Tras la reunión del Consejo de Ministros celebrada el domingo, se aprobaron proyectos de ley que intentan responder a la juventud marroquí que se ha sumado al movimiento de protesta de la Generación Z 212. Entre las inversiones masivas previstas en salud y educación y el fomento del compromiso político, ¿será suficiente este plan para apaciguar a una generación que busca justicia y reconocimiento?
"¡Aspiramos a la dignidad y la libertad!". Frente al Parlamento en Rabat, los eslóganes de los jóvenes marroquíes volvieron a resonar este fin de semana, tras más de una semana de tregua. Desde finales de septiembre, el movimiento Gen Z 212 sale a la calle para denunciar las desigualdades, la corrupción y la falta de perspectivas. Una protesta persistente que finalmente ha llegado al palacio real.
El rey Mohammed VI presidió un esperado Consejo de Ministros el domingo 19 de octubre, durante el cual se dieron a conocer las grandes líneas del proyecto de ley de finanzas para 2026. Presentado como un texto que "combina la justicia social y el desarrollo territorial", este presupuesto debe reconquistar a una generación que se ha distanciado del Estado.
Diez días antes, en su discurso de apertura de la sesión parlamentaria de otoño, el soberano marroquí apenas mencionó a la juventud, decepcionando a quienes esperaban un gesto contundente hacia el movimiento.
Aunque este anuncio, difundido por la agencia oficial Maghreb Arabe Presse (MAP), quedó eclipsado por la histórica victoria de Marruecos en la Copa Mundial Sub-20, no deja de ser estratégico.
"El hecho de que el anuncio provenga del gabinete real y no del Gobierno es muy significativo: es una forma de decir a los jóvenes que se les ha escuchado, sin entrar en la arena política", analizó el sociólogo Mehdi Alioua, de Sciences Po Rabat-UIR.
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Salud y educación en primera línea
En total, se destinarán 140.000 millones de dirhams (cerca de 15.000 millones de dólares) a la salud y la educación, lo que representa casi el 10% del PIB. El resultado que se espera: la creación de 27.000 puestos de trabajo en estos dos sectores, la renovación de 90 hospitales, la puesta en marcha de nuevos centros hospitalarios universitarios en Agadir y Laayoune, o la finalización del CHU Ibn Sina en Rabat, el más grande de su tipo en el país.
"Invertir en educación y salud es esencial, pero los efectos se miden a largo plazo. Sin embargo, lo que dicen los jóvenes es que no se avanza lo suficientemente rápido", subrayó Mehdi Alioua. Esta impaciencia tiene su origen en las persistentes desigualdades estructurales: auge de las universidades privadas, escasez de profesores en las zonas rurales, problemas de transporte y disparidades flagrantes en el acceso a los servicios públicos.
La reforma también prevé reforzar "los servicios de apoyo a la escolarización", mejorar la calidad de la enseñanza y generalizar la educación preescolar, que hoy en día es casi exclusivamente privada. "Existe una enorme diferencia entre los niños que han pasado por la educación preescolar y los que llegan por primera vez a la escuela a los seis o siete años", remarcó el sociólogo, y agregó: "El hecho de que finalmente se haya incluido en el presupuesto significa que ya no hay escapatoria".
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Devolver la voz a la juventud
Otro eje importante es la representación política. El proyecto prevé ayudas que cubren hasta el 75% de los gastos de campaña para los candidatos menores de 35 años y una simplificación de las condiciones de elegibilidad. Otro proyecto de ley pretende modernizar los partidos, reforzar la transparencia y fomentar la participación de las mujeres y los jóvenes en su creación y gestión.
"Es muy difícil saber si estas medidas suscitarán el compromiso político de los jóvenes", matizó Mehdi Alioua, quien también consideró que "muchos hablan de política, pero pocos quieren involucrarse en ella".
"El éxito económico sigue percibiéndose como una prueba de competencia en Marruecos, lo que disuade a los jóvenes de lanzarse. Carecen enormemente de modelos procedentes de la sociedad civil —profesores, médicos, obreros— que, por convicción política, se comprometan con un partido", subraya el sociólogo.
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Responder a la fractura territorial
Por último, el texto promete prestar "especial atención" a las regiones montañosas, los oasis y el litoral, con el fin de reducir las desigualdades territoriales, una de las principales reivindicaciones del movimiento Gen Z 212. Los jóvenes de las zonas rurales denuncian la falta de escuelas, transportes, hospitales y puestos de trabajo.
"Hace veinte años se invirtieron miles de millones para conectar el agua y la electricidad, sin conseguir absorber la pobreza en estas zonas –constata Mehdi Alioua– Estas inversiones han creado en ocasiones un proletariado agrícola mal remunerado. A menudo son estos jóvenes, especialmente las mujeres, los que acaban emigrando. Hoy esperan resultados concretos".
Estas orientaciones, ahora incluidas en el presupuesto, ejercen presión sobre los responsables políticos. "La calle, los votantes y el palacio real se enfrentarán a quienes no las apliquen", advirtió el sociólogo.
En la víspera de estos anuncios, la movilización continuaba frente al Parlamento en Rabat. "Seguiremos hasta que nuestras reivindicaciones sean satisfechas, no solo con palabras, sino también con hechos", confió Reda, de 22 años. Otro manifestante, Naji, añadió con optimismo: "Es demasiado pronto para decir si este movimiento dará sus frutos, ¡pero es evidente que los jóvenes están llenos de esperanza!".
Artículo adaptado de su original en francés
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