Chloe Kelly, un amuleto salido desde la banca para conjurar los apremios. Sarina Wiegman, una entrenadora que no sabe lo que es perder en Europa. Lucy Bronze, una heroína dispuesta a sacrificios impensables. Hannah Hampton, una heredera sin miedo de defender el mítico legado de Mary Earps en la portería. Inglaterra venció contra todo pronóstico a las españolas campeonas del mundo. Estas fueron las claves del triunfo de las Leonas.
Ninguna lectura, antes, durante o después de la final de la Euro ganada por Inglaterra en la tanda de penales, sugería que las Leonas podían ser superiores a España.
En la fase de grupos, la Roja ganó sus tres partidos y marcó 14 goles, mientras las británicas terminaban segundas en su llave, luego de abrir con una derrota ante Francia, la gran decepción del torneo.
En las rondas de eliminación directa estuvieron siempre en desventaja, y volvieron de la muerte, literalmente, para vencer a Suecia en los penales y a Italia en el penúltimo minuto de la prórroga.
El equipo ideal incluyó a siete ibéricas y ninguna inglesa. La goleadora fue hispana, Esther González, y solo una Leona, Alessia Russo, pudo anotar más de una vez. La líder asistidora también fue española, Alexia Putellas, y la final fue dominada casi de principio a fin por las campeonas del mundo.
Y aun así, fueron las dirigidas por Sarina Wiegman las que recibieron el trofeo de campeonas. ¿Cómo se torció el destino para las Leonas en la Euro? Estas fueron las mujeres, los detalles y las decisiones que hicieron diferencia para repetir en Suiza el triunfo de Wembley:
Chloe Kelly: el tiempo es oro
Chloe Kelly había estado 11 meses fuera de los terrenos, producto de una rotura de ligamento cruzado anterior, cuando anotó el primer gol de la victoria 3-0 sobre Bélgica en un partido amistoso, 16 minutos después de haber ingresado como suplente.
La siguiente vez que anotó fue mes y medio más tarde, también viniendo de la banca para hacer el gol de la victoria en tiempo extra en la final de la Euro ante Alemania.
Así de decisiva puede ser la delantera del Arsenal cuando tiene la oportunidad de entrar. Sabe que tiene pocos minutos para brillar y no desaprovecha ninguno de ellos.
En la Euro 2025, creó más opciones (ocho) e hizo más centros exitosos (10) que cualquier otra suplente en un solo torneo desde 2011, cuando comenzaron a recopilarse esas estadísticas.
En la final, suya fue la asistencia para el gol de Alessia Russo que nivelaba las acciones y metía a Inglaterra de nuevo en la pelea. También fue suyo el tiro que dio la victoria en la tanda de penales, luego de esa especie de inusual ritual del doble salto que imprime una velocidad asombrosa a su disparo.
En el Mundial de 2023, su penal ante Nigeria, también el de sellar el triunfo, salió a 110,79 km por hora, y eso es más que lo que se imprimió a cualquier tiro a gol en la Premier League masculina en toda la temporada.
Este año, Kelly se ha reinventado a sí misma. Luego de la pesadilla vivida hasta enero en el Manchester City, cuando la falta de minutos de juego en un equipo diezmado por las lesiones comprometió su posición en la selección inglesa, la delantera se marchó al Arsenal, y fue titular en la victoria 1-0 sobre Barcelona en la final de la Champions.
Se reivindicó también en la Euro, donde falló un penal ante Italia en la semifinal, pero tomó el rebote y anotó el gol decisivo a los 119 minutos. “No fallo dos veces”, dijo en esa ocasión. No era cierto: en la práctica antes de la final erró tres penales. Solo que el decisivo, el que valía una corona, no lo desperdició.
Sarina Wiegman: leer las necesidades
Tal vez incluso más que en sus dos triunfos anteriores en la Euro (con su natal Países Bajos en 2017 y con Inglaterra en 2022), la lectura de juego y el manejo de grupo de la entrenadora Sarina Wiegman fueron factores que cambiaron la historia.
Como jugadora en sus inicios, Wiegman se disfrazó de niño para seguir en la cancha cuando Países Bajos prohibió el fútbol femenino. Como entrenadora, es un balance de luces y sombras: completamente transparente con sus jugadoras, incluso si eso genera incomodidades, e indescifrable para las rivales en sus decisiones tácticas.
