Lewis Hamilton, el piloto más ganador de la Fórmula 1, comenzó la temporada con una exultante proclama: Ferrari tenía en él y Charles Leclerc a la “pareja más fuerte de la historia” de este deporte. Catorce carreras después, su circuito favorito, el del Gran Premio de Hungría, le arrancó palabras más amargas, al declararse “inútil” y sugerir que la escudería debería buscarse otro piloto. Así se ha desplomado la aclamada sociedad entre Hamilton y Ferrari.

¿Qué puede salir mal cuando la escuadra más ganadora de la Fórmula 1 se asocia con el mejor piloto de todos los tiempos? La pregunta tenía una respuesta diferente antes del comienzo de la temporada, cuando todo era optimismo y buenos augurios. A mitad de calendario, se sabe que todo puede salir mal, a juzgar por el peor arranque de campaña en la carrera de Lewis Hamilton.

Ningún piloto tiene más victorias en el circuito de Hungaroring que Hamilton. Sus ocho coronas son el doble de su más cercano perseguidor en el palmarés del autódromo húngaro, Michael Schumacher. Por eso, su actuación allí era el mejor termómetro para determinar la gravedad de su crisis de resultados.

La descarnada lectura de Hamilton vino con una autocrítica demoledora después de terminar duodécimo en la pole: a su confesión de sentirse “un completo inútil” se unió la inevitable comparación con su compañero Charles Leclerc. No es el auto, es el piloto, advirtió el británico, observando que Leclerc se aseguraba de partir de primero el domingo.

La campanada de alerta vino además con otro puesto 12 en el Gran Premio, el primero de su carrera sin conseguir puntos en Hungría, y también en esta temporada vestido de rojo, un año en el que solo ha conseguido un triunfo en la prueba sprint de China y un podio en el sprint de Miami.

Ferrari es segundo en la clasificación de pilotos, pero con casi 300 puntos menos que McLaren, y Hamilton es sexto en el escalafón de pilotos, detrás de Leclerc y con poco más de un tercio de los puntos del líder Oscar Piastri.

Por eso, desde Maranello se han apresurado a matizar la gravedad de la situación. El director del equipo, Fred Vasseur, salió en defensa de la ética profesional de Hamilton.

“Es exigente con el equipo, con el coche, con los ingenieros, con los mecánicos, conmigo también, pero ante todo es muy exigente consigo mismo”, declaró después del Gran Premio húngaro.

Naturalmente, el argumento del periodo de adaptación ya no es válido para explicar el desempeño de Hamilton, porque luego de 14 carreras ya debería haberse ajustado a la nueva experiencia. Tampoco se puede apelar a problemas del monoplaza, que los hay, porque Leclerc ha conseguido cinco podios con el mismo auto, entre ellos un segundo lugar en Mónaco.

Mejoras parciales, pero insuficientes

Luego de tres años de frustraciones con Mercedes, con la que no había sido competitivo desde 2021, cuando perdió el título de pilotos ante Max Verstappen en la última carrera de la temporada, Hamilton había vislumbrado una posibilidad de dejar atrás las decepciones.

Su comienzo con Ferrari no fue nada auspicioso, pero además de los buenos resultados en los sprints de China y Miami, hubo señales menos claras, pero también alentadoras.

Una de ellas fue el recorte de diferencias con respecto a Leclerc, su referencia más inmediata y la más lógica para estimar su pulso al domesticar al ‘cavallino rampante’.

En las cinco primeras carreras de la temporada, Hamilton tuvo en promedio una desventaja de 0.327 segundos con respecto al monegasco en las pruebas de clasificación para la largada.

Entre Miami y Silverstone, la media se redujo a 0.051 segundos, siempre favorable a Leclerc, pero a partir del Gran Premio de Bélgica volvió a ensancharse a 0.101, y el nuevo retroceso detonó la feroz autocrítica en Hungría.

¿Ha llegado a su fin la carrera del veterano Hamilton? Hablar del factor edad en su caso puede resultar insultante, incluso sacrilegio, tratándose de un corredor cuya rutina de preparación para estar a tope es extrema.

El británico se mantiene como uno de los corredores con mejor velocidad de reacción, una de las cualidades fundamentales para la Fórmula 1, y eso a pesar de que ya supera los 40 años, un umbral en el que los reflejos pueden comenzar a mermar.

