Los cardenales electores reunidos desde el martes en la Capilla Sixtina eligieron a Robert Francis Prevost como el nuevo líder de la Iglesia Católica, quien llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y, desde el país andino, partió como obispo rumbo al Vaticano donde este jueves ha sido coronado como el primer papa estadounidense, que se llamará León XIV.
Con una inclinación pastoral, perspectiva global y capacidad para gobernar la curia vaticana, la Iglesia católica tiene un nuevo líder.
El humo blanco que emergió este jueves por la tarde de la chimenea instalada sobre la Capilla Sixtina del Vaticano ha indicado que los 133 cardenales electores alcanzaron una decisión: el cardenal Robert Francis Prevost, de 69 años, ha sido electo como nuevo papa y a partir de hoy será conocido como León XIV.
La decisión llegó tras un cónclave de apenas dos días y tres votaciones para elegir al sucesor de Francisco, fallecido el pasado 21 de abril, un día después de la Pascua, tras sufrir un ictus cerebral y colapso cardiovascular. El miércoles por la noche, los cardenales celebraron una primera votación no concluyente, seguidas de otras dos durante el jueves por la mañana.
Prevost, un misionero con una larga experiencia en Perú, sucederá al papa Francisco.
El nuevo papa León XIV tiene tiene 69 años y nació el 14 de septiembre de 1955, en Chicago, Ilinois, en Estados Unidos. De padre franco-italiano y madre española, es el primer pontífice de origen estadounidense.
Su reputación de moderado y de constructor de puentes será además crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.
Reconocido por su liderazgo pastoral y administrativo, ingresó a la Orden de San Agustín en 1977 y profesó sus votos solemnes en 1981. Fue ordenado sacerdote en 1982. Ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.
El diario italiano La Repubblica lo llamó "el menos estadounidense de los estadounidenses" por la moderación de sus palabras.
La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.
Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.
Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.
Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba "mucho por hacer" en la transformación de la Iglesia.
"No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años", dijo el mes pasado a Vatican News.
"El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente", añadió.
Misionero en Perú
Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores. Al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.
Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado. Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.
Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.
Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.
Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.
Los cardenales alcanzaron a una mayoría de votos, de dos tercios de los miembros del cónclave, luego de un receso de almuerzo. El cónclave ha sido el más numeroso y diverso geográficamente de la historia reciente y ha culminado en una jornada llena de mucha expectativa. León XIV es el nuevo líder de la Iglesia católica, con 1.400 millones de fieles en todo el mundo.
El cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, fue el encargado de anunciar el 'Nuntio vobis gaudium magnum:Habemus papam' —Os anuncio una gran alegría: tenemos papa— desde el balcón central de la basílica de San Pedro, segundos antes de anunciar la identidad del nuevo pontífice.
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En la Plaza San Pedro, una multitud jubilosa vitoreó y aplaudió cuando el humo blanco comenzó a apreciarse sobre el techo de la Capilla Sixtina. “¡Viva el Papa!”, coreaba la multitud bajo un sol radiante. “¡Tenemos Papa!”, decía un cartel en alto.
Con Reuters, AP, AFP y medios locales.
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