Cinco nuevos deportes fueron añadidos al programa de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Salvo por el squash y el flag football o fútbol bandera, todos habían figurado en algún momento en los Juegos de Verano, pero ahora deben hacerlo no como eventos de invitación, circunstanciales o de exhibición, como fue en el pasado, sino como disciplinas consolidadas y practicadas en el mundo entero. Estos son los pasos que han ido dando en esa dirección, y los desafíos todavía pendientes.

El Comité Organizador de los próximos Juegos Olímpicos sorprendió con la propuesta de adición de fútbol bandera, squash, béisbol-softbol, cricket y lacrosse al programa, y el Comité Olímpico Internacional impactó aún más al aprobarlos todos, pues la mayoría de ellos no tienen gran desarrollo fuera del país organizador, y ponen el enorme peso de cinco nuevos deportes de conjunto al tope de atletas en la justa.

Pero Los Ángeles 2028 está decidido a hacer que el experimento funcione, y para ello han comenzado a activarse poderosas fuerzas, como las de la NFL apoyando el fútbol bandera o la MLB buscando una fórmula para que los jugadores de Grandes Ligas se sumen a los terrenos olímpicos.

Fútbol bandera: la casa pone las estrellas

La NFL aprobó por unanimidad que los astros del fútbol americano participen en los Juegos Olímpicos, aunque con condiciones especiales, y ya hay algunos jugadores que han comenzado a candidatearse para ir por el oro.

El propio Roger Goodell, comisionado de la NFL, reconoció que el tema fue puesto en discusión luego de que varios jugadores mostraran su interés en “participar y representar a su país, ya sea Estados Unidos o el país del que provienen”.

El mariscal de campo de los Kansas City Chiefs, Patrick Mahomes, fue el primero en hacerlo, aunque más recientemente reconoció que prefiere dejar la responsabilidad a los más jóvenes.

Otras figuras de la NFL como Joe Burrow (Cincinnati Bengals), Tyreek Hill (Miami Dolphins) y Sauce Gardner (Nueva York Jets) han pedido ser tomados en cuenta, e incluso un hombre ya retirado, el ala cerrada Rob Gronkowski, ha dicho que podría volver al campo para buscar la cima del podio.

La NFL aprobó que solo un jugador por equipo sea cedido para el evento, que coincidirá con la semana en la que los atletas se reportan a los campos de entrenamiento para la pretemporada, de modo que no tendrá mayor impacto en la liga.

Puede convertirla, eso sí, en le fuente de un nuevo ‘Dream Team’, el equipo de ensueño que el baloncesto presenta cada cuatro años desde que se abrió la puerta a los profesionales en Barcelona ’92.

No es la única forma en la que la NFL contribuirá a impulsar el fútbol bandera. También promueve la creación de ligas profesionales, y entre los capitales apuntados para invertir en esa experiencia está el de Serena Williams y su esposo Alexis Ohanian, quienes presentaron una propuesta para convertirse en socios, apuntando a la liga femenina principalmente.

Béisbol-softbol: trabajando juntos

La experiencia del regreso del béisbol y el softbol, que no aparecían desde Tokio 2020, es similar a la de la aparición del fútbol bandera, porque está alimentada por la más importante liga profesional del mundo: la MLB.

El comisionado Rob Manfred ha estado tratando de allanar el camino para que los grandeligas participen en el béisbol olímpico, y para ello ha iniciado conversaciones con los dueños de equipos y con la Asociación de Jugadores, que según sus palabras, “parecen apoyar”.

El éxito de estos esfuerzos permitiría ver a estrellas de la pelota apoyando a sus selecciones, y dejaría al fútbol como el único deporte decididamente reñido con la posibilidad de tener a sus mejores jugadores en los Juegos Olímpicos, al menos en masculino, donde participan equipos sub-23 con tres refuerzos adultos.

El béisbol de Los Ángeles 2028 se disputará en la casa de los Dodgers, y si avanzan las negociaciones, la mayor figura de este deporte, Shohei Ohtani, jugaría en su patio como parte de la selección de Japón.

El camino parece mucho más complicado para la pelota, porque obligaría a hacer un alto en momentos en que la temporada regular se encuentra en un punto decisivo para definir a los clasificados a los playoffs.

Sin embargo, a veces solo hacen falta los hombres correctos en el lugar correcto: el presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, Casey Wasserman, es también el director ejecutivo de una agencia de talentos que representa a varios jugadores de Grandes Ligas.

Pero la MLB no solo ha estado pensando en béisbol de cara a los Juegos Olímpicos. A principios de junio se inició la primera liga profesional de softbol femenino, la AUSL, que es financiada por los equipos de las Grandes Ligas, transmitida por las mismas plataformas involucradas en el béisbol, y dirigida por leyendas como Cat Osterman o Jennie Finch.

Kim Ng, quien fuera la primera mujer gerente general de un equipo de las Mayores, los Miami Marlins, es asesora del nuevo torneo, que ella define como “una liga de clase mundial llena de acción, algo que este deporte se ha merecido durante mucho tiempo”.

Lacrosse: entre el futuro y la tradición

La última vez que el lacrosse estuvo como deporte oficial en los Juegos Olímpicos fue en Londres 1908. Luego sumaría tres presencias más, pero como exhibición.