Al Grand Circus no le faltan ejemplos de hombres que han logrado rendir más allá de esa edad, y no solo en los tiempos románticos de Juan Manuel Fangio o Nigel Mansell. Fernando Alonso vivió una especie de segunda juventud al sumarse a Aston Martin, aunque esa burbuja parece haberse extinguido ya.

Lo cierto es que la edad promedio de los 10 primeros de la clasificación de pilotos esta temporada es de 28,2 años, y esa media baja a 26,8 si se descarta a Hamilton.

Kimi Antonelli, que sigue al inglés en el puesto siete de ese listado, tiene apenas 18 años y es la joya más brillante de un nuevo grupo de jóvenes que intentan abrirse paso en la Fórmula 1, como el francés Isack Hadjar o el brasileño Gabriel Bortoleto, ambos de 20 años.

Pero el recambio generacional en la categoría reina del automovilismo se ha demorado. En la medida en que persisten las ambiciones de veteranos como Hamilton, Alonso o Nico Hulkenberg, se mantienen cerradas las puertas para figuras emergentes como el líder de la Fórmula 2, el italiano de 20 años Leonardo Fornaroli, o su escolta, el estadounidense Jak Crawford, entre otros.

El futuro de Hamilton

De momento, Hamilton y Ferrari tendrán una pausa de verano para preparar una demandante parte final de la temporada que prevé 10 carreras en 15 semanas. Será el momento para tratar de recuperar las buenas sensaciones previas a Spa, y hacer los ajustes necesarios a un auto que está al límite legal.

Los coches rojos ya sufrieron una doble descalificación en el Gran Premio de China, un día después de la victoria de Hamilton en la carrera sprint. Leclerc quedó fuera porque su monoplaza estaba ligeramente por debajo del peso mínimo reglamentario de 800 kg, y el británico por un problema de suspensión que pudo haberse repetido en Hungría.

El excompañero de Hamilton en Mercedes, George Russell, insinuó que el auto de Leclerc estaba cerca de incumplir con las normas de altura mínima, y que había compensado ese riesgo aumentando la presión de los neumáticos, lo cual afectó su velocidad y frustró sus posibilidades de conseguir la primera victoria de la temporada para su escudería.

Podría tener razón, porque Leclerc se quejó primero de manera críptica en una comunicación por radio (“puedo sentir lo que hemos discutido antes de la carrera. Necesitamos discutir estas cosas antes de hacerlas”) y luego hablando claramente con la prensa sobre “un problema de chasis”.

Ese tipo de ajustes son críticos para que Ferrari cierre de manera más satisfactoria la temporada. Hamilton se ha involucrado con las mejoras técnicas a su llegada a Maranello y lo seguirá haciendo para rescatar algo de dignidad en lo que resta de campaña.

Su exdirector ejecutivo en Mercedes, Toto Wolff, no duda de que Hamilton pueda encontrar una forma de rendir al volante del SF-25.

“Él es el más grande de todos los tiempos, y siempre lo será”, recordó, reconociendo una característica familiar para él: “Ha sido así de emocional, emocionalmente transparente desde que era un niño, un adulto joven”.

Stefano Domenicale, el mandamás de la Fórmula 1, coincidió con Wolff: “Lewis es una joya, es un atleta increíble, así que no importa si es un momento difícil, reaccionará y estoy bastante seguro de que mostrará la razón por la que está aquí”.

Probablemente, no ha sido la mejor idea traer a un gran piloto en una etapa de transición. El proyecto de Ferrari para reconquistar el terreno perdido todavía está en construcción, y los pergaminos de Hamilton no son garantía de éxito instantáneo. Pero incluso si las cosas no logran enderezarse este mismo año, el próximo es una oportunidad perfecta.

La Fórmula 1 se prepara para su cambio más drástico de los últimos tiempos, convirtiéndose prácticamente en un campeonato diferente, con nuevas reglas sobre peso, diseño y dimensiones de los autos, mejoras aerodinámicas y modificaciones decisivas en las unidades de potencia.

Hamilton será un mecánico más en los esfuerzos por conseguir un monoplaza más competitivo para Ferrari. Se ha involucrado este año en las soluciones técnicas. Hacerlo de cara al próximo significa que tendrá la ventaja de haber contribuido a diseñar un coche a la medida de sus capacidades.

France24

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