré colarme y ver rápidamente lo que mis ojos no creían y teniendo una camarita colgada del hombro un seguridad me invitó a salir por las buenas. Pasé donde vociferaban las esperanzas de encontrar un relativo vivo y lentamente los que lamentablemente fallecieron, llegó un punto donde ya no se contaban los sobrevivientes, las camillas salían al estruendo de un aplauso al todos creer que se trataban de sobrevivientes, todos celebraban, y a la vez surgían todo tipo de especulaciones bien intencionadas quizás por la esperanza ya que los rescatistas decían que aún quedaban personas atrapadas con vida, pero no decían que en el centro, en la pista no había la más remota posibilidad de vida.

Como ingeniero mecánico con mínima experiencia en estructuras, le pregunté a los amigos vecinos amigos que colindan con la estructura sobre la planta eléctrica, como entraban los ductos de aire al centro y si recordaban alguna modificación estructural. Coincidieron en que la planta no estaba sobre el techo, pero si veían de vez en cuando reparaciones de impermeabilización, pero no sabían de ducteria ni como entraban estos al recinto. A simple vista notaba tortas de concreto de gran espesor y asumí que eran capas de aislamiento térmico y acústico, aquellos de poli-estireno o pol-iuretano, ya que en aquellos tiempos la acústica en el cine era muy buena. Pero, regresé con mi lente 600mm y al ver las fotos era obvio que no eran capas de aislante, eran de cemento.

@mart_rod

Haciendo memoria recordaba el cine con sus columnas y vigas pretensadas, sin mayores cargas visibles, ya que recuerdo ver el techo desde al lado luego de en un trágico accidente  en que un amiguito falleció al hacer contacto con los cables de alta tensión que cruzaban a lo largo del callejón del cine.

Ya con google earth se pudo visualizar una serie de equipos compactos de refrigeración que para un espacio de discoteca a diferencia de un cine podría rondar las 1oo tons de refrigeración.  En el levantamiento forense me hubiese gustado ser parte y fotografiar ciertos detalles pero lamentablemente la fotografía forense no existe en la Republica (de infraestructuras colapsadas y eventos como las explosiones, no de fallecidos como se cree únicamente).  Aún queda la duda de por dónde entraban estos ductos pues era de orden romper las vigas para introducirlos, ductos que regularmente tienen un pie cuadrado y luego se expande en el interior.

Al final no hay misterios, si una componenda que asusta dado el poder detrás de los responsables y  lo peor, pensando fríamente es, que no solo no habrá justicia sino que con un hecho de tal magnitud no se han dado los primeros pasos para reactivar las inspecciones y permisos que aseguren y salvaguarden la integridad de las infraestructuras donde viven, trabajan, estudian o visitan miles de ciudadanos al día. Es como si la vida no vale nada ya que todo se resuelve con dinero, amenazas u otra forma que no es la justifica.

El cine de niños se convirtió en cine de terror, las muertes por negligencias o por delitos involuntarios, no da votos, al contrario, por esto es que  no valen más de 200 fallecidos, decenas de niños huérfanos, cientos heridos traumados para que la conciencia le haga un llamado a nuestra clase política empeñada en mostrar quien hizo más obras materiales pero no se ensucian las manos con tragedias, más bien ayudan a encubrirlas creando cortinas de humo con otros temas, sean las causales, juicios o lo que sea que desvíe la atención.

Un solo suceso le ha quitado el velo a la justicia dominicana y a los verdaderos intereses de los políticos creando un vacío y perdida de esperanza, donde abogados, políticos, empleados de una red de telecomunicación  sin moral ni ética manejan a su antojo la justicia, las estrategias de comunicación para apaciguar las cosas  y darles más motivos a una ciudadanía que sigue a la espera de consecuencias  penales y  operativas con los ministerios llamados a salvaguardar la seguridad ciudadana y hacer justicia.

Es y será quizás la peor sombra en la historia de este gobierno, similar a la negligencia durante el ciclón George o la tapadera de cosas en tiempos del sátrapa.

Ya la sociedad marcada con la guerra de abril, los asesinatos políticos y el desmembramiento del sistema educativo ha perdido la confianza y la esperanza de exigir  justicia o lo básico de seguridad. Muchos, son parte del linaje de analfabetos de la era aquella y la otra dictadura ilustrada en que los niveles de analfabetismo eran enormes por tanto la historia se transmitía de boca a boca y a según la propaganda dictase.

Adiós cine el Portal, adiós niñez, sigamos pujando por justicia y apoyar todos los afectados, huérfanos aun a sabiendas de que intereses malsanos de una clase podrida rige la directriz y posible desenlace de este hecho que será un antes y un después.

Cine el Portal

EN ESTA NOTA

Martín Rodríguez Amiama

Ingeniero, Magister Administración de Empresas, Artista del Lente reconocido con algunos de los premios más importantes del país. Invito a descubrir lo cotidiano e invisible a través de mis ojos, experimentar la belleza, la complejidad y diversidad de la vida capturada en cada foto.

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