La población de la isla más grande del mundo, Groenlandia, acudió este martes 11 de marzo a las urnas. Al menos 40.500 groenlandeses estaban llamados a las urnas para elegir a su próximo Parlamento, uno que deberá hacer frente a los intereses expansionistas de Donald Trump. Está previsto que los resultados se conozcan mañana por las condiciones del territorio, cubierto casi en su totalidad por hielo.
Groenlandia reforma su Parlamento, con el mundo siguiéndola de cerca.
Este martes, 11 de marzo, los cerca de 40.500 groenlandeses acudieron a las urnas para escoger a los 31 parlamentarios que conformarán su próximo Legislativo. Lo hicieron en un momento en el que la isla más grande del mundo es objeto de las ambiciones del presidente estadounidense, Donald Trump. El mandatario ha manifestado su intención de tomar el territorio por motivos de “seguridad nacional”.
Ese interés provocó que la agenda electoral de estos comicios estuviera enmarcada por la idea de una Groenlandia independiente, puesto que la isla, a pesar de ser autónoma, es aún parte de Dinamarca.
Las elecciones empezaron a las 11:00 GMT en los 72 colegios electorales distribuidos en todo el territorio ártico. Está previsto que los centros de votación cierren a las 22:00 GMT y que el resultado final se conozca este miércoles entre la 1:00 GMT y las 3:00 GMT.
Sin embargo, la exactitud del tiempo de espera para conocer el desenlace electoral es difícil de determinar, puesto que las condiciones meteorológicas árticas (el 80% de la superficie de la isla está cubierta permanentemente por hielo) y la dispersión de la población dificultan el recuento.
En los comicios anteriores, por ejemplo, el escrutinio no terminó hasta las 6:30 GMT del día siguiente.
Mientras, crece el escepticismo en torno al futuro de la isla. “Estoy muy emocionada. Espero que la gente vote con sentido común y sin avaricia”, aseguró Liv Aurora, candidata del partido gobernante Inuit Ataqatigiit (IA), desde un colegio electoral en la capital, Nuuk.
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¿Qué dicen las encuestas?
El único sondeo de intención de voto -difundido a inicios de febrero, antes de la convocatoria de los comicios y con un 30% de indecisos- le da un triunfo al oficialista IA, del premier Mute Egede, con un 31% por delante del partido socialdemócrata Simut con el 21,9%.
En cuanto al movimiento liberal Demokraatit, la encuesta pronostica que duplicaría sus votos con el 18,8% y superaría al centrista Naleraq, que perdería su condición de tercer fuerza política con el 16% pese a subir cuatro puntos. Finalmente, el partido liberal-conservador Atassut tendría un leve ascenso hasta casi el 10%.
Son necesarios 16 escaños para obtener la mayoría del Inatsisartut, como se le conce al Parlamento.
Si las predicciones son acertadas, el IA y el Siumut -las dos únicas fuerzas que han encabezado los gobiernos groenlandeses desde la introducción de su autonomía en 1979- podrían repetir la coalición que ha liderado la isla ártica durante los últimos tres años.
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¿Independencia? Sí, pero ¿cómo?
Esta campaña electoral ha estado dominada por los temas que tradicionalmente le interesan más a los groenlandeses: la economía, la sanidad, la educación y la vivienda. Sin embargo, un sondeo reciente conocido por EFE muestra que la cuestión independentista es también el telón de fondo de estos comicios.
Sobre este punto, todas las fuerzas políticas están a favor de la independencia de Groenlandia, aunque no es claro el cómo ni el cuándo.
El Atassut, por un lado, habla de una isla independiente con matices, mientras que el IA, el Siumut y el Demokraatit debaten sobre un proceso largo en el que es necesario ir construyendo primero una base sólida para la independencia.
En cuanto a Naleraq y el Qulleq, la sexta fuerza política que participa en las elecciones, pero no tiene representación parlamentaria, piden romper rápidamente los lazos con el Estado danés, aunque no se atreven a poner una fecha concreta a un referendo.
En conformidad con las disposiciones de Dinamarca, puntualmente por el nuevo Estatuto que entró en vigor en 2009, Groenlandia tiene el derecho a reclamar su independencia cuando bien lo desee.
Por otro lado, la mayoría de los groenlandeses apoyan su separación de Copenhague, según encuestas de opinión citadas por Reuters, a pesar de que se cuestionan el momento y el impacto en sus niveles de vida.
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El orgullo inuit, impulsado por Donald Trump
Las ambiciones imperialistas del magnate republicano, además de sacudir el status quo, han hecho que el orgullo de los pueblos indígenas por su cultura inuit se apodere del sentimiento de los groenlandeses, sumado al deseo independentista.
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Massana Egede, editora del periódico local ‘Sermitsiaq’, ha dicho que “Trump ha exagerado la cuestión de la independencia”, poniendo freno a “los problemas cotidianos”. En ese sentido, el estar en la mira de la geopolítica mundial ha provocado que los habitantes de la isla se apropien más de sus raíces.
Al tiempo que crece el orgullo, lo hace también el rechazo a Trump. Y no solo por parte de la población, los deseos del mandatario estadounidense han sido rechazados por la mayoría de los partidos y considerados como una falta de respeto por el actual primer ministro y otros líderes.
"Pienso que no está bien justo antes de unas elecciones intentar influir, especialmente si consideramos la retórica que ha usado la parte estadounidense", aseguró el líder de Demokraatit, Jens-Frederik Nielsen.
Con EFE, Reuters y medios locales
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