Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos atraviesan un momento de fuerte tensión en medio de acusaciones cruzadas, alistamiento militar y el envío de buques militares a las aguas del Caribe. La situación se ha intensificado en los últimos días, luego de que Washington anunciara un despliegue de buques de guerra y submarinos en puntos cercanos al país suramericano, una medida que Caracas interpreta como una amenaza directa a su soberanía.

Ante el despliegue militar por parte de Estados Unidos, el Gobierno de Nicolás Maduro ha impulsado un plan de defensa nacional con la convocatoria de militares, la movilización de tropas en regiones fronterizas y la denuncia formal ante la Organización de Naciones Unidas (ONU).

La administración de Donald Trump, por su parte, sostiene que la operación militar está dirigida contra organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico, entre ellas el denominado Cartel de los Soles, al que la Casa Blanca acusa de estar liderado por altos mandos del chavismo, entre ellos el mandatario venezolano. 

El martes 26 de agosto, la misión permanente de Venezuela ante la ONU alertó que Estados Unidos planeaba enviar "un crucero lanzamisiles" y "un submarino nuclear de ataque rápido" a las costas venezolanas. La información fue confirmada después por funcionarios estadounidenses citados por la agencia de noticias Reuters, que detalló que la operación incluye siete buques de guerra y más de 4.000 efectivos militares, entre ellos unos 2.200 infantes de marina.

El Pentágono no ha especificado públicamente cuál será la misión exacta, aunque la Casa Blanca aseguró que la medida se enmarca en la lucha contra el narcotráfico. “Trump está listo para usar todos los elementos del poder estadounidense para evitar que las drogas inunden nuestro país”, dijo la secretaria de prensa, Karoline Leavitt.

Maduro reaccionó de inmediato y calificó la acción como parte de “una operación de propaganda masiva para justificar lo que los expertos llaman acción cinética, es decir, una intervención militar en un país que es soberano e independiente y no representa una amenaza para nadie”, según declaró el embajador venezolano ante la ONU, Samuel Moncada.

Caracas alista a sus militares y realiza un despliegue interno

Frente al aumento de la presión militar estadounidense, el Gobierno venezolano lanzó la segunda etapa del proceso de alistamiento en la Milicia Nacional Bolivariana (MNB), un cuerpo complementario de la Fuerza Armada creado para reforzar la defensa territorial.

El presidente Nicolás Maduro y la vicepresidenta Delcy Rodríguez convocaron a la población a sumarse bajo la campaña “Yo me alisto”, que incluso incluyó piezas audiovisuales generadas con inteligencia artificial en las que aparecen figuras históricas y culturales como Simón Bolívar, José Gregorio Hernández o Teresa Carreño llamando a la defensa de la patria.

Rodríguez, en actos públicos transmitidos por el canal estatal Venezolana de Televisión, instó a la población a unirse masivamente: “No se quede nadie sin alistarse en la Milicia”, expresó. La funcionaria advirtió que Venezuela será “la peor pesadilla” para Estados Unidos en caso de una agresión.

“Resuelvan sus problemas y aléjense de las costas de Venezuela, aléjense del territorio de Venezuela”, dijo Rodríguez, quien aseguró que Washington pretende “apoderarse de las inmensas riquezas energéticas” del país caribeño.

El plan incluye también la movilización de 15.000 efectivos militares en Zulia y Táchira, estados fronterizos con Colombia, donde las autoridades sostienen que operan grupos delictivos vinculados al narcotráfico. Además, la Armada venezolana desplegó buques de “mayor porte” en el mar Caribe, con el argumento de reforzar la lucha contra las drogas.

Narcotráfico: acusaciones contra Maduro y el Cartel de los Soles

Uno de los puntos centrales del conflicto es la acusación de Washington de que Venezuela se ha convertido en un “Estado narcoterrorista”. Según el Departamento de Justicia, el Cartel de los Soles estaría integrado por altos mandos militares venezolanos y encabezado, presuntamente, por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.

La organización, cuyo nombre se asocia a las insignias que portan los generales venezolanos, ha sido mencionada por las autoridades estadounidenses desde la década de 1990, aunque su reconocimiento oficial llegó en marzo de 2020, durante el primer mandato de Donald Trump.

Estados Unidos sostiene que el cartel habría facilitado el ingreso de toneladas de cocaína a territorio estadounidense en alianza con grupos guerrilleros de Colombia. En este marco, Washington declaró al grupo como organización terrorista y aumentó a 50 millones de dólares la recompensa por información que lleve a la captura de Maduro.

Caracas rechaza de plano estas acusaciones y las califica de “farsas y patrañas”. “Son unos tremendos farsantes e inmorales al pretender acusar al noble pueblo de Bolívar, de Chávez, de narcotraficante. Venezuela, ustedes lo saben, es un pueblo de paz”, dijo Rodríguez en un discurso en el estado Carabobo.

La extradición del “Pollo” Carvajal y otros procesos judiciales

Las tensiones también se alimentan de procesos judiciales contra exfuncionarios venezolanos. En 2023, España extraditó a Estados Unidos al exjefe de inteligencia Hugo “Pollo” Carvajal, acusado de introducir cocaína en territorio estadounidense y de conspirar con grupos criminales.

Ese mismo año, un tribunal de Nueva York condenó por narcotráfico a Carlos Orense Azócar, mientras que el exvicepresidente venezolano Tareck El Aissami fue detenido en Caracas por corrupción, aunque Washington lo vincula también con el cartel.

En junio de 2024, Carvajal se declaró culpable de delitos de narcotráfico y de haber conspirado con la antigua guerrilla colombiana de las FARC y otros grupos para introducir cocaína a Estados Unidos. Un mes después, el Departamento del Tesoro catalogó al Cartel de los Soles como organización terrorista y lo vinculó con el Tren de Aragua en Venezuela y el Cártel de Sinaloa en México.

El respaldo regional y las posiciones encontradas

La estrategia de Washington ha recibido apoyo de varios gobiernos de la región. Los presidentes Daniel Noboa (Ecuador), Javier Milei (Argentina) y Santiago Peña (Paraguay) reconocieron al Cartel de los Soles como grupo terrorista, alineándose con la política de la Casa Blanca.

En contraste, el presidente colombiano, Gustavo Petro, se desmarcó de esa posición y afirmó que el cartel “no existe” y que el narcotráfico responde a una red internacional con base en Europa y Medio Oriente.

Mientras tanto, la Casa Blanca insiste en que continuará utilizando “los medios militares necesarios” para frenar a las organizaciones criminales, una postura que refuerza la hipótesis de que el despliegue naval en el Caribe se mantendrá en el corto plazo.

Desde Caracas, el discurso oficial insiste en que Estados Unidos busca justificar una intervención militar bajo el pretexto del narcotráfico. Maduro declaró que “nuestra diplomacia no es la diplomacia de los cañones, de las amenazas, porque el mundo no puede ser el mundo de hace 100 años”.

Rodríguez, por su parte, también cuestionó lo que calificó como la crisis interna de Estados Unidos: “Es un país que, producto de un sistema imperialista, depredador de la naturaleza, de un sistema expansionista, que nos concibe al resto de los países como sus colonias, sufre y padece terribles problemas sociales, económicos y políticos”.

Con EFE y Reuters

France24

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