Apasionado defensor de las posiciones más conservadoras de la derecha estadounidense, opuesto al aborto, al reconocimiento de la comunidad LGBTIQ+, cuestionador del empoderamiento femenino y el movimiento “Black Lives Matter”, predicador de una supuesta lucha del bien contra el mal encarnada en republicanos y demócratas, el activista Charlie Kirk, asesinado este 10 de septiembre, jamás buscó imponer sus posturas extremas, y apostó al debate y el acercamiento para propagar sus ideales.

“Cuando la gente deja de hablar, empiezan a pasar cosas realmente malas”. Con esta máxima como punto de partida, Charlie Kirk inició una cruzada hacia los sectores más liberales a los que les llevó su mensaje de defensa del movimiento MAGA y los valores ultraconservadores.

La influencia que ganó a través de la organización estudiantil de derecha Turning Point y de su aluvión mediático en podcasts, redes sociales, eventos públicos y un programa de radio lo convirtió en una figura central del apoyo a Donald Trump, para quien movilizó importantes respaldos durante la campaña electoral.

Kirk se enfocó en llevar el mensaje de Trump a foros que ningún republicano se atrevía a pisar, como los campus de las universidades más liberales y progresistas, donde activó su gira de eventos ‘Prove me wrong’ (‘Demuéstrame que me equivoco’), en los que debatía con jóvenes que defendían posturas contrarias.

Aunque siempre mantuvo una actitud afable, cercana y respetuosa hacia sus adversarios en esos debates, algunos de estos se convirtieron en pasto para ridiculizar a esos interlocutores, cuando se volvían virales en redes sociales pasajes desfavorables para ellos.

Su prédica para estimular que los jóvenes conservadores se atrevieran a expresar abiertamente sus valores fue un activo vital para las campañas electorales de Trump, y su organización Turning Point se convirtió en un semillero de votantes de derecha.

El rol de Kirk fue mucho más allá en el reciente camino de Trump hacia la Casa Blanca, porque extendió su activismo hacia conservadores adultos descontentos, que hasta entonces solían abstenerse.

A su movilización se atribuye que Trump ganara por cinco puntos porcentuales en Arizona, el estado natal de Turning Point, donde había perdido por un cerrado margen en las elecciones de 2020 ante Joe Biden.

El propio presidente reconoció ese aporte durante un acto en Phoenix en 2024 para celebrar su triunfo. "Tenías los ejércitos de base de Turning Point. No es mi victoria, es tu victoria".

Incluso opositores políticos de Trump, como el gobernador de California Gavin Newsom, elogiaron el talante conciliador y respetuoso de Kirk.

“Conocí a Charlie y admiré su pasión y compromiso por el debate”, destacó Newsom en un comunicado, en el que invitó a honrar el legado del influencer “continuando su trabajo” de relacionarse “entre ideologías” a través del “discurso animado”.

Un ascenso sostenido

Kirk fundó su organización Turning Point en 2012, cuando tenía apenas 18 años, junto al activista conservador y su mentor, William Montgomery. La iniciativa pronto ganó el apoyo de importantes financistas cautivados por el concepto de la confrontación de ideas con los liberales, con el reducto natural de estos, la academia, como telón de fondo.

Las actividades de Turning Point también incluyen la publicación de una lista de seguimiento de profesores, un portal web que expone a los docentes que “discriminan a los estudiantes conservadores, promueven valores antiestadounidenses y la propaganda de izquierda en el aula”. Esto último no alejó a los donantes.

En 2020, la entidad sin ánimo de lucro ProPublica, que apoya y difunde piezas de periodismo de investigación, reveló que Kirk había hecho declaraciones financieras engañosas, y que su salario había saltado de 27.000 a 300.000 dólares anuales desde que se vinculó como promotor de la campaña de Trump.

Cuatro años después, Kirk compró una propiedad de 4,75 millones de dólares en un club privado en Arizona, e incluso personalidades del mundo republicano se mostraron escépticas sobre los manejos del joven activista.

En su accionar proselitista, Kirk mezcló el debate racional de ideas con la defensa apasionada y fervorosa del cristianismo más conservador, y eso también derivó en rédito político para Trump.

Durante un acto en Georgia, en el que también estaba presente el entonces candidato, sostuvo que los demócratas “defienden todo lo que Dios odia” y expuso la campaña electoral como “una batalla espiritual”.

Similar al estilo de los televangelistas tradicionales, dotó sus apariciones públicas de espectaculares puestas en escena, con fuegos artificiales, luces estroboscópicas y arranques de devoción que incluían cantos de alabanza.

Posiciones polémicas

La controversia envolvió algo más que las finanzas de Kirk y su organización. Muchas de sus ideas demostraron varios de los rasgos más divisivos del discurso republicano.

Durante la pandemia del COVID-19 difundió teorías de conspiración, como la acusación de que el distanciamiento social en las iglesias era un "complot demócrata contra el cristianismo", y bulos como la supuesta efectividad de la hidroxicloroquina para tratar el virus, lo que le valió una suspensión temporal de su cuenta en X, entonces Twitter.

También fue un acérrimo enemigo del aborto, que calificó de “asesinato”, y sostuvo que si su hija de 10 años quedaba embarazada producto de una violación, él la obligaría a tener al bebé.

Cuestionó el papel de las mujeres en la sociedad, asegurando que “deberían enfocarse más en tener bebés que en desarrollarse profesionalmente", y su propia esposa, la exreina de belleza Erika Frantzve, era muestra de la posición que él promovía, dedicada a los dos hijos de ambos y al apoyo de la causa de Kirk.

El activista criticó el “adoctrinamiento de izquierda” en las escuelas, combatió las políticas DEI (diversidad, equidad e inclusión) y se opuso a las protestas de “Black Lives Matter” tras la muerte de George Floyd, pidiendo a los manifestantes de Minnesota que “no arruinen totalmente este estado” que “fue construido por maravillosos escandinavos”.

También compareció ante el Comité de la Cámara de Representantes que investigó el asalto al Capitolio, pero se acogió a su derecho a no autoincriminarse y guardó silencio. Sin embargo, sí compartió 8000 páginas de registros que daban cuenta de su participación, recabando fondos y enviando autobuses con activistas de Turning Point.

Firme defensor del derecho a las armas, tomó la palabra en nombre de la Asociación Nacional del Rifle tras el tiroteo de Parkland en 2018, que dejó 17 estudiantes muertos y 18 heridos en una escuela secundaria, y confirmó su presencia en un evento a favor de las armas en la misma institución, que luego fue cancelado.

Su pronunciamiento más polémico sobre este tema se produjo durante un suceso de Turning Point en Salt Lake City en 2023, en el que calificó las muertes por arma de fuego como un costo razonable para la defensa de la constitución, que consagra la posesión y uso.

“Creo que vale la pena tener un costo de, desafortunadamente, algunas muertes por arma de fuego cada año para que podamos tener la Segunda Enmienda para proteger nuestros otros derechos dados por Dios. Ese es un trato prudente. Es racional”, estimó.

Paradójicamente, su muerte terminó vinculada a la misma causa que defendió: la Segunda Enmienda.

Con AP, EFE, Reuters y medios locales

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