Estados Unidos es sin duda la principal potencia del mundo en natación. Sin embargo, tuvo problemas para mantener esa posición en el Mundial de Singapur. Quedó al frente del medallero a pesar de que buena parte de la delegación compitió arrastrando las consecuencias de un virus estomacal. Los resultados no dejaron satisfechas a varias de las máximas leyendas de este deporte, que reclaman cambios urgentes a tres años de unos Juegos Olímpicos donde éste será el deporte rey.
La natación de Los Ángeles 2028 concentrará los reflectores que habitualmente se reservan para el atletismo en los Juegos Olímpicos, una posición que deja a Regan Smith, Katie Ledecky y compañía como las figuras centrales de la delegación local.
No se disputará la primera semana, sino la segunda, lo que significa que será decisiva para inclinar el medallero, y tendrá lugar en el principal escenario de la justa: el SoFi Stadium, un recinto con capacidad para 70.000 personas, hogar de los Rams y los Chargers de la NFL.
A tres años de los Juegos, la turbulencia agita las aguas de la natación estadounidense y varias de las voces más autorizadas del escenario local, como Michael Phelps y Ryan Lochte, están reclamando un remezón a tiempo, atendiendo la campanada de alerta que sonó en París 2024.
“Siempre ha habido grietas en el sistema, pero en los últimos nueve años, he visto crecer esas grietas”, alertó Phelps en una publicación en Instagram en la que se refería a los nueve años que han corrido desde su última participación olímpica en Río 2016.
En esa oportunidad, Estados Unidos fue el gran dominador de las piscinas, ganando 57% de las medallas en disputa, un récord para la delegación.
Ocho años después en París 2024, la cosecha fue de 44% de los metales posibles, la peor para los norteamericanos desde Seúl ’88, según apunta Phelps.
El equipo de las barras y las estrellas quedó al frente de la tabla en la capital francesa, pero para una potencia de este calibre, ganar no es suficiente, y la avalancha esperada nunca llegó. Solo pudo ganar un oro individual en masculino, y lo hizo en la última jornada, gracias a Bobby Finke en los 1500 m.
Por primera vez en la historia, Estados Unidos perdió el relevo 4×100 estilos de varones en unos Juegos Olímpicos, precisamente ante el combinado chino al que por meses expuso por la controvertida absolución de la Agencia Mundial Antidopaje, que permitió que compitieran en París 11 de los 23 nadadores que habían dado positivo a Trimetazidina.
¿Por qué se quejan las leyendas?
En el Mundial de Singapur 2025, que terminó a comienzos de mes, los norteamericanos también quedaron al frente de la tabla, con 29 medallas, nueve de ellas de oro, una más que el año anterior en Doha. Lo hicieron a pesar de competir buena parte del evento sufriendo las secuelas de un virus estomacal que afectó a casi toda la selección.
Aún así, llovieron las críticas por los resultados, por la forma en que la delegación se preparó y por la crisis organizativa que la federación (USA Swimming) ha enfrentado el último año.
Rowdy Gaines, tres veces campeón olímpico, cuestionó la concentración previa en Tailandia, en la que casi todo el equipo se contagió de gastroenteritis, Ryan Lochte publicó en Instagram una imagen de una lápida con la frase “En memoria de la natación de Estados Unidos”, y Michael Phelps la compartió, agregando en otra publicación su propio comentario.
“El dinero es un factor. Pero los pobres controles operacionales y el débil liderazgo son la piedra angular de los problemas del deporte”, se quejó Phelps en su publicación, en la que reveló que a principios de año había compartido sus preocupaciones con la federación y el Comité Olímpico y Paralímpico, pero la comunicación cayó en “oídos sordos”.
¿Qué pasó en la natación estadounidense para que Phelps se confesara “harto de fingir que este sistema funciona solo porque produce medallas”? ¿A qué se debe el epitafio publicado por Lochte?
