El Gobierno sirio del islamista radical Ahmed al-Sharaa anunció el viernes que está dispuesto a cooperar con Washington en el restablecimiento del acuerdo de retirada de 1974 con Israel, en lo que supondría un avance fundamental en la diplomacia regional tras años de enfrentamiento y tensión militar a lo largo de la frontera sirio-israelí. Pero muchos desafíos persisten frente a líneas rojas territoriales, entre otras, que constituirían obstáculos de primer plano para ambas naciones. Siria, no obstante, no sería el único país en lista para una reedición de los Acuerdos de Abraham, impulsados por Donald Trump durante su primer mandato.
Damasco y Tel Aviv se dieron indirectamente el visto bueno para iniciar negociaciones este viernes. En un comunicado compartido en X tras una conversación con el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio, el canciller sirio, Asaad al-Shaibani, transmitió la "aspiración de su país de cooperar con Estados Unidos para volver al acuerdo de retirada de 1974″. El acuerdo, que siguió a la guerra árabe-israelí de 1973, estableció una zona tampón patrullada por Naciones Unidas para separar a las fuerzas sirias de las israelíes en los Altos del Golán.
Días antes, su homólogo israelí, Gideon Saar, había declarado que Israel estaba interesado en establecer lazos diplomáticos oficiales con sus viejos enemigos Siria y Líbano. Pero dejó claro que no se prevé negociar el destino de los Altos del Golán en ningún eventual acuerdo de paz.
"Israel está interesado en ampliar el círculo de paz y normalización de los Acuerdos de Abraham. Tenemos interés en añadir países como Siria y Líbano, nuestros vecinos, al círculo de paz y normalización, salvaguardando al mismo tiempo los intereses esenciales y de seguridad de Israel", afirmó Saar.
Líneas rojas territoriales
El jueves, el embajador de Estados Unidos en Turquía y enviado especial para Siria, Thomas J. Barrack, anunciaba con entusiasmo que Siria e Israel estarían participando en conversaciones "significativas" con mediación estadounidense, que tienen como objetivo restablecer la calma a lo largo de su frontera.
Israel se anexionó los Altos del Golán en 1981, tras arrebatar a Siria la mayor parte de la zona en la Guerra de los Seis Días de 1967. Las relaciones en la región se vieron sumidas en la incertidumbre por más de un año de enfrentamientos entre Israel y Líbano desde finales de 2023, en paralelo a la guerra de Gaza, y por el derrocamiento del ex presidente sirio Bashar al Assad en diciembre de 2024.
Una situación que impide pensar que estas negociaciones sean un primer paso fácil hacía la étapa de la normalización de las relaciones bilaterales. "No estamos hablando de un Tratado de Paz porque esto significaría que Israel devuelva los Altos del Golán. Y no solo no tienen la intención de devolverlos sino que se han anexionado esta zona formalmente, los están colonizando.Para una normalización total tendrían que devolverlos", según Farid Karhhat, Profesor de la Academia diplomática del Perú.
Otra limitante al hablar de Acuerdos de Abraham 2.0 que incluiría a Siria es el posicionamiento de Arabia Saudita. El líder sunita ha rechazado sistemáticamente normalizar relaciones con Israel, condicionando el proceso al reconocimiento del Estado palestino antes de octubre de 2023 y, posteriormente, al alto el fuego en Gaza.
El acercamiento entre Tel Aviv y Riad sería un paso mayor pudiendo atraer a otros países árabes en el proceso. El jueves, el ministro de Asuntos Exteriores del reino saudita, el príncipe Faisal bin Farhan Al-Saud, afirmó que la condición previa para que Riad considere cualquier esfuerzo de normalización con Israel es lograr un alto el fuego permanente en Gaza. Este es otro de los esfuerzos de mediación que Trump espera lograr con la propuesta de tregua parcial de 60 días, a la que Hamás dió una primera respuesta "positiva" el viernes.
Una realidad que también incluye a Líbano que, pese al debilitamiento del brazo militar del grupo militante Hezbolá en su confrontación con Israel el año pasado, tiene fuertes reclamos territoriales como las granjas de Shebaa, anexionadas por Tel Aviv. "Una cosa es llegar a un cese el fuego … y otra es un Acuerdo de Paz. No creo que sea factible a corto plazo tanto en Líbano como en Siria", analiza Karhhat.
Favorecer el 'aislamiento' de Irán
La propuesta israelí de esta semana a Siria y Líbano para alcanzar un Acuerdo de Paz ha provocado reacciones encontradas en ambos países, donde la idea de normalizar los lazos se ha considerado tabú durante mucho tiempo para la población.
Sin embargo, los desafíos internos de la década pasada, marcada por 14 años de guerra civil en Siria, empujan a muchos sirios a ansiar la estabilidad. Para el profesor Fernando Wilson, "con el sufrimiento que tiene la población siria, tiendo a creer que la población está dispuesta a cualquier tipo de paz, mientras se conserve la dignidad y la coherencia de su administración".
Y aunque la retención del poder de la Administración de al-Sharaa se ejerce sobre todo en las antiguas regiones que estaban bajo control de Bashar al-Assad, acercarse a Israel confirmaría el debilitamiento de la zona de influencia de Irán sobre Damasco desde el derrocamiento de al-Assad. El profesor Farid Karhhat comparte que "Irán pierde la vía a través de la cual hacia llegar armamento a Hezbolá en el Líbano… eso debilita a Irán en la región", que por décadas fue parte del llamado "Eje de la Resistencia" alineado con Teherán.
¿Acuerdos de Abraham 2.0?
En sus esfuerzos para destacar su papel negociador y pacificador, hasta desear el Premio Nobel de la Paz, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se había reunido con el presidente de Siria Ahmed al-Sharaa en Arabia Saudita en mayo y le instó a normalizar los lazos con Israel. Había anunciado por sorpresa que Washington levantaría todas las sanciones al gobierno liderado por los islamistas, un gesto que fue confirmado e implementado esta semana.
Si bien analistas estimaron que Siria podría entonces sumarse a los cuatro países árabes que normalizaron sus relaciones con Tel Aviv tras los Acuerdos de Abraham de 2020 impulsados por la primera Administración Trump, la cuestión de la soberanía territorial con la cuestión de los Altos del Golán es una limitante para hablar de Tratado de Paz.
El momento se presta más a acercarse a un actor poderoso como Israel, apadrinado por Estados Unidos, que está facilitando la retención de poder de la nueva administración Siria para la reconstrucción: para el profesor Fernando Wilson "los acuerdos de Abraham son mal comprendidos, en términos que representan un esfuerzo político en el marco del periodo posterior a los Acuerdos de Oslo de 1994. Los acuerdos actuales más bien reflejan un realineamiento en términos de los cuales los estados árabes conservadores prefieren relacionarse con un Israel más que un Irán inestable."
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