Europeos e iraníes reanudaron el martes en Ginebra las negociaciones sobre el programa nuclear, en la recta final antes del ultimátum planteado por Francia, Reino Unido y Alemania. Los tres países amenazan con restablecer las sanciones de la ONU contra Irán si no se alcanza una solución negociada de aquí a finales de agosto. Teherán insiste en negociar y destaca su derecho a un programa nuclear civil.
El acuerdo nuclear iraní se juega su supervivencia en Ginebra. El martes 26 de agosto, en Suiza, Irán retomó conversaciones sobre su programa nuclear con Francia, Reino Unido y Alemania.
A falta de una solución negociada, los tres países firmantes del pacto de 2015 con Teherán —que buscaba supervisar sus actividades nucleares— amenazan con activar este otoño el mecanismo de restablecimiento automático de sanciones internacionales (llamado snapback), previsto en ese acuerdo.
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Teherán declaró estar “negociando con todas sus fuerzas” para impedirlo.
“Nuestra prioridad es evitar cualquier acción o incidente que pueda costarle caro al país”, dijo el portavoz del ministerio de Exteriores, Esmaeil Baqaei, en una rueda de prensa semanal, justo antes del inicio de los diálogos.
“Este nuevo ciclo de negociaciones”, tras una ronda previa celebrada en julio en Estambul (Turquía), se lleva a cabo “con los viceministros de Asuntos Exteriores en Ginebra”, precisó poco antes la televisión iraní. Teherán está representado por Majid Takht-Ravanchi, según la agencia Tasnim.
Cuenta regresiva
Francia, Reino Unido y Alemania, junto con China, Rusia y Estados Unidos, alcanzaron en 2015 un acuerdo con Irán que imponía estrictas limitaciones a su programa nuclear a cambio de un levantamiento progresivo de las sanciones de la ONU.
Sin embargo, el texto quedó en entredicho cuando Washington decidió retirarse unilateralmente del tratado en 2018, durante la primera presidencia de Donald Trump. En represalia, Teherán se desligó de varios de sus compromisos, en particular sobre el enriquecimiento de uranio.
Los europeos amenazan ahora con restablecer las sanciones de la ONU contra Irán si no se encuentra una solución negociada antes de finales de agosto.
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Sin embargo, Teherán cuestiona la legitimidad de que recurran a esa cláusula prevista en el acuerdo de 2015.
En el momento de la retirada estadounidense, París, Londres y Berlín reiteraron su compromiso con el texto, afirmando que querían mantener los intercambios comerciales con Irán. Así, esas tres capitales no restablecieron las sanciones de la ONU.
No obstante, el mecanismo que habían previsto para compensar el regreso de las sanciones estadounidenses nunca llegó a concretarse plenamente, lo que obligó a numerosas empresas occidentales a abandonar Irán, ya golpeado por una inflación desbordada y una profunda crisis económica.
Uranio enriquecido a un nivel preocupante
Según la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Irán es el único país sin armamento nuclear que enriquece uranio a un nivel elevado (60 %), muy por encima del límite del 3,67 % fijado en el acuerdo de 2015.
Para fabricar una bomba, el enriquecimiento debe alcanzar el 90 %, según la AIEA.
Los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, y también Israel —enemigo declarado de la República Islámica— sospechan desde hace tiempo que Irán busca dotarse de la bomba atómica. Teherán lo niega categóricamente y afirma que su programa nuclear tiene fines estrictamente civiles.
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El avance del programa nuclear iraní es objeto de numerosas especulaciones desde la guerra de doce días entre Israel e Irán en junio, así como tras los bombardeos estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes.
Con AFP
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