Su admisión de que si Chloe Kelly no tenía más minutos de juego se quedaría fuera de la convocatoria, empujó la decisión de la delantera de salir del City y volver al Arsenal. Le confesó a la mítica portera Mary Earps que no contaba con ella como titular, y ésta decidió dejar la selección. Lo mismo sucedió con la defensa Millie Bright, que se hizo a un lado de cara a esta Euro.
En Suiza, sus decisiones tácticas fueron fundamentales para anular las ventajas de España en la final, donde la Roja era clara favorita.
Wiegman había dejado fuera a la defensora Jess Carter, superada ampliamente como lateral en la derrota ante Francia y luego como central ante Suecia en cuartos de final. Pero precisamente en la final decidió que era hora de que regresara para hacer llave en el centro con Esme Morgan, y Carter fue la mejor controlando el aluvión ofensivo de la Roja.
Además, invirtió a sus extremos: Lauren Hemp a la derecha y Lauren James a la izquierda, como una forma de “cambiar el juego y entrar un poco atrás por dentro”, como diría luego. Ambas rindieron en sus nuevas posiciones, y cuando James se lesionó y tuvo que ser sustituida por Chloe Kelly, ésta siguió haciendo el trabajo sin necesidad de nuevos ajustes.
Lucy Bronze también tuvo nuevas tareas, jugando un poco más adelantada para hacer frente a la primera línea de presión española, poblar el mediocampo y abrir paso para que la pelota le llegara a Hemp, otra decisión que resultó exitosa, a pesar del impacto de ese movimiento en el gol de Mariona Caldentey que abrió el marcador para España.
La “mentalidad loca” de Lucy Bronze
Solo después del triunfo ante España, Lucy Bronze reveló públicamente que jugó todo el torneo con una fractura de tibia, pero ella lo sabía desde el 30 de mayo, cuando sufrió la lesión en el partido contra Portugal en la Liga de Naciones.
La lateral del Chelsea hubiera jugado los 120 minutos de la final, aun en medio del dolor, si un golpe en la rodilla de la otra pierna no hubiera agravado el panorama al cabo de la primera mitad de la prórroga.
“Si eso es lo que se necesita para jugar con Inglaterra, eso es lo que haré”, declaró luego del partido, donde se ganó los elogios de Sarina Wiegman por su “mentalidad loca”.
Bronze no solo fue valiosa para la causa de las Leonas por su sacrificio y luego por su disposición a moverse hacia el mediocampo en la final. También aportó el gol de la victoria en la tanda de penales ante Suecia.
Terminó el torneo como la cuarta jugadora con más partidos internacionales con Inglaterra (140 en total), 15 más que el hombre con más presencias (el portero Peter Shilton), y con 36 duelos con la camiseta blanca en torneos importantes (Euros o Mundiales), más que cualquier otro internacional inglés, hombre o mujer.
Tal vez el vocero del primer ministro Keir Starmer pensaba en Bronze cuando dijo que el equipo masculino tenía “lecciones que aprender” de las Leonas. Luego el portavoz rechazó declarar feriado por el triunfo inglés, argumentando que si se hiciera eso cada vez que el equipo femenino gana, “nunca iríamos a trabajar”.
Hannah Hampton: la heredera sin límites
Durante ocho años, Mary Earps fue la titular inamovible en la portería inglesa. En ese tiempo, ganó la Euro de 2022, llegó a la final del Mundial de 2023, fue decisiva con sus atajadas en la primera Finalissima femenina, ganada ante Brasil, y fue designada dos veces como la mejor guardameta del mundo.
Pero un mes antes de la Euro, decidió dejar la selección. Su sustituta, Hannah Hampton, ni siquiera era considerada apta para jugar en su infancia, afectada por una condición visual, el estrabismo, pero terminó siendo la gran heroína en la victoria inglesa.
En un torneo donde Inglaterra enfrentó dos tandas de penales, es imposible que la portera no resulte protagonista. Hampton sorprendió con sus atajadas providenciales ante Suecia (deteniendo los disparos de Filippa Angeldahl y Sofia Jakobsson) y España, parando los penales de Mariona Caldentey y Aitana Bonmatí.
Hampton no tiene percepción de profundidad, producto de su estrabismo, una limitación que por sí sola es prohibitiva para una portera. Después de humillantes golpes del balón en la cara, aprendió a ajustar la posición de sus manos para compensar su deficiencia visual.
A juzgar por lo que mostró en Suiza, la arquera del Chelsea tampoco es capaz de entender la frase “no se puede”, y sí de asumir los desafíos, por muy improbable que sea superarlos. Así lo demostró al perseverar con todo en contra, como lo hizo también su selección.
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