La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos publicó este 11 de marzo un informe en el que denunció "ejecuciones sumarias" en medio de la reciente escalada de violencia entre el Ejército del país y grupos leales al derrocado presidente Bashar al-Assad en las provincias costeras de Latakia y Tartús. La presión crece para que el gobierno interino investigue los hechos en los que la mayoría de víctimas mortales pertenecían a la minoría alauita y la ONU señala violencia de base "sectaria".

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos fue clara al señalar a los dos bandos involucrados en la escalada de la mayor escalada de violencia que ha sacudido al país desde que fue derrocado el régimen de Bashar al-Assad el pasado diciembre.

Un informe publicado este 11 de marzo, los expertos de la ONU denunciaron "ejecuciones sumarias de corte sectario" por ambos bandos, en referencia al Ejército del país y una insurgencia de leales a al-Assad, en las provincias costeras de Latakia y Tartús. La mayoría de las más de 1.300 víctimas mortales eran de la minoría alauita, a la que pertenece el depuesto exmandatario.

Según la portavoz de este departamento de la ONU, Thameen Al-Kheetan, “en algunos casos, familias enteras, incluyendo mujeres, niños y personas no combatientes, fueron asesinados en ataques que se dirigieron particularmente contra ciudades y poblaciones alauitas”.

"Los perpetradores de los crímenes fueron casa por casa preguntando a los residentes si eran alauitas o sunníes antes de decidir si los asesinaban"

Los hallazgos de la ONU sobre el terreno son crudos e incluyen testimonios sobre el modus operandi en que se produjeron las masacres.

"De acuerdo con muchos testimonios recogidos por nuestra oficina, los perpetradores de los crímenes fueron casa por casa preguntando a los residentes si eran alauitas o sunníes antes de decidir si los asesinaban o no. Algunos supervivientes nos contaron que mataron a muchos hombres frente a sus familias", afirmó Al-Kheetan.

Por ello, el reporte de la ONU enfatiza que la ley debe recaer sobre los perpetradores, independientemente de su afiliación política o religiosa: "Todos los responsables deben rendir cuentas, independientemente de su afiliación", indicó el portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

En ese sentido, el titular de esa entidad, Volker Turk, acogió con satisfacción el anuncio del gobierno islamista sirio de crear un comité de rendición de cuentas y pidió que esas investigaciones sean rápidas, exhaustivas, independientes e imparciales.

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"Familias enteras y personas fuera de combate fueron asesinadas"

El Alto Comisionado también señaló lo que habría detonado la reacción del gobierno de transición y grupos afiliados. Por ello, describió que los días 6 y 7 de marzo personas armadas supuestamente afiliadas a las antiguas fuerzas de al-Asad irrumpieron en hospitales de Latakia, Tartús y Baniyas, donde se enfrentaron a fuerzas afines a las actuales autoridades, lo que causó decenas de víctimas que incluyeron pacientes, médicos y estudiantes de medicina.

Como parte de la violencia "sectaria", denuncia la ONU, familias enteras, incluidas mujeres y niños, murieron en la región costera del país.

"En varios casos extremadamente inquietantes, familias enteras -incluidas mujeres, niños y personas fuera de combate- fueron asesinadas, y las ciudades y aldeas predominantemente alauitas fueron el blanco de los ataques", aseveró el portavoz Thameen Al-Kheetan.

La presión ha ido creciendo sobre el gobierno sirio liderado por islamistas para que investigue después de los informes del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) sobre la muerte de cientos de civiles en aldeas donde la mayoría de la población eran miembros de la minoría alauita.

"Muchos de los casos documentados fueron ejecuciones sumarias. Parece que se llevaron a cabo sobre una base sectaria", remarcó Al-Kheetan a los periodistas.

En algunos casos, los hombres fueron asesinados a tiros delante de sus familias, describió, citando testimonios de supervivientes.

Israel califica la violencia en Siria como "violencia étnica"

El Gobierno del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu aseguró que Damasco está en manos de “yihadistas” y calificó los hechos de “limpieza étnica”.

Hayat Tahrir al Sham (HTS), considerado por el Estado de mayoría judía como terrorista, es la formación que tomó Damasco por la fuerza y ​​fue apoyado por Turquía.

"HTS era ISIS, era Al Qaeda. Eran yihadistas antes y son yihadistas ahora, incluso si algunos de sus líderes se han puesto traje. La comunidad internacional debe entrar en razón con respecto al régimen en Damasco", afirmó la diputada israelí, Shareen Heskel en una rueda de prensa.

Según Heskel, lo ocurrido en Siria "debería ser una manchaque recuerde al mundo entero que los llamados partidarios de Palestina no están a favor de la justicia, la paz o la solidaridad con los oprimidos, sino que no son más que racistas, antisemitas e idiotas útiles para los monstruos yihadistas".

Por ello, Heskel aseguró que el Gobierno que representa quiere evitar que la violencia en Siria pase a sus fronteras, una afirmación que busca también justificar los últimos bombardeos de la aviación israelí al sur del país sirio y suburbios de Damasco.

"Cuando decimos que estamos preocupados por la seguridad en la frontera siria, significa que estamos preocupados por que esos monstruos yihadistas cometan una masacre y una limpieza étnica de judíos y drusos dentro de nuestras fronteras, no permitiremos la formación de una amenaza yihadista en nuestras fronteras", aseguró.

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Con Reuters y EFE

France24

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