Para empezar, uno de los deportes más masivamente practicados en el país sigue sin recuperar el número de atletas después de la pandemia, como lo refleja el declive en las cifras de afiliados, que no ha mejorado sustancialmente en los últimos dos años pese a la recuperación mostrada en 2022.
En 2020, 48.579 atletas dejaron de renovar la afiliación a clubes, que son la base del alto rendimiento.
Los datos demográficos de la federación revelan que durante el primer año del confinamiento se perdió 11,8% de los practicantes. El declive continuó en 2021, con 8,8% menos de competidores activos, y el déficit acumulado superando los 80.000 atletas.
La mayoría de ese talento o al menos recambio para sustituirlo se recuperó en 2022, que vivió un extraordinario repunte de 18,9% en las inscripciones, pero la tendencia no se mantuvo en 2023, cuando las afiliaciones volvieron a mostrar números negativos, con una pérdida de 4,61% en los fichajes.
La orientación habitual de saltos positivos posteriores al año olímpico no se mantuvo, y en 2024 solo se sumaron 493 nuevos miembros a clubes de natación. ¿La natación ha dejado de enamorar a los estadounidenses o es que la federación ha fallado en promover la participación?
Gaines, Lochte y Phelps coinciden en que USA Swimming es el problema, y el atleta olímpico más laureado de la historia confesó que “como padre de cuatro chicos, me duele decir que no estoy seguro de querer que mis hijos formen parte de este deporte a un nivel competitivo”.
Una estructura sin cabeza
En París 2024, a pesar de dominar el medallero, Estados Unidos no mostró el protagonismo habitual. El francés Léon Marchand y la canadiense Summer McIntosh fueron las principales figuras, y a pesar de los éxitos de Katie Ledecky, los resultados terminaron cobrándose la cabeza Tim Hinchey, el director ejecutivo de la federación.
Hinchey se vio obligado a renunciar y, desde entonces, su cargo ha permanecido vacante. Chrissi Rawak, directora deportiva de la Universidad de Delaware, fue apuntada en su lugar, pero no llegó a asumir, luego de que se conocieran denuncias de abuso y conducta impropia en su contra de los tiempos cuando era entrenadora en la Universidad de Michigan.
Shana Ferguson operó de forma interina en dos periodos y Bob Vincent, el responsable del fiasco de la contratación fallida de Rawak, en el que la federación perdió cientos de miles de dólares, asumió temporalmente poco antes del Mundial.
Fue él quien decidió la concentración en Tailandia y el trabajo en una piscina al aire libre, precisamente en la temporada de lluvias que enrarece las aguas y que terminó detonando el brote de gastroenteritis en la delegación.
Recuperar el equipo masculino
Las posibilidades de la poderosa armada estadounidense reposan en este momento en el equipo femenino, encabezado por Ledecky, la campeona mundial de 50 y 100 m mariposa Gretchen Walsh, la especialista en estilos espalda y pecho Regan Smith y la campeona olímpica de 100 m mariposa Torri Huske.
El renglón masculino atraviesa un periodo inusualmente estéril. Los veteranos Ryan Murphy y Caeleb Dressel, que entre los dos suman 14 medallas de oro olímpicas, no tienen de momento ni un relevo a la vista ni perspectivas de llegar a Los Ángeles 2028.
Al igual que en París, solo un hombre pudo subir en Singapur a lo más alto del podio (Luca Urlando en los 200 m mariposa). Los habitualmente poderosos relevos no consiguieron ni oros ni platas, y de hecho el 4×200 se quedó fuera del podio.
Las críticas de Phelps, Lochte y Gaines no fueron bien recibidas por los miembros de la delegación, que las vieron como un cuestionamiento al esfuerzo de los atletas, y la federación se sumó a la narrativa de exaltar la “resiliencia” de los que rindieron a pesar de las adversidades.
Las 32 medallas de oro olímpicas ganadas en conjunto por los héroes descontentos tal vez no han tenido suficiente peso para promover una crítica interna, pero seguramente han moldeado las voces externas que demandan acciones antes de que sea demasiado tarde.
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