Tailandia y Camboya acordaron programar una reunión de funcionarios del sector de defensa para el 24 de diciembre, con miras a la reanudación de un alto el fuego de meses de duración.  El encuentro será en Chanthaburi (Tailandia), y fue coordinado mediante el Comité General de Fronteras, un órgano bilateral ya existente.

El ministro de Asuntos Exteriores de Tailandia, Sihasak Phuangketkeow, anunció la negociación bilateral después de una reunión en Malasia con sus homólogos de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), de la que Camboya también es miembro.

Al menos 34 tailandeses y 19 camboyanos han muerto en los combates entre ambos países, que entran en la tercera semana, con intercambios diarios de cohetes y artillería a lo largo de su frontera terrestre de 817 kilómetros, según la información oficial de ambos gobiernos. 

Paralelamente, unas 900.000 personas han tenido que abandonar sus hogares por el conflicto, muchos de las cuales viven por esa razón en improvisados campamentos de refugiados.

Pese al anuncio de una extensión de la tregua a finales de octubre, hubo un repunte de la violencia a partir del 8 de diciembre, tras un ataque tailandés contra objetivos militares en Camboya, un día después de que dos soldados tailandeses fueran heridos en la frontera.

Desde entonces, la guerra se avivó en varios frentes, con ataques aéreos tailandeses con cazas F-16, que Camboya ha contestado con el lanzamiento de miles de cohetes de mediano alcance.

Aunque cinco días después de la reactivación del conflicto, Trump anunció que los primeros ministros de ambas naciones habían acordado "cesar todos los disparos", los enfrentamientos continuaron al día siguiente, con ataques aéreos de Bangkok.

Ambas naciones sostienen una disputa territorial sobre la demarcación de la era colonial de su frontera y la propiedad de las ruinas de un templo antiguo situadas en el terreno en cuestión.

"El acuerdo se apresuró para ser presenciado por Trump"

El acuerdo de alto el fuego de octubre se apresuró para garantizar que pudiera ser presenciado por el presidente estadounidense Donald Trump, y carecía de detalles suficientes para garantizar su estabilidad. Así lo sostuvo el 22 de diciembre el ministro de Relaciones Exteriores de Tailandia, Sihasak Phuangketkeow, después de la reunión de ministros de Exteriores de la ASEAN.

"Estados Unidos quería que la declaración se firmara a tiempo para la visita del presidente Trump", expresó el tailandés. El acuerdo fue mediado por Malasia, bajo la presión de Trump, quien amenazó con retirar ciertos privilegios comerciales si Tailandia y Camboya no llegaban a un consenso.

El republicano, que se encontraba en medio de una gira asiática, firmó esa semana acuerdos comerciales con ambos gobiernos.

En la previa del convenio, el primer ministro de Camboya, Hun Manet, destacó entonces el papel de Trump en las negociaciones y lo propuso para el Premio Nobel de la Paz.

"Esta vez, vamos a discutir los detalles y nos asegurarnos de que el alto el fuego refleje la situación sobre el terreno y sea realmente duradero", añadió este 22 de diciembre el tailandés Sihasak en la conferencia de prensa.

El Ministerio del Interior de Camboya se mostró "optimista", al ver a su contraparte "demostrar sinceridad" frente a la implementación del alto el fuego. 

Hostilidades que minan la concordia

Poco después de que Tailandia anunciara la reanudación de las conversaciones de paz, Camboya la acusó de lanzar el mismo día múltiples ataques aéreos en su territorio.

Paralelamente, el ejército tailandés señaló a Camboya del supuesto lanzamiento de docenas de cohetes, a los que habría respondido la fuerza aérea de Bangkok con ataques contra dos objetivos militares camboyanos.

Las explosiones de minas terrestres han sido un tema particularmente delicado para Tailandia, que ha acusado en diversas ocasiones a Camboya de plantar nuevos explosivos para atentar contra los soldados que patrullan la frontera. La marina tailandesa denunció el 21 de diciembre que uno de sus hombres en el frente sufrió heridas graves en su pierna derecha al pisar una mina terrestre.

Camboya insiste en que las minas eran restos de su guerra civil de décadas de duración, que terminó en 1999.

"Se trataba claramente de minas terrestres recién colocadas, y esto fue confirmado por el equipo de observadores de la ASEAN", contrastó el 22 el jefe de Exteriores tailandés, Sihasak Phuangketkeow, quien calificó el hecho como una "clara violación" del acuerdo de octubre.

Las delegaciones diplomáticas de los 11 miembros de la ASEAN instaron a Tailandia y Camboya a tomar medidas inmediatas para detener los combates, al tiempo que dieron la bienvenida a la reunión del Comité General de Fronteras, prevista para el 24.

Al inaugurar el encuentro, el ministro de Asuntos Exteriores de Malasia instó al bloque a actuar con mayor proactividad. "Nuestro objetivo va más allá de reducir la tensión. Debemos intensificar la confianza entre las partes en conflicto y crear un marco para el diálogo a pesar de las diferencias que persisten", detalló Mohamad Hasan.

China también ha presionado a ambas partes para que silencien las armas, mediante su enviado especial para asuntos asiáticos, Deng Xijun, quien se ha reunido con líderes en Bangkok y Phnom Penh en los últimos días.

Con información de Reuters y AP

France24

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