El expresidente Álvaro Uribe, un político que durante años encarnó el discurso de la "mano firme" contra los grupos rebeldes en Colombia, fue finalmente declarado culpable de dos cargos este lunes 28 de julio en un caso de manipulación de testigos. La escena —impensable dos décadas atrás— marca un giro histórico en la trayectoria de uno de los políticos más influyentes y polarizantes del país.

Es una imagen inédita en Colombia: nunca antes un expresidente había enfrentado un juicio como el de Álvaro Uribe Vélez… Y, mucho menos, había sido condenado. Se trata de un nuevo capítulo en la extensa y controvertida trayectoria del político que —entre fervientes apoyos y duras acusaciones— ha marcado la historia reciente del país.

Hace poco más de dos décadas, la escena habría parecido impensable: aquel mandatario que irrumpió como un ‘outsider’ con el lema de "mano firme, corazón grande", en medio de una de las épocas más violentas del país, hoy escucha desde su monitor cómo es declarado culpable por fraude procesal y soborno en actuación penal. Del tercer cargo, soborno simple, fue absuelto.

No es casualidad que muchos colombianos hayan bautizado este proceso penal como “el juicio del siglo”, ni que todos los canales de televisión y portales de noticias transmitieran en vivo la lectura del fallo por parte de la jueza Sandra Heredia. Tampoco sorprende que el país se haya vuelto a dividir frente al veredicto: mientras algunos salieron a las calles a respaldar al exmandatario, otros volvieron recordar los episodios más controvertidos de su trayectoria, desde las acusaciones por presuntos vínculos con el paramilitarismo hasta las críticas a sus reformas durante los ocho años que estuvo en el poder.

El juicio es un nuevo giro en la trayectoria de Uribe, que ha estado marcada por la polarización y la controversia desde sus comienzos como director de la Aeronáutica Civil, gobernador, senador, presidente y vicepresidente. 

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Primeros pasos y ruralidad antioqueña

Uribe nació en Medellín, la segunda ciudad principal de Colombia, el 4 de julio de 1952. Tiene 73 años. 

Su vida siempre ha estado vinculada profundamente con la ruralidad de Antioquia, un departamento del noroeste de Colombia, donde el conflicto armado también ha sido un doloroso protagonista. Allí, su familia tenía múltiples haciendas en las que transcurrieron los primeros años de su infancia. 

A diferencia de su viraje conservador, la madre del expresidente fue una activista liberal que incluso llegó a impulsar el plebiscito de 1957, en el que las mujeres colombianas pudieron votar por primera vez. 

Su familia —eso sí— tenía una importante tendencia religiosa, de la que no se desvinculó durante su adultez. Tampoco lo hizo de la idea de su padre del "trabajo duro". 

Uribe terminó sus estudios primarios y secundarios en el Instituto Jorge Robledo de Medellín en 1970. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Antioquia en 1977. Años después, en 1993, obtuvo certificados en Gerencia y Resolución de Conflictos en Harvard. 

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El asesinato de su padre, un punto de inflexión

En 1983, Uribe vivió uno de los momentos que marcarían su vida tanto personal como política. Su padre fue asesinado por el frente 36 de la extinta guerrilla de las FARC

Se trató de un episodio que sería central en su discurso de “mano dura” contra las guerrillas del país y que le serviría también para justificar muchas de las medidas adoptadas durante sus dos periodos presidenciales hacia ese objetivo. 

El episodio lo vivieron en primera persona sus dos hermanos —Santiago y María Isabel—. Ocurrió en las Guacharacas, una de las haciendas que poseía la familia de Uribe. Ahí su padre recibió un disparo cuando el helicóptero en el que viajaron aterrizó en ese lugar. 

Uribe se ha referido al hecho en varias ocasiones y ha asegurado que lo convenció aún más de política belicista contra las FARC. 

“Es el hecho que marcó profundamente a la familia y que sirvió como catalizador para empezar a formar lo que sería la política de Seguridad Democrática para fortalecer a las Fuerzas Armadas en el combate del terrorismo”,  sostiene el periódico ‘El Tiempo’.

Una que, sin embargo, ha sido fuertemente criticada por sus detractores debido a las graves violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante su Gobierno, como los denominados como “falsos positivos” (los secuestros y ejecuciones extrajudiciales de civiles para hacerlos pasar por guerrilleros muertos en combate), y por su presunta vinculación con grupos paramilitares.

Una larga trayectoria política

Aunque Uribe se presentó en su primera campaña presidencial como un ‘outsider’ alejado de la política tradicional y poco conocido a nivel nacional, ya contaba con una trayectoria política consolidada y varios cargos públicos previos.

Durante la Presidencia de Alfonso López Michelsen, fue secretario general del Ministerio de Trabajo en 1977.

Posteriormente, fue director de la Aeronáutica Civil entre 1980 y 1982. En este último puesto fue cuestionado no solo por su gestión administrativa, sino también por presuntas conexiones con redes vinculadas al narcotráfico. Otros, en cambio, resaltan obras como la construcción del aeropuerto José María Córdoba y mejoras en la conectividad aérea del país.

