
¿Es el Ballet Folklórico del MITUR (BFM) un instrumento promocional que justifica sus costos? El cuestionamiento surge a raíz de que, en el marco del Día Nacional Dominicano en la Expo 2025 Osaka, los ministros de la Presidencia y Cultura llevaran consigo al Japón este vivaracho apéndice del MITUR.
Hay razones para pensar que dicho cuerpo de baile es un adefesio obsoleto y/o que sus espectáculos deberán sufrir una radical reconfiguración. Al evaluar su situación (con la ayuda de la IA) se concluiría que su actual fisonomía y manejo no parecen acogerse adecuadamente a los dictados de una política turística moderna.
El ballet folclórico es “una institución artística que convierte el folclore en espectáculo escénico, manteniendo la esencia cultural, pero adaptada a la estética del teatro y del turismo.” El común denominador de sus espectáculos es el baile de ritmos y géneros musicales autóctonos, aunque también mezclan elementos carnavalescos. Para muchos países este ballet ha sido un medio de proyectar su cultura y promocionar su turismo. Se exhiben mayormente en ferias internacionales, festivales y recepciones de estado. Entre los países de America Latina, el de Mexico, fundado en el 1952, es el más famoso. Pero también tienen los suyos Argentina, Chile, Cuba, Perú, Colombia, Paraguay, Bolivia y Uruguay. De cualquier modo, su vigencia ha comenzado a cuestionarse, por lo menos en los formatos actuales.
El BFM ha estado cumpliendo con las funciones señaladas enfocándose en la promoción turística. En su vestimenta “utiliza versiones estilizadas y adaptadas de la indumentaria tradicional. Ejemplo: el traje campesino blanco con vuelos y pañuelo de colores (inspirado en los campesinos cibaeños), o los trajes vistosos de las comparsas de carnaval. No siempre son reproducciones fieles de piezas históricas, sino recreaciones pensadas para la escena: telas más brillantes, colores más intensos y cortes que permiten mayor movimiento y visibilidad en escenarios grandes. Por tanto, hay un balance entre autenticidad y espectáculo, más cercano al “folklore escenificado” que a la antropología rigurosa.” Es un montaje artístico y no una manifestación espontanea y genuina.
En cuanto a los bailes, el BFM presenta danzas emblemáticas como el merengue típico, la zarandunga de Bani, los palos y atabales, la mangulina, así como expresiones afro-dominicanas y carnavalescas. “El repertorio busca mostrar la diversidad cultural (hispánica, africana y taína) que conforma la identidad dominicana.” “La coreografía muchas veces es simplificada y estilizada respecto a las versiones comunitarias originales, pero mantiene los elementos rítmicos y simbólicos esenciales.” “En síntesis, el BFM no es un reflejo exacto del pasado rural o popular, sino una interpretación escénica profesional que transmite la esencia del folklore de forma más accesible y atractiva al espectador moderno.” ¿Es eso deseable en un mercado turístico internacional que favorece las “experiencias auténticas” para satisfacción del turista?
Un breve examen de la contribución del BFM, creado en el 1981, a la promoción turística sugiere que sus múltiples funciones deberán repensarse. Hasta ahora esas funciones son las tradicionales: 1)“Proyección cultural: Sus presentaciones en ferias internacionales de turismo (FITUR en Madrid, ITB en Berlín, ferias en EE.UU. y América Latina) transmiten una imagen de color, alegría y diversidad cultural, que complementa la promoción de sol y playa; 2) Experiencia turística local: Sus espectáculos en hoteles, aeropuertos, actos oficiales y festivales sirven para que los visitantes tengan un primer contacto con la cultura dominicana en un formato breve y llamativo; 3) Valor simbólico: Refuerza la idea de RD como un país con identidad propia, no solo un destino genérico del Caribe; 4) Efecto diferenciador: La música y danza folklóricas dominicanas (sobre todo el merengue, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2016) se convierten en una marca cultural exportable.” ¿Y que, de la bachata, el genero musical que ha cautivado al mundo y se proyecta en decenas de festivales internacionales dedicados a ella?
Los reportes son de que como instrumento promocional el BFM debe cuestionarse. Según la IA: “Los ballets folklóricos mantienen vigencia como herramienta de promoción turística, pero ya no son suficientes por sí solos. Su efectividad depende de integrarlos en experiencias más amplias, como festivales, circuitos culturales, paquetes de turismo vivencial o marketing digital. Son un símbolo de entrada al folclore, pero necesitan renovarse con formatos híbridos: proyecciones multimedia, interacción con el público, colaboraciones con artistas contemporáneos. Dicho de otro modo: hoy funcionan más como cartas de presentación cultural en ferias y actos oficiales, y menos como motores directos de atracción turística.”
Una nueva conceptualización del BFM requeriría poner atención a las limitaciones de los ballet folclóricos en general. La primera tiene que ver con los esquemas coreográficos y escenográficos “que pueden percibirse como rígidos o poco interactivos para las audiencias digitales. El turista moderno prefiere actividades participativas (talleres de danza, gastronomía, festivales callejeros, turismo vivencial en comunidades) antes que espectáculos pasivos. Funcionan mejor en turismo cultural organizado, pero no necesariamente atraen al turista joven, mochilero o de lujo, que busca experiencias más personalizadas.” “Los ballets tienden a simplificar la diversidad cultural de un país, dejando de lado expresiones vivas y contemporáneas que también forman parte de la identidad. Los nuevos formatos son más efectivos para atraer y fidelizar turistas modernos. La mejor estrategia es integrarlos: el ballet abre la puerta, y las experiencias vivenciales consolidan la conexión turística.”
Desafortunadamente, no contamos hoy día con un superbo artista del folklore como lo era Fradique Lizardo (1930-1997) para rediseñar la institución. Sin embargo, El Centro Leon de Santiago ha creado el Fondo que lleva su nombre para conservar el inmenso archivo del afamado folklorista. Este está conformado por miles de documentos y fotografías, cientos de grabaciones sonoras y decenas de objetos etnográficos. En un reciente homenaje al artista se anunció que se está trabajando en un documental sobre la vida y obra del maestro (a ser estrenado en los próximos meses. “El mismo mostrará el proceso de investigación y creación del espectáculo, desde la dramatización y los ensayos hasta la producción del vestuario y la música.”
El diseño de un nuevo rol para el BFM debe abrevar en esta invaluable fuente para asegurar que el resultado final sea un amasijo autentico de la cultura y el ethos dominicanos. Pero parece aconsejable que, en vez de confiarle la tarea a una persona o grupo, se haga una licitación nacional para que un jurado calificado escoja lo que seria el mejor diseño. Por supuesto, mucho dependerá de quienes compongan ese jurado. Una copresidencia idónea estaría compuesta por Dagoberto Tejada y Jose Guerrero, autores de sendos libros sobre el insigne personaje.
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