Hoy en día, la Liga Nacional de este deporte en el país anfitrión cuenta con 14 equipos, ocho de Estados Unidos y seis de Canadá, y se disputa de forma ininterrumpida desde 1998, con transmisión televisiva a nivel nacional y también con cobertura de algunas cadenas de alcance local.

La federación internacional (World Lacrosse) cuenta con 94 países afiliados, pero uno de sus equipos más exitosos -que ha logrado tres medallas de bronce mundiales- no representa a ningún país reconocido por el COI, la nación Haudenosonee.

Se trata de una especie de confederación de pueblos indígenas de Canadá y Estados Unidos, anteriormente conocida como el pueblo Iraquois, a la que se acredita la invención del lacrosse hace más de mil años.

Tan importante es la nación Haudenosonee que probablemente una de las últimas cosas que hicieron en alianza los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, tres días antes de que llegara Donald Trump a la Casa Blanca, fue emitir un comunicado conjunto en el que pedían al COI permitir la participación de sus equipos en los Juegos de Los Ángeles 2028.

Así interviene ya, tanto en masculino como en femenino, en los mundiales de lacrosse y en los Juegos Mundiales, que es la cumbre universal de los deportes no olímpicos.

Sería una circunstancia absolutamente excepcional, porque las entidades habilitadas para inscribir atletas ante el COI son los Comités Olímpicos Nacionales (CON), y por supuesto el pueblo Haudenosonee no tiene uno.

Mientras se decide al respecto, el lacrosse sigue creciendo: ya forma parte del programa de los Juegos Asiáticos y tiene mundiales de su versión seises o ‘sixes’, que es el formato aprobado para el regreso olímpico. Países aparentemente tan ajenos a su influencia como Bangladesh o Argentina, han comenzado a preparar selecciones nacionales, soñando con la clasificación olímpica.

Cricket: ¿crecer u honrar los orígenes?

El cricket presenta una situación simular a la del lacrosse. Su equipo más representativo no tiene un CON propio, porque ni siquiera existe ya como país: son los Windies, la selección de las Indias Occidentales, que forma parte del máximo ente rector de este deporte, el Consejo Internacional, desde hace 99 años.

Pero a diferencia del lacrosse, que invoca un derecho de carácter originario o étnico para la nación Haudenosonee, los Windies del cricket reúnen a sus jugadores con un criterio geopolítico. Hay 16 países, todas antiguas colonias británicas y neerlandesas en el Caribe, aportando jugadores para esta selección.

A principios de mayo, la confederación que los agrupa (Cricket West Indies) pidió al Consejo Internacional evaluar una fórmula para buscar la clasificación como un equipo unificado.

Esto podría ser por la vía de un preolímpico regional o permitiendo que los Windies busquen el cupo como equipo, y en caso de lograrlo, sean representados por el mejor combinado de un torneo intercaribeño. Así se hizo ya en los Juegos de la Mancomunidad Británica de 2022, cuando Barbardos participó en nombre de las antiguas Indias Occidentales.

“Todo lo que pedimos es que el excepcional legado olímpico de nuestras naciones individuales sea tomado en cuenta en la conversación”, indicó el director ejecutivo de Cricket West Indies, el jamaiquino Chris Dehring, en el comunicado.

El otro dilema al que debe dar respuesta el cricket es la clasificación directa de Estados Unidos como país anfitrión, pues ninguna de sus selecciones es competitiva en el concierto internacional. Los hombres están en el puesto 17 del ranking mundial y las mujeres en el 24, y tratándose de un torneo con solo seis clasificados, dejarían fuera a potencias mundiales de este deporte.

Squash: volver al futuro

El squash es probablemente el más universal de los nuevos deportes, con practicantes en cuatro continentes y presencia permanente en varios eventos del ciclo olímpico, como los Juegos Panamericanos, los Juegos Asiáticos y los Juegos de la Mancomunidad Británica, entre otros.

De hecho, ya formó parte de unos Juegos Olímpicos, los de la Juventud en Buenos Aires 2018, aunque como disciplina de exhibición.

Pero se sumó al programa olímpico en medio de una curiosa coyuntura:  no es el deporte de raqueta de más rápido crecimiento a nivel mundial, y de hecho su proyección se ha estancado frente a un espectáculo con financiamiento y exposición muy superiores, el pádel.

En Los Ángeles tendrá lugar en un escenario icónico, Courthouse Square, que forma parte de los estudios Universal, y donde se rodaron escenas de películas legendarias como ‘Matar a un Ruiseñor’ y ‘Volver al Futuro’.

El camino al desarrollo pasa por el fortalecimiento comercial, y por eso se creó en 2024 un Tour Profesional al estilo de la ATP y la WTA, con torneos en cuatro continentes y bolsas de premios que van desde los 3000 hasta los 325.000 dólares.

En el país anfitrión, los planes de desarrollo incluyen torneos de detección de talentos y programas para desarrollarlos, así como la construcción de canchas públicas en grandes ciudades, como Chicago, para facilitar la masificación.

El gran desafío del squash olímpico será balancear el escenario, pues aunque los cinco primeros del ranking mundial masculino son de nacionalidades distintas, Egipto acapara cinco puestos en el top-10. En femenino, el dominio egipcio es aún más aplastante: cuatro de las cinco mejores del planeta son de ese país.

France24

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