Lo que debía ser el comienzo de las conversaciones para un eventual acuerdo de paz que dé por terminada la guerra en Ucrania quedó convertido en un intercambio de insultos y acusaciones, críticas a las delegaciones y falta de consenso. Pero en medio de sus diferencias, ambas partes coinciden en que hay espacio para dialogar en Estambul. Así transcurrió el tumultuoso primer día en Turquía. 

Un atropellado primer día de las conversaciones directas entre Moscú y Kiev proyecta que la terminación del conflicto en Ucrania no es una cuestión de trámite y que las exigencias entre las partes estarán presentes con fuerza a lo largo de este intento de diálogo. 

El primer desaire: la confirmación de la ausencia del presidente ruso Vladimir Putin, que un día antes anunció el envío de una delegación de alto nivel.

Un desaire que se convirtió en demoras. La razón, el desacuerdo de Ucrania con la delegación rusa, que no incluyó a ningún ministro ni funcionario de alto nivel, y estuvo encabezada por un consejero presidencial, Vladímir Medinski, el mismo que presidió la primera ronda de negociaciones semanas después del inicio de la guerra.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ya había avisado que su participación personal en el diálogo quedaba sujeta a que pudiera negociar con Vladimir Putin directamente.

A diferencia de la rusa, la delegación ucraniana sí incluía a varias de las principales autoridades del país, como los ministros de Defensa y Exteriores, y los más altos funcionarios de inteligencia.

Desde Moscú, los ausentes de la reunión se enfrascaban en la descalificación de Zelenski, a quien el canciller Serguéi Lavrov tildó de “persona patética”, mientras la portavoz de la cancillería María Zajárova lo consideraba “un payaso y un perdedor”, en respuesta a sus críticas de que la delegación rusa parecía “una farsa”.

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En Turquía, el jefe de la diplomacia ucraniana, Gueorgui Tiji, respondía a su par ruso urgiéndolo a unirse a los diálogos, en lugar de cumplir el “papel de ladrar desde Moscú”.

Desde los Emiratos Árabes Unidos, el presidente estadounidense Donald Trump hacía un alto en la agenda de su gira por Medio Oriente para referirse a la ronda frustrada:

“Nada va a pasar en Ucrania hasta que Putin y yo nos reunamos”, dijo a bordo del Air Force One mientras su secretario de Estado Marco Rubio y su enviado especial Steve Witkoff aguardaban el inicio de las negociaciones.

Con él coincidió Marco Rubio, que confirmó que viajará de Antalya a Estambul para participar en el inicio de los diálogos, pero admitió que no cree que "vayamos a tener un gran avance hasta que el presidente (Trump) y el presidente Putin interactúen directamente sobre este tema". 

El propio Vladimir Putin propuso la reunión en Turquía, luego de la presión que ejercieron el fin de semana los presidentes y primeros ministros de Alemania, Francia, Gran Bretaña y Polonia en su reunión con Zelenski, con la participación de Donald Trump a través de una videollamada.

Erdogan y un salvavidas

Aún negándose a sentarse en la mesa con los funcionarios designados por Moscú, Zelenski habló de la necesidad de encontrar una salida negociada al conflicto con su par turco Recep Tayyip Erdogan en Ankara.

Mientras tanto, el canciller del país anfitrión Hakan Fiden recordaba que esperaban a Ucrania en Estambul, y aseguraba que las delegaciones de Rusia y Estados Unidos ya estaban listas para comenzar las conversaciones.

Al término del encuentro con Erdogan, Zelenski reiteró sus acusaciones de que Rusia no abordaba con seriedad la búsqueda de la paz y había irrespetado los esfuerzos de Turquía y Estados Unidos por propiciar un diálogo.

“Aquí están el secretario de Estado (de Estados Unidos), Marco Rubio, está el canciller turco (Fidan). ¿Dónde está la persona de ese nivel de la delegación rusa?”, se preguntó el mandatario ucraniano.

A pesar de mostrar sus dudas sobre el compromiso ruso con un acuerdo de paz, para el cual “el primer paso debe ser un cese incondicional”, Zelenski estuvo de acuerdo en comenzar el 16 de mayo las conversaciones en Estambul, con el ministro de Defensa Umerov como principal representante de Ucrania.

La puerta abierta a pesar de los obstáculos 

El jefe de la delegación rusa, el consejero presidencial Vladimir Medinski, es un exministro de Cultura que ya estuvo involucrado en un intento anterior de negociaciones con Ucrania.

En esa oportunidad, los encuentros se llevaron a cabo en Belarús y posteriormente se trasladaron a Turquía. Allí Rusia presentó el Comunicado de Estambul, un borrador no aceptado por Kiev, según el cual este país debía comprometerse a una neutralidad permanente, lo que implicaba abandonar su idea de convertirse en parte de la OTAN.

A cambio, Ucrania obtendría garantías de seguridad de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (China, Rusia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) y de otros países como Alemania, Canadá, Belarús, Israel, Polonia y la propia Turquía.

Kiev no aceptó las condiciones y las negociaciones colapsaron.

Ahora, Medinski asegura no solo que la delegación que encabeza tiene “todas las credenciales” para negociar en nombre del Kremlin, sino que esta ronda puede considerarse una continuación de la anterior, una premisa no muy auspiciosa a la luz del resultado de 2022.

Sin embargo, Medinski también mostró disposición a hacer compromisos a su contraparte ucraniana con el objetivo de alcanzar una paz duradera.

 

Con Reuters y AP

France24

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