Posteriormente, fue nombrado alcalde de Medellín. Sin embargo, duró pocos meses en el cargo. Al respecto, el diario ‘El País’ asegura que “sus opositores dicen que el Gobierno de Belisario Betancur le exigió la renuncia por sus posibles nexos con los narcos”. Y agrega: “Nunca hubo una explicación clara sobre su salida”.

Uribe fue concejal y luego se abrió paso al Congreso del país. Apoyó reformas estructurales impulsadas por el gobierno liberal de la época. 

También respaldó la Ley 50, que flexibilizó las normas laborales y recibió críticas por debilitar los derechos de los trabajadores, y la Ley 100, que transformó el sistema de salud y pensiones al introducir actores privados.

La gobernación y los efectos de las dudosas Convivir

Posteriormente, logró convertirse en el gobernador de Antioquia, un cargo al que llegó tras unas intensas y reñidas elecciones. Uribe derrotó al entonces candidato del conservadurismo, Ramiro Valencia Cossio, en un episodio que incluyó denuncias de fraude por parte de Uribe y que incluso acabó a golpes. 

Durante su mandato, Uribe logró captar adeptos que recuerdan que recortó el gasto público, que llevó a cabo una potente inversión en infraestructura y que impulsó una ofensiva contra la violencia, entre otros.

Sin embargo, sus detractores lo acusan de haber permitido el auge del paramilitarismo en Antioquia debido al respaldo de la creación de las Convivir. Se trató de unas cooperativas de seguridad privada, en principio debían actuar de la mano con la fuerza pública, que le permitió a los grandes terratenientes tener ejércitos privados. Posteriormente, derivó en grupos de autodefensas ilegales. 

Durante su mandato como gobernador apareció una figura que sigue siendo clave hoy en día, la de Iván Velázquez.

En 1997, cuando el exministro de Defensa del actual presidente Gustavo Petro era fiscal, “lideró una investigación —conocida como el Parqueadero Padilla— sobre las finanzas del Bloque Metro, un frente de las autodefensas que, según testimonios judiciales en el caso que hoy investiga la Corte Suprema, se creó en la hacienda Guacharacas, que pertenecía a la familia de Uribe”, de acuerdo con 'El País'. 

La abrumadora llegada a la Presidencia

Uribe y su equipo llevaron una exitosa carrera a la Presidencia. Muchos reconocen que el ahora expresidente se desligó de la élite bogotana y se centró en recorrer otras regiones y enfocarse en la ruralidad. Pasó de ser uno de los candidatos menos sonados a ser elegido en con poco más del 53% de los votos. 

Varios hechos hicieron que su discurso de "mano dura" contra las guerrillas sonaran con más fuerza. En el plano nacional, las truncadas negociaciones de paz de su antecesor, Andrés Pastrana, con las FARC. Y, en el plano internacional, el atentado contra las Torres Gemelas en Estados Unidos

Ya en el cargo, Uribe lideró la iniciativa —aprobada por el Congreso y la Corte Constitucional— de la reelección. Un mecanismo que le permitió permanecer otros cuatro años al mando del país luego de haber sido reelegido en primera vuelta en 2006. 

En sus ocho años al mando de Colombia, Uribe implementó la política de Seguridad Democrática, centrada en el fortalecimiento militar para combatir a las guerrillas y reducir la violencia, lo que le otorgó un alto nivel de popularidad.

Sin embargo, esta estrategia también fue criticada por parte de la ciudadanía, organismos nacionales e internacionales por promover una visión bélica que pasó por alto graves violaciones a los Derechos Humanos, como los llamados “falsos positivos”. Se trató de miles de asesinatos de civiles que fueron presentados falsamente como combatientes de las guerrillas. Una de las heridas más grandes del conflicto armado del país.

Según la Jurisdicción Especial para la Paz, solo entre 2002 y 2008, habría habido al menos 6.402 casos de este tipo. 

El periodo pospresidencial

Aunque dejó la Presidencia en 2010, su entonces aliado político, Juan Manuel Santos, ganó las elecciones. Pero, posteriormente, ambos líderes tuvieron una ruptura irreconciliable cuando Santos impulsó el proceso de paz con las Farc. 

Uribe, por su parte, fundó el partido Centro Democrático —desvinculándose del partido de la U— y rápidamente se convirtió en la principal fuerza de la derecha colombiana. 

Además, lideró la campaña por el 'No' al plebiscito con el que Santos quería refrendar el apoyo del pueblo colombiano al acuerdo de paz alcanzado con las Farc. La opción liderada por el expresidente prevaleció y llevó a modificaciones de lo negociado en La Habana

Luego, Uribe también apoyó al derechista Iván Duque en su camino a la Presidencia en 2018. 

El expresidente volvió al Congreso. Sin embargo, su carrera enfrentó un giro inesperado cuando la Corte Suprema de Justicia abrió una investigación en su contra por presuntos delitos de fraude procesal y soborno de testigos.

Ante esta situación, Uribe renunció al Senado en 2020 para evitar ser juzgado por la Corte Suprema y pasar a ser investigado por la justicia ordinaria.

Este proceso judicial agudizó la profunda división en torno a Uribe: mientras sus seguidores defendían su inocencia, sus detractores lo vieron como el primer paso para desenmascarar su responsabilidad en los hechos de los que se les acusa.

Finalmente, la condena de Uribe marca un punto de inflexión en la justicia y la política nacional.

Con agencias y medios locales

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