Las fuertes lluvias que continuaban este sábado sobre la provincia de Punyab, en Pakistán, dejaron a más de 1,5 millones de personas atrapadas en zonas inundadas o en riesgo de inundación, y obligaron a evacuar a unas 480.000. Desde finales de junio, el norte del país ha sufrido una serie de desastres naturales: lluvias intensas que provocan desbordamientos de ríos y avalanchas de lodo y piedras, que han arrasado pueblos enteros.
Pakistán atraviesa una temporada de monzones especialmente dura, con lluvias que han causado graves daños en varias regiones.
En Punyab, provincia donde reside casi la mitad de los 255 millones de habitantes del país, nuevas precipitaciones torrenciales se registraron el sábado 30 de agosto, tras la evacuación de cerca de medio millón de personas de las riberas de ríos desbordados, los cuales han provocado la muerte de 30 personas, según las autoridades del país.
En total, más de 1,5 millones de habitantes permanecen en zonas amenazadas por inundaciones o ya cubiertas por el agua, informó el gobierno de esta región oriental, la más poblada y con mayor peso económico de Pakistán.
Las autoridades aseguran haber trasladado de manera preventiva —en ocasiones con botes de rescate— a más de 480.000 personas y a unas 400.000 cabezas de ganado, procedentes de unos 2.300 pueblos.
A mediados de agosto, más de 400 personas murieron en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán, debido a deslizamientos y corrientes de lodo provocados por intensas precipitaciones.
La Autoridad de Gestión de Desastres de Punyab, administrada por el partido del primer ministro Shehbaz Sharif y encabezada por su sobrina Maryam Sharif, afirma estar desarrollando “la mayor operación de rescate de su historia”.
Más de 800 embarcaciones y unos 1.300 socorristas han sido desplegados. Aun así, el director de la entidad, Irfan Ali Khan, confirmó en rueda de prensa que la cifra de fallecidos asciende a 30 en esa región.
Huir como única salida
Se han abierto más de 500 centros de acogida para los desplazados, muchos de los cuales se refugian ahora en escuelas cerradas por vacaciones.
En los últimos días, tres ríos de Punyab se desbordaron debido a las lluvias monzónicas que caen tanto en Pakistán como en India, país desde el que descienden varios afluentes del río Indo, que también atraviesa la mayor parte de Pakistán antes de desembocar en el mar Arábigo.
El sábado, la capital provincial, Lahore, en Pakistán, —con 14 millones de habitantes— seguía bajo intensas precipitaciones.
El jueves, un barrio residencial de lujo construido por un magnate inmobiliario quedó bajo el agua por la ausencia de un sistema de alcantarillado adecuado. Dos días después, el agua continuaba estancada.
Sikandar Moughal, jubilado de 61 años, contó que el agua inundó su garaje y que el sábado todavía no podía acercarse a su vivienda: “Cogí la moto y huí para salvar la vida. Ni siquiera tuve tiempo de llevarme ropa de repuesto”, relató a la agencia de noticias AFP.
El traumático recuerdo de 2022
Desde mediados de junio, las lluvias no han dado tregua en gran parte del país. El balance provisional es de al menos 785 muertos y más de 1.000 heridos. Según la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres, “la intensidad del monzón de este año es entre un 50 % y un 60 % superior a la de 2024”.
Pakistán, uno de los países más expuestos al cambio climático, afronta cada temporada de monzones con creciente temor, aunque estas lluvias resulten indispensables para su agricultura y su economía.
El recuerdo de 2022 sigue vivo: un tercio del país quedó bajo el agua, 33 millones de personas resultaron afectadas, 250.000 viviendas fueron destruidas y 1,8 millones de hectáreas agrícolas quedaron arrasadas. Casi 2.000 personas perdieron la vida.
El cambio climático es considerado uno de los principales factores que alteran el comportamiento del monzón —a lo que se suma la mala planificación urbanística y de infraestructuras—. Este fenómeno, que se origina en el golfo de Bengala y asciende hacia el norte de India y Pakistán, es más irregular e impredecible, con lluvias más breves, pero cada vez más intensas.
AFP, Medios locales
Compartir esta nota